Quién es Gerard Nicolosi, el actor tucumano que hoy triunfa en la TV mexicana

Quién es Gerard Nicolosi, el actor tucumano que hoy triunfa en la TV mexicana

El artista vino de vacaciones y le contó a LA GACETA cómo fue ganando terreno en la actuación en TV, en cine y en publicidad.

SIEMPRE LISTO. “Te mandan un texto a la medianoche y capaz que grabás a las seis”, dice el actor sobre el ejercicio de la profesión en México.   la gaceta / foto de jose nuno SIEMPRE LISTO. “Te mandan un texto a la medianoche y capaz que grabás a las seis”, dice el actor sobre el ejercicio de la profesión en México. la gaceta / foto de jose nuno

A cada rato, en medio de la charla con LA GACETA Gerard Nicolosi, seudónimo mexicano del actor tucumano Gerardo Flores, reivindica su formación en la educación pública, y más concretamente en dos facultades de la Universidad Nacional de Tucumán, porque lo dotó de saberes que le han permitido desempeñarse en dos o más profesiones en el exterior, y con éxito. En los últimos años el actor le va ganando terreno al psicólogo allá, en Ciudad de México, donde vive actualmente.

Histriónico, gracioso, su relato fluye con gracia y suspenso. Decidió irse de Tucumán hace 20 años, y cuenta por qué: “me fui en la época del gobierno bussista. Me sentía mal y quería vivir en un país donde pudiera evolucionar y aprender otro idioma. Además, quería vivir cerca de la playa, el sueño de todo tucumano”. Y lo hizo, durante 12 años, en Bahía de San Salvador.

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El oro de México

Luego vendría una corta estancia en Washington (EEUU), donde no ancló, y 2013 partió a México por razones familiares. “Con mi pareja fuimos el primer matrimonio igualitario en Bahía -nos hicieron notas en los diarios, acota-. A él le salió un trabajo en México y nos fuimos con la idea de volver al año. Me encantó. Es un polo industrial-creativo de producciones impresionante. Se hacen cien películas por año; todo tipo de publicidad para toda latinoamérica, para EEUU y Canadá, mucho teatro, comedias musicales de Broadway; hay muchísimo trabajo”, detalla.

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De ahí que retomó con fuerza la carrera de actor: “empecé con cortometrajes: allá te piden un demo-reel, como un curriculum de imágenes de trabajos en cine y TV. Es un popurrí de tres minutos de imágenes. Yo no tenía nada. Sólo había hecho teatro efímero. Además era totalmente desconocido, por lo cual tenía que demostrar quién era con talento. Eso es muy interesante porque te da una lección de humildad. Tenés que ir a todas las audiciones, esperar tres horas entre 200 aspirantes, y cuando tenés que hacer una escena tenés que estar para el Oscar, en dos minutos, para que te elijan. He tenido suerte: ya hice 40 cortometrajes de proyectos de universidades en carreras de comunicación, cine o periodismo. Eso me ha servido mucho para desarrollar actuación frente a cámaras. También te piden book fotográfico, con diferentes looks”.

El camaleón

Al principio el actor jugaba a ser bien camaleónico, con pelo largo, con y sin barba. Es lo que se puede ver en su página de Facebook que es su plataforma de trabajo.

“Tenía suerte en los castings, pero quería hacer experiencias en producciones más grandes. Dos cortos participaron en festivales de terror y de suspenso, ‘La hora del chamuco’ y ‘Claustrofobia’. Uno fue a Cannes, ‘La noche que me quieras’, donde hago de un español enamorado”, describe.

La doble traba

La única -doble- traba que enfrentaba Nicolosi para entrar en producciones grandes era que no estaba afiliado a la Asociación Nacional de Actores de México (ANDA). Para ello debía tener contrato en la TV, que a su vez le pedía la afiliación al sindicato.

“En un momento una ex estudiante me ayudó, porque te tienen que llamar de adentro del canal. A la semana hice una serie, lo que me dio la afiliación, lo que a la vez permitía pedir cita en Televisa, el canal principal de México, donde me convocaron para series y novelas”.

“Evalúan todo -señala-: tenés que ser perfecto, puntual, impecable. Me cuido mucho, voy al gimnasio, no tomo, no me drogo. Hago vida supersaludable porque tenés que estar disponible las 24 horas. Te mandan un texto a la medianoche y capaz que grabás a las seis”.

La última producción que hizo en Televisa es “La vida de Silvia Pinal” (una actriz de la época de María Félix muy famosa y controvertida) donde es el padrastro de Silvia. Participa en tres capítulo. La serie, ambientada en los 70, se verá después del Mundial, y está dirigida por una productora muy importante, Carla Estrada. En TV Azteca participó en un unitario de terror.

“Siempre me ha gustado hacer personajes secundarios. Creo que por no llevar el peso del protagonista podés hacer un trabajo creativo mucho más interesante. Creo que es más lindo y les presto mucha atención a los roles secundarios en el cine”, define su perfil actoral.

El cura mexicano

“Me pasó algo gracioso, pero definitorio: apareció una convocatoria en FB: ‘los actores que se parezcan a estos perfiles, que se presenten’. Me presenté en la audición por mi cara de italiano. A la semana me llamaron, pero con otro personaje, Fray Servando, un cura muy importante de la época de la Constitución mexicana. ‘Hacelo en un tono shakesperiano’, me ordenó el director. A mí la Escuela de Teatro me ha preparado para todo. Lo hago y me dicen: ‘ya estás’ (¡cuatro capítulos de un personaje histórico mexicano!). Investigué y me di con un personaje muy interesante, que había vivido en Cuba, había estado preso, se escapaba, era alucinante y muy revolucionario. Me mandan cuatro capítulos en español antiguo. Me dicen: ‘no hay ensayo’. Me agarró un miedo terrible. En ese sentido son muy profesionales y confían en tu trabajo como actor. Me encerré a estudiar de memoria; me preocupaba el acento. Estuvo todo bien; les gustó mi trabajo. Se grabó en sitios históricos, en iglesias de 1800”, dice sobre su protagónico en la serie “El coleccionista”, temporada cuatro.

El catador de autos

Nicolosi apela también a otros trabajos en publicidad. En diciembre protagonizó una campaña multimedia de una marca de autos japonesa: “se me vio hasta en la sopa. Fue una superproducción y en tres días gané lo suficiente para mantenerme todo el año y buscar más audiciones. Mi personaje era un catador de autos para cada personalidad y mi tapa de FB es una imagen de la campaña”.

“Es una lucha diaria: me presento a audiciones todos los días. Es contradictorio porque hay un 90 % de población indígena, pero ellos requieren otros rasgos étnicos idealizados. En las novelas participo porque es trabajo, y para que me conozcan, pero es un arma de doble filo porque se han quedado en los cincuenta en los guiones. Por eso yo apuesto más por las series, porque llevan temas más actuales y son producciones más interesantes”.

Otro requerimiento para actuar es el acento neutro: “tengo la suerte de ser de Tucumán (no tengo el acento porteño que tanto les desagrada; vas a hablar en porteño a una audición y no quedás). Como estudié en la Escuela de Teatro con excelentes profesoras, uso las técnicas que sé de la facultad: hablar pausado, controlar las yes, pronunciar todas las eses, entonces así consigo personajes”.

El Chavo del ocho

“Me gusta encarar muchas actividades; no me banco estar en un solo lugar todo el tiempo”, confiesa. De hecho siempre dio clases de varias disciplinas, desde expresión corporal hasta idioma español, atendió el consultorio y actúa. De despedida, casi sin darse cuenta, revela su actuación premonitoria: “no sé qué hubiera hecho de no ser actor. Mi primer personaje fue el Chavo del ocho, cuando tenía unos diez años, en la escuela Fortunata García”.

Actor, psicólogo y docente

Desde chico hizo talleres de teatro con Carlos Alsina y Nelson González. Estudió en la UNT; se recibió de intérprete dramático y es licenciado en Psicología. Vivió 12 años en Brasil, donde trabajó en las dos profesiones, y también en la docencia: daba clases de español en el Instituto Cervantes.

En teatro debutó a los 14 años en Teatro Libre, un movimiento de autores y actores muy fuerte, en los años 80. Durante mucho tiempo fue el más chico en escena. “Ahora no -apunta-. En México me dan personajes de papá e hice castings para abuelo. En Tucumán hice obras maravillosas. La que más me gustó hacer fue una dirigida por Oli Alonso, ‘Macbeth’, en el Virla: hacía de una de las brujas, el médico y el portero. Además me encargaba del maquillaje y del vestuario, en el 95. También, dirigido por Ricardo Salim, participé en ‘Locos de verano’, y gané un premio revelación. Mi personaje era bien chico. Dirigido por Oscar Quiroga hice ‘Mariana Pineda’ en el teatro San Martín”, recuerda algunas de sus actuaciones en Tucumán.

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