Montañistas tucumanos llegaron al lugar donde ocurrió la "Tragedia de los Andes"

Montañistas tucumanos llegaron al lugar donde ocurrió la "Tragedia de los Andes"

Hicieron cumbre en el Valle de las Lágrimas. Ocultos entre un manto de nieve es posible hallar restos del avión que trasladaba a los rugbiers uruguayos en octubre de 1972.

20 Diciembre 2017

Se cumplieron 45 años de uno de los accidentes aéreos más impactantes que se recuerden. Un grupo de jóvenes rugbiers uruguayos y sus familiares, que viajaban a Chile, fueron las víctimas de lo que se conoce como la “Tragedia de los Andes”. Murieron 29 personas, pero otras 16 se aferraron a la vida en condiciones infrahumanas en el corazón de la cordillera. Motivado por esa increíble historia de supervivencia de los rugbiers uruguayos, un grupo de 15 montañistas (14 tucumanos y un salteño) realizó una expedición al Valle de las Lágrimas, en el Cerro Sosneado, a unos 3.650 metros de altura sobre el nivel del mar.

La expedición que unió Tucumán y Mendoza se extendió durante una semana, entre ida y vuelta. La travesía (caminata y trekking) por senderos rocosos alcanzó los 60 kilómetros, que los montañistas cumplieron en tres días hasta hacer cumbre. El objetivo era llegar al lugar del memorial, donde hay una cruz, una apacheta y varias placas que recuerdan los nombres de los fallecidos. En una planicie de roca oscura, cubierta de nieve, todavía quedan algunas piezas del avión. Los expedicionarios vieron trozos de un ala y una parte del motor. Un poco más alejado del memorial, en un camino nevado donde ocurrió el accidente, es posible encontrarse con una rueda y un ventanilla, entre otras piezas.

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En el 45º aniversario del accidente, y para dimensionar en cierto modo lo que fue aquella proeza, el grupo participó de una de las últimas expediciones de esta temporada hacia el Valle de las Lágrimas. Los protagonistas de la “Tragedia de Los Andes” permanecieron en ese lugar hasta dos días antes de la Navidad de 1972. Ahí vuelven cada año sobrevivientes, familiares, amigos y quienes pretenden acercar una demostración de afecto a la memoria de los 29 fallecidos.

Una de las particularidades del grupo de montañistas es que estuvo integrado por siete mayores de 50 años; en tanto que el más joven tenía 26. El coordinador fue el guía de montaña Francisco Martínez Luque.

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“Para mí fue una de las cumbres más emotivas. Por lo general, cuando uno alcanza una cumbre festeja y se abraza con sus compañeros, porque tiene sabor a triunfo. Pero llegar al Valle de las Lágrimas es diferente. Además de que nos gusta la montaña somos apasionados de la historia -explicó- y no cualquiera va a ese lugar. Te tiene que interesar la historia y mi perfil montañista está marcado por lo que es el trabajo en equipo y de lo que es capaz el espíritu humano para sobreponerse a la adversidad. La única cumbre que querían ellos era salir de ese infierno que estaban viviendo y encontrarse con su familia”.

RECORDATORIOS. Los visitantes dejan toda clase de mensajes y objetos. 

Es un lugar que invita y a la vez impone respeto. El paisaje de la cordillera de los Andes en esa zona de Mendoza presume de sus ríos y lagunas y los cambios de vegetación le confieren una belleza particular. “Uno va a ese lugar movilizado por la historia”, remarcó Martínez Luque.

La expedición partió hasta San Rafael por vía terrestre. Desde allí hicieron cuatro horas más en vehículos de doble tracción hasta la base de la montaña (unos 120 kilómetros), Al pie del cerro El Sosneado empezó el trekking por senderos de piedra.

El primer día fue una jornada de 14 kilómetros que lograron completar en siete horas, con un desnivel de 500 metros. La caminata comenzó a los 2.000 metros, que es una altura similar a la de Tafí del Valle y el campamento estaba a los 2.600 metros de altura sobre el nivel del mar.

El segundo día, el punto final fue el Valle de las Lágrimas. Hicieron 24 kilómetros de caminata en total (ida y vuelta), con un desnivel de 1.000 metros. Ese día, el trekking arrancó al amanecer y al mediodía llegaron a los 3.650 metros de altura, donde había caído el avión.

En ese lugar, durante tres horas recorriron la zona, tomaron fotos y contemplaron el sitio del memorial. “Para llegar hay que tener en cuenta tres aspectos clave -dijo Martínez Luque-; hidratación, alimentación y respiración”. Luego, sin haber sufrido inconvenientes los aventureros emprendieron el regreso (14 kilómetros de caminata) hasta llegar a las piletas de aguas termales al aire libre, que conservan sus propiedades curativas, en las ruinas del famoso Hotel Termas El Sosneado.

RESPETO. El homenaje de los montañistas tucumanos a las víctimas.

Sobrevivientes

Sobrevivientes
El 13 de octubre de 1972 el avión Fairchild Hiller FH-227 de la Fuerza Aérea Uruguaya transportaba al equipo de rugby de los ex alumnos del colegio Stella Maris, de Montevideo. Iban a jugar un partido en Santiago de Chile. La nave cayó en plena cordillera y de las 45 personas que viajaban fueron 16 las que siguieron con vida. Debieron soportar temperaturas de 42 grados baj> Sobrevivientes
El 13 de octubre de 1972 el avión Fairchild Hiller FH-227 de la Fuerza Aérea Uruguaya transportaba al equipo de rugby de los ex alumnos del colegio Stella Maris, de Montevideo. Iban a jugar un partido en Santiago de Chile. La nave cayó en plena cordillera y de las 45 personas que viajaban fueron 16 las que siguieron con vida. Debieron soportar temperaturas de 42 grados bajo cero.


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