Las crecientes de verano amenazan a los puentes carreteros del interior tucumano

Las lluvias estivales se aproximan, y en las localidades cercanas a ríos y arroyos -sobre todo al sur provincial- ya saben lo que es observar cómo la corriente se lleva todo a su paso. ¿Cuál es el estado de situación, a tres años de las dramáticas inundaciones? “Aquí las aguas son muy bravas”, dijo un vecino.

ARDUA LABOR. Obreros de la Dirección Nacional de Vialidad trabajan con máquinas en la reparación del puente sobre el río Gastona, al norte de Concepción. la gaceta / foto de Osvaldo Ripoll ARDUA LABOR. Obreros de la Dirección Nacional de Vialidad trabajan con máquinas en la reparación del puente sobre el río Gastona, al norte de Concepción. la gaceta / foto de Osvaldo Ripoll

Las crecientes de los tiempos de lluvia son una permanente amenaza para los puentes carreteros que atraviesan los ríos que descienden desde las laderas de los Nevados del Aconquija. Y no todas estas obras, de acuerdo al nivel de calidad de las estructuras, logran resistir los embates de las correntadas que las castigan.

El viaducto sobre el río Jaya, en el acceso al Parque Nacional Los Alisos, es uno de los tantos ejemplos: apenas permaneció en pie dos años. Una descomunal creciente que se desató en el verano de 2015 lo arrastró como a una caja de cartón. Apenas quedó como vestigio de su existencia un reducido extremo de la obra.

El paso sigue desde entonces como lo dejó el agua, sin ser reconstruido. “Era sabido que el puente no iba a aguantar la creciente. Fue hecho muy bajo y con columnas huecas. Por eso no duró nada. Nosotros lo habíamos advertido. Es que aquí las aguas bajan muy bravas”, observó el vecino Valentín Valdez, de la zona de Alpachiri.

En Cocha Molle, Arcadia, hace dos semanas una parte del tramo del puente sobre el río Seco, que atraviesa la ruta 324, se desmoronó. No se registraron víctimas, ya que en el momento del episodio no había movimiento vehicular. Este puente, que une a Arcadia con Sargento Moya, en 2015 acusó la caída de un tramo del extremo este, a causa de una violenta creciente.

El tránsito permaneció interrumpido más de un año, hasta que la Dirección Provincial de Vialidad ejecutó una reparación provisoria a fin de lograr la rehabilitación del paso. En esencia, se rellenó con áridos la parte que se desplomó, reduciendo el ancho del cauce del río. “El agua fue comiendo el relleno y finalmente se derrumbó. Gracias a Dios no hubo víctimas. Pero nadie midió el peligro cuando se hizo ese trabajo precario. Esta es una ruta transitada por lugareños y camiones que llevan limones y caña de azúcar”, dijo el lugareño Roberto Gómez.

El vecino agregó que, según su experiencia, la reparación “no podía durar mucho”. “Es que se trató de un trabajo precario. Si en este último verano no se vino abajo, es porque no llovió mucho”, añadió.

Las aguas enfurecen

El peligro siempre ronda por los puentes carreteros cuando los ríos se enfurecen. Y el riesgo de caer en esas trampas, que pueden resultar letales, siempre está vigente, principalmente durante la noche.

En 2004, una creciente arrasó el puente sobre el arroyo La Posta, al sur de La Cocha. La falta de previsión terminó con la vida del bioquímico Luis Bravo. El profesional había salido de su laboratorio de La Cocha y se dirigía en su auto y bajo una torrencial lluvia hacia Catamarca. Nadie le alertó que el puente sobre el arroyo había sido llevado por las aguas. El rodado, con el cuerpo de Bravo en su interior, fue encontrado al otro día.

Fisuras de fabricación

Y en el marco de preocupación que generan los puentes carreteros, frente a las cada vez más violentas embestidas de las crecientes, los usuarios del sur tucumano se mantienen alerta sobre los trabajos en ejecución en los que están ubicados en las trazas nueva y antigua de la ruta nacional 38.

Los puentes situados sobre el río Chico y los arroyos Matazambi y Barriento (en la vía nueva) acusan fisuras que, según la Dirección Nacional de Vialidad (DNV), responden a causas de fabricación, y no de estructura. De estos viaductos, que están en el tramo que se extiende desde Aguilares hasta Alberdi, sólo el que acompaña río Chico fue reparado.

Los dos restantes van a ser intervenidos una vez que lleguen desde el exterior los elementos químicos que se utilizan en el rellenado de las fisuras. “En lo inmediato, los puentes no corren riesgo de desplomarse o quedar intransitables. Sí pueden aparecer problemas de aquí a 20 años. De ahí que estamos tomando las previsiones”, dijo Francisco Bloser, gerente regional de Vialidad de la Nación.

En estos días, Vialidad de la Nación también lleva adelante trabajos de reparación del puente sobre el río Gastona, al norte de Concepción. Las tareas forman parte del proyecto que comprende la repavimentación de 146 kilómetros de la ruta nacional 38. Mientras continúen estas labores, el puente estará cortado para el tránsito todos los días, entre 9.30 y 12.30, según informó la repartición.

El trabajo de recuperación del viaducto se suma a los ya finalizados en los puentes sobre los ríos Romano, Pueblo Viejo, Seco y Chico. “Las obras van a mejorar las condiciones de circulación de cerca de 1.000 vehículos por día y potenciarán el desarrollo de las principales actividades económicas de la provincia”, garantizaron desde la Dirección Nacional de Vialidad, a través de un comunicado.

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