Un viaje al mundo iconográfico de Bergman

Un viaje al mundo iconográfico de Bergman

lograda reconstrucción del pathos indisoluble hombre/artista

29 Julio 2018

En Ernst Ingmar Bergman, una aproximación filosófico-teológica a su mundo iconográfico, el ensayista Gaspar Risco Fernández, propone una lectura sagaz de las claves simbólicas del cineasta sueco.

Si Bergman buscó con su cine penetrar en los misterios de la condición humana, el libro logra desmenuzar la clave de esa búsqueda, en un periodo nuclear de su filmografía: desde Crisis (1946) hasta El Rito (1969); centrándose en la Trilogía constituida por Detrás de un vidrio oscuro (1961), Luz de invierno (1963) y El silencio (1963).

En plano secuencia que magistralmente manejara el cineasta, Risco Fernández reconstruye en dialógica unidad el pathos indisoluble hombre/artista, que redundó en una de las más desconcertantes iconografías del siglo XX. Aquí leer es acompañar el agónico tránsito de la imagen en el escenario mundano, donde el hombre adopta sus máscaras existenciales.

La comprensión de estatura humana en constante trabajo, es llave para acceder a las fuentes simbólicas donde el cineasta abreva para dar testimonio de su temblor íntimo.

El entorno luterano, el pathos y ethos cultual, a veces aterrador, revelan al artista como demiurgo que intenta aclarar el camino a la salvación. Como en una noche húmeda, nos adentramos en el misterio Bergman, un nombre que sella con símbolo estético lo humano y lo trascendental.

No hay lugar para la tentación doctrinaria, los resortes filosóficos y teológicos son hábiles herramientas, hechas de la misma materia que conforma la obra del cineasta.

El tiempo transcurrido entre la terminación del libro (1983) y su publicación, alumbra un contexto de recepción de la obra del cineasta sueco en caliente. Lectura que tiene la virtud de convertirse en experiencia, y que a más de un cinéfilo obligará a repetir las últimas palabras del escudero de El séptimo sello, cuando le piden silencio: “De acuerdo, pero bajo protesta”.

© LA GACETA

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