Una magia más adulta y estilizada

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ANIMALES FANTÁSTICOS: LOS CRÍMENES DE GRINDELWALD

BUENA

ORIGEN: EEUU/Gran Bretaña, 2018. DIRECCIÓN: David Yates. CON: Eddie Redmayne, Johnny Depp, Katherine Waterston, Jude Law, Ezra Miller, Zoë Kravitz, Dan Fogler, Alison Sudol. GUIÓN: JK Rowling. FOTOGRAFÍA: Philippe Rousselot. MÚSICA: James Newton Howard.

El universo Potter va modificándose con los años y es lógico que suceda. Todos se hacen mayores, desde JK Rowling hasta los fans. La prosa y las ideas de Rowling cambiaron desde “La piedra filosofal” a la fecha, al compás de su madurez personal y creativa. La frescura y el humor, inherentes al público infantil, fueron virando hacia enfoques más profundos, al punto de que el villano -el mago Grindelwad (Johnny Depp)- se dirige a la multitud con palabras que cabrían sin desentonar en las arengas de Donald Trump o Jair Bolsonaro. Es el mismo mundo mágico que cobijó a Potter, pero visto desde otra perspectiva: más sombría, estilizada, por momentos burtoniana. Y política, claro.

Esto no implica que la esencia de la historia sea distinta. Al contrario. “Animales fantásticos: los crímenes de Grindelwald” propone, para deleite de los fans, múltiples vínculos con la saga Potter, empezando por el esperado y celebrado regreso a Hogwarts, la escuela de magia. Está Albus Dumbledore (en su versión joven, excelente trabajo de Jude Law), despunta la profesora McGonagall, toma fuerza el drama de la familia Lestrange, se hace ver el alquimista Nicolás Flamel y asoma la extraordinaria historia de Nagini... Teniendo en cuenta que esta es la segunda de una serie de cinco películas, el tapiz que conecta el universo Potter seguirá tejiéndose.

El dato es imprescindible al momento de abordar “Los crímenes...” La trama está lejos de culminar y este capítulo no deja de ser un eslabón. Los arcos argumentales quedan abiertos y cada detalle cuenta. Newt Scamander (Eddie Redmayne) y sus amigos afrontan una misión de alto riesgo: enfrentar a Grindelwald, que no tiene nada que envidiarle -ni en maldad ni en poderío- a Lord Voldemort. En el medio sigue el misterio en torno a Credence (Ezra Miller), mago oscuro al que todos persiguen.

Ambientada en la París de entreguerras, la película es un deleite visual, a la altura de la marca Potter en lo que a diseño de producción se refiere. Con tantos personajes e historias paralelas, algunos quedan rezagados en comparación con la entrega anterior, en especial Tina Goldstein (Katherine Waterston) y Jacob (Dan Fogler). Hay mucho por explorar todavía, en especial sobre la relación que une a Dumbledore con Grindelwald (¿fueron pareja? ¿O sólo amigos?). Se va entendiendo lo del paso del mundo Potter a la adultez.

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