Los 70 años de un sonido de guitarra con nombre y apellido

Se crió en la parte más pobre de Tijuana, en México, pero él quería modales y elegancia, y comportarse como si tuviera más dinero que cualquier otro en el mundo. Sobre todo, Carlos Santana quería ser adorado como su padre, violinista y mariachi.

A lo largo de su vida Santana ha conseguido todo eso y más: es uno de los guitarristas más virtuosos de todos los tiempos, con un talento que le ha valido decenas de premios y más de 40 discos con millones de copias vendidas.

Bigote y sombrero

El dios de la guitarra, que cumplirá mañana 70 años, casi siempre de sombrero, bigote y rulos al viento, no para. El viernes 28 lanzará su nuevo álbum de estudio, “The power of peace”, junto a un trío de grandes, The Isley Brothers, con covers de Marvin Gaye, Willie Dixon y Billie Holiday. Mientras tanto sigue en gira por Estados Unidos y Canadá.

A Santana le basta tocar un par de acordes para que se reconozca su particular sonido. “A veces hay que alargar un sonido para poder hundirse y profundizar en él -definió-. Es como cuando amás a alguien y, al verlo tras un largo tiempo, le das un profundo abrazo”, publicó DPA.

Curiosamente, la leyenda de la guitarra comenzó tocando el violín, que le enseñaba el padre. Mientras tanto, de su madre aprendió la voluntad de lograr la excelencia. “Mi madre me decía: ‘sí, somos pobres, pero no somos sucios ni asquerosos, limpia la casa’”. El músico cuenta que fue ella quien rezó por él más que nadie para que no se perdiera.

“Soul sacrifice”

Muy pronto el joven Carlos cambió el violín por la guitarra y, cuando la familia se mudó a San Francisco (EEUU), pudo ver en directo a sus ídolos, como B.B. King.

Fundó la Santana Blues Band a los 22 años, y se presentaron en el Festival de Woodstock. “Soul Sacrifice” significó el salto a la fama de la noche a la mañana.

A partir de entonces lanzó casi un disco por año. Con bandas, artistas invitados o solista, Santana siempre integra nuevas influencias del jazz, elementos africanos o indios o sonidos clásicos, sin perder por ello la esencia de su rock latino. Hits de la década de los 70 como “Oye cómo va”, “Samba pa’ ti”, “Black magic woman” o “Guajira” se han convertido en clásicos.

Santana volvió a lo más alto en 1999 con “Supernatural”, galardonado con nueve Grammy (vendió más de 25 millones de copias). Y aunque el genio de la guitarra con estrella en el Paseo de la Fama lleva más de 40 años sobre los escenarios, no da muestras de cansancio: siempre está embarcado en giras o nuevos proyectos. A lo largo de su carrera ha compuesto más de 500 canciones, que junto a una marca de tequila y la cadena de restaurantes “María María”, forman parte de su imperio rock. También The Milagro Foundation, de ayuda a niños vulnerables, que sostiene con su familia desde 1999.

Padre de tres hijos, Santana sigue viviendo en la costa oeste de EEUU y tras separarse de Deborah King, en 2011 se casó con su baterista, Cindy Blackman. Santana no sólo ha conseguido ser adorado y una superestrella, sino que además parece ser inmortal: “cuando me miro a mí mismo, cómo me trata la gente en todo el mundo, todo parece muy extraterrestre”.