Muertes provocadas por respirar aire contaminado

Muertes provocadas por respirar aire contaminado

Es uno de los cuatro elementos esenciales para la vida, pero uno de ellos facilita la coexistencia de dos de los principales elementos: el agua y el fuego. “El agua y el aire, los dos fluidos esenciales de los cuales depende toda vida, se han convertido en las latas de basura mundial”, afirmaba el investigador Jacques Yves Cousteau. El último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) parece darle la razón al explorador francés: siete millones de personas mueren cada año en el mundo por respirar aire contaminado.

El organismo mundial estima que las partículas tóxicas (sulfatos, nitratos, el hollín) son responsables de una cuarta parte de las muertes por enfermedades cardíacas y derrames cerebrales, así como de un 43% de las enfermedades pulmonares obstructoras crónicas y de un 29% de los cánceres de pulmón.

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El informe, divulgado por la agencia alemana DPA, hace una diferenciación entre el aire contaminado fuera y dentro del hogar. En las casas procede sobre todo del humo de fuego y de la quema de madera o de querosén para cocinar o alumbrar; alrededor de 3.000 millones de personas emplean esas fuentes de calor y energía en el mundo. En el exterior, el aire contaminado procede sobre todo de las emisiones de gases industriales y generados por el tráfico, la quema de desperdicios y el polvo. La directora de Salud Pública de la OMS afirmó que en muchas megaciudades del mundo la contaminación está cinco veces por encima de lo recomendado por ese organismo internacional.

La contaminación ambiental puede combatirse a través de políticas públicas orientadas a promover empleo de tecnologías que disminuyan las emisiones de chimeneas industriales; gestión mejorada de desechos urbanos y agrícola. El incremento de los espacios verdes y del arbolado urbano juega un rol importante. En ese sentido, San Miguel de Tucumán presentaba un déficit pronunciado. Según un estudio de la Subsecretaría de Servicios Públicos que data de 2009, solamente el 5,3% del total de 9.000 hectáreas de la capital eran espacios verdes, es decir 450 ha. Si se consideraba una población de alrededor de 700.000 habitantes, significaba que solo había 6,4 metros cuadrados (m2) de espacios verdes por habitante, menos de la mitad de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud: entre 10 m2 y 14,2 m2 de espacios verdes por habitante. Hay además una tendencia a acotar aún más los espacios verdes, como sucede con el Parque 9 de Julio, cuyas originales 400 hectáreas, han sido reducidas a 100.

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En la contaminación del aire influyen notablemente el creciente parque automotor, las cenizas que ensucian el cielo durante la zafra, la tala indiscriminada. Las urbanizaciones que vienen realizándose en Yerba Buena han comprometido seriamente el piedemonte y son motivo de preocupación en los ambientalistas.

Si bien hay alguna legislación sobre este asunto, deberían diseñarse políticas públicas que se ocupen de educar y de combatir con firmeza y constancia la contaminación ambiental. Envenenar los ríos con desechos industriales, ensuciar el aire que respiramos va no solo en detrimento de la salud, sino también de la calidad de vida.

“Solo cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado, y el último pez atrapado, te darás cuenta de que no puedes comer dinero”, reza un adagio indígena.

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