“Quiero que la gente que entre a la Casa Histórica no tenga ganas de irse”

“Quiero que la gente que entre a la Casa Histórica no tenga ganas de irse”

“Los tucumanos la vemos como algo intocable”, afirma Cecilia Guerra Orozco. Accedió a la dirección del museo por concurso.

LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINEROS ORIO. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINEROS ORIO.

› cecilia Guerra orozco
Tiene 36 años, es profesora de Historia en el nivel medio y en el universitario (en Introducción a la Historia), y Master en Historia de las Independencias Iberoamericanas (Universidad Jaume I de Castellón, España). Se formó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT. 
› Cecilia Guerra Orozco
Tiene 36 años, es profesora de Historia en el nivel medio y en el universitario (en Introducción a la Historia), y Master en Historia de las Independencias Iberoamericanas (Universidad Jaume I de Castellón, España). Se formó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT. 

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Es posible que toda biografía esté llena de señales. Pero la de Cecilia Guerra Orozco las exhibe sin soslayo. En 1999, cuando estaba haciendo fila en la Facultad de Derecho con los papeles en la mano para inscribirse en Abogacía, una profesora “desconocida” que había escuchado preguntas que ella le hacía al empleado no docente la interpeló: “¿qué te gusta?”. “Me gusta la historia, la política, la diplomacia”, le respondió. “Entonces, ¿para qué vas a estudiar Abogacía?”. Le hizo caso a ese ángel de la guarda del que nunca supo el nombre, pidió que le devolvieran los papeles, se fue derechito a la Facultad de Filosofía y Letras, y se inscribió en Historia.

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Otra señal le llegó cuando, corridos por la crisis de 2001, sus padres decidieron radicarse en España, la tierra de sus mayores (el abuelo fue Luis Orozco Orozco, vicecónsul de España). Cecilia podría haber sido una “trasplantada” más en aquella España pródiga en reciprocidad histórica con la Argentina; pero la “argentinidad” -y la tucumanidad -pudieron más. Ese fue el camino que la llevó hasta su flamante designación como directora -por concurso nacional, entre 13 postulantes- del Museo Histórico Casa de la Independencia.

Para ella, la Casa Histórica es un lugar familiar, porque allí trabajó desde 2004 en diferentes funciones. Primero se desempeñó como colaboradora en la escritura del guión de las salas, después en la biblioteca y también como guía. Sin embargo, ahora le llega -junto con la maternidad, que se le adivina en la pancita de cuatro meses- el desafío de cumplir con las propuestas que ameritaron su designación. La lista es larga, pero ella lo sintetiza así: “mi principal objetivo será sacar el Museo hacia afuera, para que la gente se interese por entrar; y, una vez adentro, por quedarse”.

Guerra Orozco es docente en colegios secundarios y en la cátedra de Introducción a la Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, donde, enfatiza, trabaja con un equipo “maravilloso”. Especializada en el siglo XIX, apasionada por la relación entre el clero y el proceso independentista, la dirige en sus investigaciones Gabriela Tío Vallejo, a quien ella define como “una maestra”.

“La Casa histórica me abrió las puertas a la Colonia”, reconoce Cecilia, que en una primera etapa de su carrera se había dedicado a la historia contemporánea. “Y por la Casa Histórica me fui enamorando de la época de la Colonia, me apasionó poder saber los entremeses de cómo se fue gestando la Nación”, afirma. “Trabajando allí -continúa- me enamoré del Congreso, de los congresales de la Casa Histórica. Cuando fui guía me pasó muchas veces ver la emoción de la gente al entrar al Salón de la Jura. Ese lugar tiene una mística muy particular, porque es el único lugar original que queda de la casa”.

De esa mística da fe el anecdotario que ha ido acumulando en su experiencia como guía. Recuerda, por ejemplo, la visita de una familia de Entre Ríos: “eran los padres, los hijos y los abuelos. Nunca me voy a olvidar: cuando entraron a la sala de la Jura comenzaron a cantar todos el Himno. Y lloraron”, se emociona al recordar ese episodio.

- Sin embargo, muchísimos tucumanos no conocen la Casa Histórica..

- Es verdad, y creo que tiene que ver con esa idea de verla a la casa como algo como sagrado, como intocable. Es una paradoja, porque creo que los tucumanos tenemos una relación muy particular con la Casa Histórica. A pesar de que es un Museo Nacional, la sentimos muy nuestra. Por eso es que algunas de mis propuestas apuntan a que la gente se involucre, que la haga suya. Por ejemplo, que los chicos de la Facultad de Artes, o de la Escuela de Artes, hagan réplicas de los objetos que hay en la casa; que la gente las pueda tocar, que puedan jugar, armarlas y desarmarlas. Otra idea es que la tienda sólo tenga objetos que se relacionen con la Casa; pienso en muñecos de cerámica de los congresales para armar, para coleccionar... Que el museo sea un lugar de educación no formal; y lograr una dinámica tal que el que visite la casa hoy, cuando vuelva dentro de seis meses se encuentre con otra oferta. Mi objetivo, a la hora de armar el proyecto, fue cómo sacar el museo hacia fuera; y que la gente se interese por entrar, y mucho más después por quedarse adentro.

- ¿Cómo te gustaría contar la historia nacional desde la Casa Histórica?

- Me parece que está bueno que se cuente una historia más cercana a lo verídico. Creo que el guión siempre estuvo adecuado al mobiliario y al patrimonio que hay en la casa; tanto los cuadros, como la platería, o los muebles, le permiten al historiador contar cómo era antes, cómo se vivía en ese espacio. La Casa Histórica no deja de ser una muestra de cómo era el Tucumán de la elite del siglo XIX.

- ¿Qué propuestas para la Casa Histórica presentaste en el concurso?

- Muchas relacionadas con poder trabajar en consonancia con la UNT y con el Ministerio de Educación de la Provincia; no sólo con la carrera de Historia, sino con la de Museología, ya que hay grandes museólogos en la provincia. Siempre he soñado con que la gente llegue a la casa y no se quiera ir; que no sólo sea una visita a las salas, sino que el patrimonio permita que la gente pueda conocer la historia, debatirla, saber cómo vivían. Me gustaría hacer recorridos nocturnos, como se hace en varios museos de la Nación, con velas, para que la gente pueda entender y sentir cómo se vivía en ese momento. Para mí es central el trabajo que hacen los chicos de Los Intérpretes (elenco teatral); son muy profesionales, tanto en lo histórico como en lo artístico. Ellos han investigado mucho, yo he trabajado con ellos, también como actriz.

- ¿Qué opinas de los sucesivos cambios de guión que se han realizado?

- Creo que hay que ser muy respetuosos de la historia. Me parece que sí es importante dar a conocer lo que pasaba en otros territorios, pero no intentar trasladar procesos de otros espacios y territorios al nuestro. Por ejemplo, la presencia de Artigas en el guión de la casa no la veo como algo atinado. Sí, una mención a los pueblos libres, de por qué no vienen a firmar la Independencia. Me parece que hay algunos objetos que pueden contar la historia de la mujer, o de los sectores populares. Pero no tenemos un material que nos permita dar cuenta de ello, claramente, porque son las elites las que toman la posta de esta situación. Pero creo que se podría subsanar eso a través de muestras transitorias que den cuenta de la participación de esos actores. Pero el guión actual está muy bien resuelto. La última modificación que hizo Noemí Goldman, que es una gran historiadora, es muy bueno.

- ¿Qué elementos tecnológicos incorporarías? ¿Cómo resolver los problemas de accesibilidad?

- Quizás incorporaría algunos sonidos, bajar las luces donde se cuenta la Batalla de Tucumán. El espectáculo “Luces de la Independencia” es muy bueno. Y está “Tina, el rumor de una Nación”, en el edificio de San Martín y Laprida (depende de la Provincia), y está muy bien hecho. Hay que trabajar en relación con otros espacios; el museo Avellaneda tiene un lindo patrimonio. Quizás habría que pensar en un recorrido que permita contar lo que desde la Casa sola no se puede contar. En cuanto a la accesibilidad, el problema es que, al ser Monumento Nacional, no se puede tocar. Las gestiones anteriores han estado limitadas por esa cuestión. Habría que hacer un trabajo conjunto con Patrimonio, para que evalúe hasta dónde se puede intervenir.

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