Una de las posiciones sexuales más usadas, o quizás de las más tradiocnales, es la del misionero: ambos de frente, acostados.
"Cuando comienza el juego amoroso, con vistas a un encuentro erótico, los cuerpos se disponen casi espontáneamente buscando esa posición. Es una manera inconsciente de decir 'somos humanos, nos miramos, nos descubrimos, nos queremos, nos elegimos, nos calentamos'", explicó a Infobae Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.
Fue la única postura aprobada por la Iglesia Católica para hacer el amor considerada como "natural".
"Los religiosos que llegaron a América para cristianizarla se encontraron con indígenas que hacían el amor 'como animales',detalló Ghedin
Para Ghedin la posición del misionero tiene su vuelta, pero hay que ponerle actitud y creatividad.
Estas son algunas de las variantes para que los que buscan un rol más activo.
1) Ante todo hay que buscar, proponer, y enredar los cuerpos de manera placentera.
2) Colocar una almohada en la zona lumbar permite tener más movimiento.
3) Si sos la mujer y estás abajo, podés mover las caderas hacia arriba o abajo, o bien hacer movimientos de rotación, apretando el pene con las contracciones vaginales.
4) Podés jugar con las piernas extendiéndolas, haciendo presión en el pene, o bien alternar con movimientos de extensión y flexión.
5) Para un contacto más cercano, los besos o el susurrarle en los oídos pueden ser muy excitantes.
"Todas las posiciones tienen sus virtudes, algunas favorecen más a los hombres (el misionero), otras a las mujeres (la mujer arriba), y otras son más democráticas (el 69), en fin, hay que buscar, probar, cambiar, y por sobre todas las cosas, disfrutar", concluyó el especialista.