Cartas de lectores

Desigualdad irritante

Recientes informes de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), nos ponen en conocimiento que la pobreza en Latinoamérica constituye un problema de gran envergadura, siendo esta la región más desigual del planeta. Esta cuestión acarrea violencia, baja esperanza de vida, desnutrición, distintas adicciones, analfabetismo, hacinamiento, subempleo y marginación, entre otras iniquidades. También se afecta directamente a los niños, ya que se fomenta el trabajo infantil, con su consecuente abandono escolar. Desde aquella institución se aconseja aumentar las inversiones en salud, educación e infraestructura, tanto en zonas urbanas como rurales. Insta, además, a los gobiernos a trabajar unidos y en solidaridad, para que con el suficiente financiamiento se puedan emprender políticas que disminuyan el subdesarrollo. Ante tan penoso e irritante panorama, y aún con la crítica situación económica por la que atraviesa el país, sería alentador que desde esta ubérrima, pero desigual provincia, sus autoridades hagan algo por los más necesitados, usando la imaginación y los recursos que sean necesarios, porque a diario vemos azorados a niños, jóvenes y mayores mendigando por todos los rincones. Tal vez con medidas bien impuestas, y con el asesoramiento de los que saben, no tendríamos, o disminuiría, la bronca e impotencia que nos provoca ver a ignotos y oscuros personajes, devenidos en neopolíticos, hacer ostentación de su fortuna y bienes mal habidos, a costa de los que menos tienen.

Ramón Alfredo Maldones

Tiempos de primavera

Recuerdo que cuando era niño, mis viejos (entonces mi mamá vivía, la perdí cuando tenía ocho años), nos llevaban al parque, o a comer un asadito a las sombras de algún árbol, próximos a algún río. Éramos seis hermanos. Participábamos de todo lo que estaba a nuestro alcance. Recuerdo, que en algún momento, todos chapoteábamos con nuestras patas metidas en las aguas de los ríos, ¡cuantos recuerdos maravillosos atesoramos en nuestras memorias! ¡Cuánta algarabía! Desde entonces muchas cosas han cambiado. ¡Muchas sillas vacías! Nuestras memorias las mantienen intactas, vivas, con los rostros de mil soles, colores, el cielo, brisas, “perfumes de primavera”. ¡Cuántos hermosos sueños que arrullamos siempre en algún lugar de nuestras almas, renovadas, llenas de vida, como la misma primavera! Lenguajes de alas y cantos de pájaros, caricias de la brisa y el canto de la vida y de los ríos, todavía siento el calor de las manos de mis viejos, cuando apretaban mis manos en lenguaje silencioso. Nos decían “para siempre, por siempre”. No es un cuento. Tampoco una fábula. Es lenguaje vivo y eterno, de vida, que no sabe de tiempos, tampoco de olvidos. Duermen los niños en sus cunas, las buenas madres velando están, sueñan los niños, cantan los niños, ¡esa es la paz! Que nadie crea o piense que mi afán es sentirme diferente: todos y cada uno dejamos prevalecer y anidamos en nuestras vidas, en nuestras almas, lo que nos permiten sentirnos en paz y felices. No soy ajeno a todo lo que sucede en mi país, hoy víctima de los sin almas, sin sesos, con manos huérfanas de caricias sinceras para dar u ofrecer pétalos de rosas blancas, hoy reflotando falsos personajes, disfrazados de seres humanos sensibles, encadenados a sus hipocresías y a sutilezas falsas de tiempos electorales, preludio de luces, que no por parecer intensas, dejan de ser sombras calladas, con palabras huecas, muy huecas, de todo lo que pudiera ser sincero o genuino. Tengo la infinita suerte, de que más allá de lo que me toca vivir (al igual que demasiados), todavía me despierto con el canto de mis pájaros y el arrullo de palomas, de las del campo, que acuden a mi balcón. Aquí encuentran semillas, agua y paz, seguridad de que nadie podría causarles daño, mientras unos cuantos rosales, rosas chinas, malvas, me dicen que nada ha cambiado, viviendo ahora una renovada primavera, de luz, colores, cantos y sueños. ¡Qué hermosa es la vida! Más en tiempos de primavera.

Héctor Leonardo Bravo

Seguro médico

Hace 22 días tuve un problema de salud en un viaje de trabajo fuera de la provincia. Averigüé dónde podían atenderme, me indicaron una clínica, fui, y ahí empezó mi problema. No atendían mi plan. Aboné la consulta, luego me reintegra el pago dicha prepaga, al valor que ellos abonan a los profesionales. Cuando regresé fui a un médico conocido, quien no recibe las órdenes que emite para mi plan la Red de Seguro: órdenes verdes que no se pueden liquidar a través del Colegio Médico. Calculo que alguna razón económica o impositiva hay para liquidar dichas órdenes por caja y no por el Colegio Médico. Me dieron unas series de estudios, los cuales se autorizaron por partes y el viernes terminé de lograr que aprobaran los restantes, previo pago de un coseguro. El problema radica en que muchos médicos, a pesar de tener convenio firmado con Red de Seguros, únicamente reciben las órdenes que se cobran a través del Colegio Médico. No me dieron ningún recibo por los coseguros abonados y me direccionaron la atención sin poder elegir otros profesionales, aunque figuran en la cartilla de prestadores. Es una arbitrariedad porque nunca me comunicaron que mi plan estaba fuera del convenio con el Colegio Médico: me enteré cuando fui a sacar una orden de consulta. Mi problema debe ser el de muchos afiliados. La opción que dan es pagar un adicional (más de $ 3.000 en mi caso, no tengo grupo familiar) para poder acceder a otros servicios. Evidentemente no le va tan mal a esta gente, porque está inaugurando su nueva sede en pleno barrio Norte, en un edificio millonario. Algún día todas estas prepagas dejaran de lucrar con la necesidad y enfermedades de la gente. Ellos saben que la mejor manera de tener gente sana es previniendo con chequeos, pero si hacen ese tipo de política comercial se les termina el negocio. No dispongo de tiempo suficiente para hacer la denuncia en la superintendencia de salud, así que decidí hacerlo por este medio.

Leonardo Mariani

Impuesto a las ganancias

Estoy muy sorprendido por la carta de Gonzalo Cornet Esteves. En ella manifiesta que todos los empleados de la Justicia (incluido el presidente de la Corte de la Nación), deberían pagar el Impuesto a las Ganancias. Dos preguntas: ¿Por qué tanta desigualdad? ¿Esta persona, con un cargo en la Justicia, será un ”bicho raro” llegado de otro planeta? Ojalá en la Argentina haya una invasión de estos bichos raros.

Enrique Curia

Medio ambiente

La letra de una conocida zamba, dice: “a los cerros tucumanos, me llevaron los caminos...” Hoy, de esos cerros y sus piedemontes, cada vez queda menos. He leído el Editorial de LA GACETA (18/09), que trata de “Las urbanizaciones en el piedemonte de San Javier”. Al observar algunos de los barrios privados construidos en los piedemontes, se puede apreciar que no se tuvieron en cuenta pautas ambientales esenciales, como: 1) Desarrollar las calles siguiendo el contorno del terreno. 2) Definir la cantidad de lotes o viviendas en proporción inversa a la pendiente natural. 3) Orientar los desagües pluviales de las casas, de modo que se infiltren en el subsuelo lo más rápido posible y no causen daño. 4) Diseñar índices de fragilidad del sitio, en función de la infiltración, la pendiente natural y la distancia a los cauces de descarga. La construcción de viviendas requiere: limpieza y nivelación del terreno, excavaciones y movimientos de tierra, extracción de la vegetación, instalación de servicios enterrados y aéreos, transporte de materiales, etc. Además cuando se encuentran habitadas, se generan residuos sólidos urbanos, cloacales, ruido, tránsito vehicular y otros. Las actividades antrópicas que se realizan en un piedemonte, siempre impactan sobre el suelo, el aire, el agua, el paisaje, el medio ambiente y los ecosistemas. Por ello es imprescindible que se realicen estudios multidisciplinarios cuando se construya en estos sitios. Uno de los principales atractivos turísticos que tiene la provincia son los paisajes, que se sustentan en la diversidad de la vegetación, flora, fauna y su patrimonio cultural y arqueológico. Por ello, lo que sucede en los piedemontes debe ser también de interés para lo turístico, lo hídrico, lo climático, la geología ambiental, la arquitectura paisajística y las ciencias naturales. Lo que sucede pone en evidencia que el Estado tucumano no tiene política ambiental, ni ordenamiento territorial. Tampoco realiza auditorias técnicas preventivas que permitan identificar y corregir errores, falencias y otras cosas. Debe ser por eso que los puentes se nos caen y las laderas de las montañas y sus piedemontes están expuestos a sufrir aluviones, deslizamientos y derrumbes con consecuencias imprevisibles. Parece ser que los negocios inmobiliarios y sus intereses pesan más. Con un estado ausente y permisivo, es harto difícil que el medio ambiente gane la partida.

Juan Francisco Segura

Problemas de la ciudad

La Municipalidad publicita sobre de la peatonal Celestino Gels. Está bien, pero lamentablemente en otros servicios no existe. Por ejemplo, ¿saben que está prohibido tocar bocina? Es insoportable la cantidad de bocinazos de día y de noche. También está prohibido circular con motos con escape abierto, sin embargo estas de día y de noche circulan a altas velocidades y haciendo bramar los motores. Los contenedores en barrio Norte,están y no están. El de Marcos Paz al 500 desapareció, resultado: la basura está sembrada frente al Colegio Sagrado Corazón. En Marcos Paz al 600 hay rotura del pavimento y rotura de las veredas desde hace meses. Ya lo “arreglaron” dos veces los agentes de la SAT y cada vez está peor. Otro tema: por las veredas del barrio Norte, en varias cuadras no se puede circular porque los bares ocupan toda la vereda con mesas, sillas y cerramientos. Esto sucede en otras zonas de la ciudad. La Municipalidad y sus inspectores, ¿dónde están? No hablemos del estacionamiento en doble o triple fila, que sucede en toda la ciudad. Tiene mucho personal, ¿qué hace? Este era “El jardín de la República”. Hoy estamos lejos de ser un jardín. Olviden por un tiempo la política y sus emolumentos, y dedíquense a mejorar la vida de los habitantes que entre ruidos y basura, la pasan bastante mal.

Rodolfo Dagum

Avenida Salta 721

San Miguel de Tucumán

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