Mamina Núñez de la Rosa y sus miniaturas que sedujeron Barcelona

Mamina Núñez de la Rosa y sus miniaturas que sedujeron Barcelona

La artista tucumana que fue distinguida en España, expuso también en Cannes y Buenos Aires.

GALARDONADA. La pintora Mamina Núñez de la Rosa vive en Yerba Buena. GALARDONADA. La pintora Mamina Núñez de la Rosa vive en Yerba Buena.
05 Diciembre 2018

Universos que viven en teclas de piano, en broches de nácar, en botones. Paisajes, cielos, atardeceres, nocturnos, horizontes, sueñan pensamientos en colores en un centímetro cuadrado. Navegan en el corazón de Mamina Núñez de la Rosa, artista plástica que ha hecho de su vida un paraíso de miniaturas. Alegrías y reconocimientos han acompañado su peregrinaje artístico en esta segunda mitad del año.

En septiembre, la tucumana que vive en Yerba Buena, donde también oficia de novelista, expuso sus pinturas en el Centro Cultural Borges, de Buenos Aires. Parte de su obra viajó luego a Cannes (Francia) para participar en la Exposition Internationale d’ Art Contemporain “Artistes du Monde”. Sus trabajos fueron expuestos a continuación en el Centro Cultural Montjuic, de Barcelona (España), donde le otorgaron una medalla de plata y le imprimieron en seda las 12 miniaturas que había enviado.

- Un nuevo galardón a lo largo de tu camino creativo…

- Me ha levantado el ánimo, la vida; que me reconozcan es hermosísimo. Las alegrías y los reconocimientos son grandes así que pienso seguir con este trabajo. Hasta hoy recuerdo las cosas que me escribía la gente en las exposiciones: “Lo máximo en la frontera de lo mínimo”; “esta inmensa maravilla en miniatura”; “los ángeles guían tus manos”; “privilegiada del Señor”, hermoso, ¿no?

- La pintura le torció al brazo a la psicóloga.

- Sí, soy psicóloga de profesión. Empecé a los veintitantos años a pintar en distintos talleres de Tucumán y después de 18 años me aislé de todos y comencé a pintar en mi propio taller sola y completamente feliz. Comencé a trabajar con mis miniaturas, lo cual era para mí un desafío en el mundo del arte pero seguí fiel a mi trabajo. Ya tenía casi 40 años y hasta el día de hoy sigo pintando miniaturas. Siempre pensé que el arte es rebelión y las miniaturas lo eran. Comencé a salir de las fronteras a moverme y exponer en muchos lugares del mundo, afortunadamente siempre fui reconocida.

- ¿Tuviste dudas en algún momento por tu elección hacia la miniatura?

- Hubo momentos en mi vida en los que creí que debía cambiar mi forma de pintar, pero esto hubiera sido ir en contra de mi propio espíritu. Cuando pinto no espero que esté bien o que esté mal. No pienso, soy yo misma, y casi sin darme cuenta van saliendo mis pinturas. Cuando pinto mis miniaturas todo mi pequeño taller se torna sagrado, allí no entra nadie. Me encierro y siento algo muy especial que me invade; siento que no existo, me relajo y entro en un mundo de éxtasis sublime.

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