Nahuel Pennisi: el que ve a través de la música

Nahuel Pennisi: el que ve a través de la música

El músico popular bonaerense integra la cartelera de los festivales de Trancas y de Monteros.

COMO EN SU CASA. En el Museo de LA GACETA Nahuel Pennisi improvisó para la cámara, acompañado con percusión detrás de la escena. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.- COMO EN SU CASA. En el Museo de LA GACETA Nahuel Pennisi improvisó para la cámara, acompañado con percusión detrás de la escena. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.-

La mano derecha trabaja los acordes y la izquierda marca el ritmo. La guitarra está cómoda en el regazo, de donde brota la música. Nahuel Pennisi tararea la melodía, a pedido de la fotógrafa de LA GACETA, antes de la entrevista.

La raíz folclórica habita en el hacer del músico bonaerense de 27 años. Hace unos días le puso su carácter, como solista, a la versión sinfónica de la Misa Criolla, en el Concierto de cierre del Septiembre Musical, en la plaza Independencia, con la Orquesta Federal y dos coros tucumanos, bajo la batuta de Luis Gorelik.

Este fin de semana ha vuelto a la provincia porque forma parte de la cartelera de los festivales folclóricos de Trancas y de Monteros.

Pennisi hace un da capo en la partitura de su corta pero intensa historia.

“Comencé a cantar de muy chico, desde los cuatro años; a tocar desde siempre, y a escuchar... crecí con Pink Floyd, rock, cumbia, Ricky Martin, El Potro Rodrigo... Mis viejos son músicos, y mis hermanos también están en esto. Siempre hay música en mi casa”, dice de su vida en Florencio Varela.

“Tocaba un bajo que me regaló mi abuelo. Mis viejos tenían una banda de rock y a mí me gustaba mucho el sonido del bajo. Me dieron un bajo para que lo conociera y empecé a tocar como toco porque se me caía. A los ocho años me robaron el bajo; me quedó la guitarra; empecé a tocar y no paré”.

- ¿Cuándo y por qué empezaste a tocar en la calle?

- Tenía 16 años, ya estaba escuchando mucha música, flamenco, trova, folclore. Me hice amigo de un pibe que tocaba en la calle en Buenos Aires, no sé si seguirá haciéndolo. Me invitó a verlo y me emocionó mucho el contacto con la gente. Entonces decidí que yo tenía que cantar para la gente. Empecé en Lomas de Zamora, seguí por Quilmes y terminé en la peatonal Florida, en el microcentro porteño. Estuve tres años ahí, hasta 2010. Iba con mi abuela, con mi mamá o solo.

- ¿Juntabas mucha plata?

- Me iba bien. Había días que me iba mejor. La gente es muy solidaria, pero creo que la propuesta que uno hace es lo que cuenta, porque en realidad mi objetivo no era hacer música por dinero sino porque me gusta a mí, y creo que eso se siente, y que por eso me iba bien. Fue una linda experiencia, conocí mucha gente, gané calle.

- ¿Cuándo subiste a un escenario y a instancias de quiénes?

- Mientras tocaba en Florida me presentaba en el PreCosquín. En Buenos Aires gané un concurso con una canción dedicada al Chango Nieto. En 2009, la toqué en la tele. Fue cuando me conocieron artistas como Luis Salinas, que me empezó a invitar a tocar con él. Después conocí a Teresa Parodi, que me acercó a la compañía Sony. Ahí empecé a armar mi carrera, con dos discos.

- ¿Qué cantabas en tus comienzos y cuáles son tus referentes?

- En la calle, lo que se escuchaba en el momento, como para que la gente prestara atención, pero después empezó a pesar mi honestidad y elegí lo que me gusta: el folclore, la música popular, la trova cubana, Silvio Rodríguez; el flamenco con Camarón de la Isla, Mercedes Sosa... Mi repertorio tiene que ver con mis sentimientos, con mis emociones. Y a partir de componer va todo alineado, y es muy lindo poder elegir las canciones, sean mías o no.

- ¿Cómo fue la devolución del público a tus composiciones?

- Me asombró la respuesta. Por ejemplo, en el primer disco, “Primavera”, tenemos 11 temas propios; entre ellos, “Abrojito”, “Mía”, “La prisión” y la zamba “Mujer de luz”. Fuimos entendiendo que la gente conocía las canciones, que les gustaban. Hoy en día en lo que mejor me siento es interpretando, pudiendo versionar canciones que me gustan. Interpretar es un vuelo similar a la composición porque uno hace propio el tema.

- ¿Tus presentaciones varían según el escenario?

- Hay muchas diferencias. En teatro uno se siente dueño del tiempo, y cuenta con la acústica favorable. En estadios es masivo, y en los festivales hay mucho movimiento. En todos los casos lo importante es la honestidad, porque en 20 minutos tenés que darlo todo. Y para que el público se lleve algo tuyo lo importante es la entrega.

- Dos discos, dos Premios Gardel, dos nominaciones al Grammy Latino. (Su segundo disco, “Feliz”, está ternado como Mejor Álbum Vocal Pop Tradicional en los Grammy Latinos, que se entregarán el 15 de noviembre, en Las Vegas). ¿Vos te percibías en este camino?

- Nunca; sabía que podía vivir de la música, que me iría bien y que ayudaría a mi familia, pero nunca pensé todo esto. Estoy aprendiendo a ubicarme en este nuevo lugar que me da la vida. Estoy agradeciendo a toda mi gente, a mi equipazo de trabajo.

- ¿Quiénes te acompañan en la banda?

- Somos cinco: Juan Pablo di Leone en flauta; Tomás Fares en teclado y coros; Pato Resico, un bajista tremendo; Mario Guzzo percusión y batería. Son todos unos capos que me acompañan y disfrutan porque están al servicio de la música. A mí me gusta hacer canciones como solista pero interactúo mucho con los músicos en equipo.

- ¿Qué vas a ofrecer en Trancas y en Monteros?

- En Trancas sabemos que el público disfruta mucho de la zamba, la fiesta, el fogón, que le gusta bailar y cantar como en una gran peña. Trataremos de hacer canciones del recuerdo y propias que tengan ese espíritu festivalero. En Monteros mostraremos más versatilidad porque sabemos que es un festival más cultural, de mucha tradición, que requiere mucha dinámica. Serán dos shows distintos, pero con la misma esencia y, obviamente, le daremos lugar a lo espontáneo, a lo que surja. Vamos a invitar a otros artistas, vamos con unas cuantas sorpresas.

- ¿Qué decís de los probables prejuicios sobre tu discapacidad?

- La primera vez que el público va a un recital mío sabe que va a ver a alguien que no ve. Me parece que está todo bien. Es cuestión mía poder vencer todos los prejuicios, que a veces se dan por ignorancia o por miedo a meter la pata. Creo que cuando me conocen con la música se dan cuenta de que para mí no ver es la normalidad. Para mí no existe el no ver. Como nunca he visto, no puedo hablar de lo que no veo. Veo a través de la música, y veo miles de cosas.

El chico sencillo de provincia crece en el discurso, seguro y a la vez profundo. La dulzura de su voz en el canto trasluce su marca de honestidad. A la par de sus talentos, esa es su mayor ventaja, tal vez más que su carisma. Su carrera toma vuelo: “a veces duermo -ironiza-. Esta semana vamos a Chile; luego presentamos ‘Canciones e historias de canciones’ en el Centro Cultural Torcuato Tasso, en Buenos Aires. Después Mendoza y Corrientes. Y en noviembre nos vamos a Las Vegas”.

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