La remodelación de la plaza Independencia

La remodelación de la plaza Independencia

Renovarse es vivir, solían decir a menudo los abuelos. Lavarse la cara siempre es bueno, no solo por una cuestión de higiene, sino para reconocerse. Muchas damas dan un paso más adelante y buscan cambiar su imagen gracias a los avances de la cirugía estética. Algo parecido sucede con los paseos públicos que necesitan ser hermoseados de tiempo en tiempo. El año pasado, la Municipalidad de San Miguel de Tucumán presentó un proyecto para remodelar y ampliar la plaza Independencia ante el Banco Interamericano de Desarrollo.

El subsecretario municipal de Planificación Urbana anunció en diciembre pasado que las veredas de las cuadras 25 de Mayo primera cuadra, 24 de Septiembre al 400, Laprida primera cuadra y San Martín al 400 duplicarían su tamaño, pasarían de tres metros y medio a siete; además se agregarían nuevos bancos, luces y se renovarían los pisos.

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En “Las 12 en 30”, el informativo del mediodía de LG Play, el funcionario dijo ayer que los trabajos comenzarían en 60 días y la duración de los trabajos sería entre 12 y 18 meses; anticipó que se diseñaría un nuevo plan estratégico para la ciudad que abarcaría el período 2020-2040, a partir del diálogo del consenso.

El funcionario dijo que se diseñaría una plaza de ceremonia donde están las banderas y que tendría piso, para que no hubiera problemas con el césped, y que se modificaría el entorno de la fuente, dotándolo de nuevos bancos y de iluminación, aseguró. “Queremos darle a Tucumán otra forma. El paisaje urbano tiene que cambiar. Necesitamos una ciudad amable, que reciba bien a la gente y que les dé prioridad a los peatones... Nos merecemos tener una plaza mayor como cualquier lugar del mundo, que sea jerarquizada”, agregó.

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En las últimas dos décadas, el paseo tuvo refacciones: en 1997, se ensancharon las veredas de la plaza; 2002, se restauró la estatua de “La Libertad”, de Lola Mora; en 2004, se renovó la iluminación; en 2008, se colocaron 70 carteles de señalización turística, y en 2016, se reparó la caminería y se pulieron los pisos.

Más que un paseo, nuestra plaza principal se ha convertido en la caja de resonancia del malestar social. Las protestas casi diarias, que incluyen quemas de gomas, cortes en el tránsito, vendedores ambulantes, carpas, encadenados, han ido convirtiendo al ombligo de la ciudad en un campo de batalla. Pero también se emplea la plaza para espectáculos musicales o desfiles de moda, como si en toda la ciudad no hubiese ámbitos adecuados para estas expresiones culturales al aire libre. Tal vez los gobernantes de turno insisten en usar el paseo como un escenario con la idea de que así obtienen réditos políticos o quizás por carecer de imaginación. Días pasados una gran manifestación destrozó la histórica Plaza de Mayo, que acababa de ser restaurada.

En el rediseño de la plaza debería tenerse en cuenta el uso cotidiano. Sería importante que el verde no fuese cercenado una vez más por el cemento como ha ocurrido en otras plazas remodeladas y que los bancos recuperaran su respaldar. Si no se puede mantener su verde en condiciones, se podría optar por convertirla en seca. Habría que preguntarles a los tucumanos qué plaza quieren y qué están dispuestos a hacer para cuidarla. Lo lindo siempre debe estar en función de la necesidad de la gente y de su calidad de vida.

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