Un baterista que resuelve emociones

Un baterista que resuelve emociones

Quintino Cinalli encontró una voz propia para expresarse tras aprender de grandes músicos

PERSONAL. Cinalli no se detiene en géneros ni imita a ningún baterista. Rio Negro. PERSONAL. Cinalli no se detiene en géneros ni imita a ningún baterista. Rio Negro.
13 Abril 2018

ACTIVIDAD EN CASA MANAGUA

• Masterclass para músicos a las 18 y recital a las 23 en San Juan 1.015.

Hace una década, Quintino Cinalli pisó por última vez un escenario en Tucumán. No recuerda ahora si fue acompañando en la batería a Pedro Aznar o a Litto Nebbia, pero está seguro de que el tiempo transcurrido lo hará encontrarse con una nueva generación de músicos y de público.

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Ese es el doble objetivo que se traza este destacado percusionista argentino, de proyección internacional, en el retorno a la provincia. Y lo cumplirá en Casa Managua durante todo el día: por la tarde dictará una masterclass junto a los tucumanos Matías Saluzzi y Emilio Díaz, y por la noche integrarán un trío en concierto, con un viaje por distintos ritmos y géneros. Como invitados estarán Lucho Hoyos, Café Valdez y Javier Seco.

La duda sobre con quién estuvo en su último recital local evidencia el nivel de los grupos que integra. El músico nacido en Venado Tuerto acompañó a nombres ilustres de la canción, del rock al candombe, pasando por el pop, el tango, el folclore y el jazz. La lista intimida: entre muchísimos otros, la conforman Esperanza Spaldin, Jeff Berlin, Rubén Rada, Walter y Javier Malosetti, Roberto Fats Fernández, Rubén Juárez, Ricardo Lew, Chango Farías Gómez y Nacha Guevara, con quien debutó.

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“Empecé a jugar en primera división directamente desde la cuarta. Tenía 20 años, y a los seis meses de haberme ido de mi ciudad, estaba en un teatro Coliseo lleno con el espectáculo ‘Aquí estoy’. Fue un shock impresionante y el comienzo de mi derrotero artístico. Alberto Favero creyó en mí y me elogió en la audición. Tenía ganas, pasión e inconciencia y debe ser lo que vio en mí”, especula.

- Era un momento histórico y político muy particular, en la vuelta de la democracia en 1984...

- Llegué de una ciudad chica a Buenos Aires, no tenía en claro todo lo que pasaba. A veces cerraban las puertas del teatro y se atrasaba la función, se hablaba de distintas cosas y con el tiempo lo entendí.

- ¿La ideología se lleva a la música?

- Sí, está implícita en la forma de sugerir una obra al público; yo lo siento así cuando estoy en la butaca viendo un espectáculo. Hoy hay otro tipo de propuestas que, a mi gusto, no tienen la profundidad lírica, estética ni melódica de los autores de antes. Aunque no creo que todo tiempo pasado fue mejor.

- ¿Hay una renovación artística?

- En todas las provincias hay una nueva generación de músicos y de propuestas increíble. Lo ví en Salta, en Jujuy y en Córdoba hace poco, y lo que más me gusta es conocerlos. La idea de la clase es estar junto con el trío para trabajar sobre cómo se debe interactuar en una banda, resolver situaciones en los temas e interiorizarse en cada estilo. Va a ser muy vivencial, como una clínica explicativa que se aplique en el instante.

- ¿Se aprende más sobre el escenario que en la academia?

- Hay una experiencia que debe transitarse para adquirirla y es lo que quiero transmitir. Lo técnico es importante, es lo que está en los libros y lo que se estudia, pero lo vivencial es fundamental, porque te permite resolver lo que realmente pasa en un recital. No se enseña, sino que se transmite para allanar el camino. Se aprende a prueba y error, y tuve la suerte de equivocarme al lado de Dino Saluzzi y de Osvaldo Fattoruso, entre muchos otros maestros. Les creí mucho a quienes me corregían.

- ¿El término fusión define algo en este momento?

- La palabra en sí refiere más a confusión. ¿Fusión de qué? La evito porque me parece chico, pero la gente la usa para encasillar. Me considero un resolutor de emociones, de colores, de sonidos. No me detengo a ver en qué estilo se aloja cada uno. Encontré una voz propia para expresarme. Salto de una chacarera a un blues, del jazz a una zamba porque así lo aprendí con los mejores y lo sigo haciendo. No imito a nadie, sino que le doy un color latinoamericano personal a la música que interpreto.


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