Los tucumanos gambetearon el paro de colectivos con taxis y haciendo "pool" entre compañeros

Los tucumanos gambetearon el paro de colectivos con taxis y haciendo "pool" entre compañeros

Si bien se notó una disminución en la concurrencia a bancos y comercios, hubo movimiento durante la mañana en el centro.

08 Enero 2018

María Mamaní vive en el interior de la provincia y tuvo que destinar $100 de su presupuesto diario para pagar una combi que la traslade desde Trancas hasta el centro de la capital. Así como María tuvo que sustituir hoy su medio de transporte habitual, el colectivo, miles de tucumanos se la rebuscaron para poder desplazarse en un día signado por el paro de choferes.

Tras haber fracasado las reuniones entre los empresarios y el gremio de Unión Tranviarios Automotor (UTA), se ratificó ayer un paro de colectivos que durará hasta la medianoche de hoy, porque les adeudan el sueldo de diciembre.

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UTA confirmó que mañana habrá un paro de ómnibus por 24 horas en Tucumán

Por ese motivo, los ciudadanos optaron por taxis, vehículos personales o hacer "pool" entre compañeros para asistir al trabajo o efectuar trámites (uno puso su vehículo para buscar al resto por sus casas y viajar juntos).

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El taxi fue la opción más buscada entre las personas que no tienen vehículo propio. Los taxistas tuvieron una ardua jornada laboral. “La gente está en los refugios de colectivos esperando taxis. Las personas tienen que trabajar, y tienen sus obligaciones”, dijo el chofer Miguel Coldero.


Los bancos funcionaron con un clima sereno a comparación de otros días en los que las filas y las demoras son largas.De todos modos, hubo tucumanos que se las ingeniaron para ir a hacer trámites. María Roldán tuvo que pedir a su padre que la lleve y a Patricia Oviedo el taxi desde Yerba Buena hasta el centro le costó $120.


La mañana en el PAMI fue bastante tranquila. Pero las urgencias traspasaron cualquier obstáculo y hubo abuelos que, a pesar del paro, se presentaron a realizar gestiones. Rubén Carranza fue uno de ellos y contó que se desocupó rápidamente, porque delante suyo no había más de 30 personas, algo poco común los días lunes.


La medida sí afectó a los comerciantes. “La gente no va a gastar $100 en taxi para comprar una remera o zapatos, prefieren quedarse en su casa. La única persona que podés ver caminando por el centro es la que tiene un vehículo. Está todo muerto, no pasa nada y yo no creo que pase nada en todo el día”, expresó Cintia Griccola, comerciante en un local de calle Muñecas al 200.




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