El caso del tucumano y la princesa de Borbón

En 1907, Rafael Padilla se casó con una descendiente directa de Carlos IV, y durante varios años residieron en esta ciudad.

23 Mayo 2004
La boda real hace obligatorio tocar la vinculación de nuestra ciudad con la casa de Borbón. Hay que empezar diciendo que, en el Tucumán de fines del siglo XIX, Rafael Padilla debió ser indudablemente un simpático muchacho. Tenía una conversación entretenida, le gustaba leer y le sobraba destreza para escribir y versificar. Había nacido en 1885, hijo de don Isaías Padilla, propietario -con su hermano José- del ingenio Mercedes, y de doña Mercedes Avila Frías. Vivían en una señorial casona -por supuesto hoy demolida- en la actual calle San Martín, al 675. Era una familia de seis hermanos. Rafael era el segundo. El mayor era Isaías, esposo sucesivamente de Dolores Murga y de Enriqueta Murga. Venían después Javier, casado con Josefina Cigorraga; Elvira, esposa del doctor Juan Carlos Nougués; Sara, casada con el doctor Manuel Felipe Molina, y Carlos, casado con Mercedes Agüero.
Rafael no completó sus estudios secundarios. Muy jovencito pasó a Buenos Aires, donde sus excelentes relaciones le consiguieron un cargo de secretario en la Embajada Argentina en Madrid. Allí se inauguró para el tucumano una época especialmente divertida. Se hizo amigo de escritores como Valle Inclán, Benavente, Echegaray o Rubén Darío; frecuentó la bohemia del café de Fornos, y empezó a escribir. Salvador Rueda prologó uno de sus libros, "A través de la España literaria". Francisco de Villaespesa hizo lo mismo con "Carlota Corday", que se imprimió en París. Otro, "Leonor", dio lugar a una elogiosa carta, difundida en la prensa, de Ramón del Valle Inclán.

En los periódicos
El diplomático literato era infaltable en toda reunión de la capital española. Aparecía con frecuencia en los periódicos. Si no era por un nuevo libro, era a propósito de algún duelo, como el que mantuvo, a pistola, con el escritor Enrique López Alarcón. El aristocrático Círculo de Armas de Madrid lo incorporó como socio honorario. En una fiesta de 1905 conoció a María Pía de Borbón. Hija del príncipe Pedro de Borbón y Borbón, duque de Durcal, y de María de la Caridad O?Madam y Uriondo, la joven era prima en cuarto grado del entonces rey Alfonso XIII (abuelo del actual rey Juan Carlos). Era tataranieta de Gabriel de Borbón, hermano del rey Carlos IV y esposo de María Ana de Portugal.
Entre el tucumano y la princesa se produjo un flechazo instantáneo. Se casaron en 1907, cuando él tenía 22 años y ella 19. Mucho después, su hija Isabel Padilla y Borbón narró a la revista "Gente": "mamá tenía 17 años cuando papá la conoció; era preciosa. Vivía en la Corte y tenía un montón de festejantes; casi todos, primos de ella. Papá la conoció, se enamoraron y se casaron. Fue un escándalo, porque ¿quién era, de dónde era ese joven que se casaba con ella? La Argentina era en ese entonces un lugar ignoto del mundo".
El poeta José Santos Chocano le dedicó una felicitación fervorosa: "Su triunfo epitalámico -escribió a Padilla- es para mí motivo de regocijo americanista. Porque al éxito de los poetas nuestros que llegan aquí a tomar por su mano la rama de laurel, es justo agregar el de este conquistador argentino que toma por la suya la flor de lis borbónica".
Los dos primeros hijos, María Pía (luego esposa de Hugo Wilson) e Isabel (luego esposa de José Manuel Berreta Moreno), nacieron en Madrid. El tercero, Rafael (casado sucesivamente con Regina Coelho de Lisboa Matarazzo y con Elena Fernández Concha), nació en Tucumán. Ninguno de los tres tuvo descendencia.
El matrimonio Padilla-Borbón vivió unos años en nuestra ciudad. Se separaron hacia fines de la década de 1920, o comienzos de la siguiente. Doña María Pía partió con sus hijos a Buenos Aires, mientras Rafael se quedó viviendo en Tucumán.
A pesar de la tradición conservadora de la familia, Padilla se afilió al radicalismo yrigoyenista. Fue jefe de Policía y diputado a la Legislatura; fundó el diario "La Victoria", que luego se convirtió en revista. No dejó de escribir. Su último libro fue una voluminosa novela-ensayo, "Andanzas y aventuras de don Sebastián de la Escollera". Vicente Nasca lo evocaba en Lules, al comenzar la década del 40, en sus últimos años. Padilla vivía, con bastante estrechez, en Las Tipas. Allí conservaba, entre sus recuerdos, la gran araña que el Círculo de Armas de Madrid le regaló en su boda y muchas cartas de literatos. Durante un tiempo dirigió la Comisión de Higiene y Fomento de Lules y fue activo dirigente de la Biblioteca Avellaneda, de esa localidad.
En el viejo bar de Velárdez -toda una institución luleña- don Rafael, recordaba Nasca, "desgranaba con increíble gracia una vida de mil aristas, impresionante". Rafael Padilla murió el 23 de abril de 1944.
Su viuda, doña María Pía, lo sobrevivió más de dos décadas. Incluso se casó de nuevo, en 1967, con el embajador retirado Guillermo de Achával. Murió en Buenos Aires el 14 de julio de 1969.

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