A San Martín se le quemaron los papeles

A San Martín se le quemaron los papeles

Es notable la falta de autocrítica por parte Diego Cagna ante la magra campaña del equipo

SIN BRÚJULA. En los últimos partidos, Diego Cagna no encontró, en el equipo, las respuestas futbolísticas que esperaba. Un futuro que se avisora complicado. foto de matías napoli escalero (especial para la gaceta) SIN BRÚJULA. En los últimos partidos, Diego Cagna no encontró, en el equipo, las respuestas futbolísticas que esperaba. Un futuro que se avisora complicado. foto de matías napoli escalero (especial para la gaceta)
02 Julio 2017

La nueva conducción de San Martín no nació con “el pan bajo el brazo”. Al menos en cuanto a los resultados futbolísticos. Porque desde aquel 15 de junio en que Roberto Sagra asumió la presidencia, el “Santo” no volvió a ganar: dos empates y dos derrotas, con un saldo de apenas dos puntos sobre 12 y la calculadora del promedio otra vez en mano, cuando parecía que el fantasma del descenso había sido ya despojado de su aterradora sábana blanca.

¿Por qué una nueva caída de San Martín, ahora en Tandil ante un Santamarina al que no le sobran luces? Hay razones que se vienen repitiendo a lo largo de la campaña. Tampoco esta vez fue claramente superado por su rival. Pero a la hora de contar los porotos, no dan para hacer un buen guiso de invierno. A saber: cierto dominio -especialmente en el primer tiempo- no fue coronado ni con precisión, ni con profundidad.

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Una historia repetida

Cuando cambió la mano, con una nueva desatención en la marca en una pelota parada, al “Santo” se le quemaron los papeles. A río revuelto, ganancia de pescadores, en este caso del “Gigante de las Sierras”.

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La frenética búsqueda del empate en los minutos finales no arrojó dividendos. Es cierto que San Martín “no liga” en cuanto a las decisiones arbitrales -Mario Ejarque podría haber pitado penal por una mano-, tanto como que el equipo suele caer en la confusión cuando el partido se le complica, a menudo más por errores propios que por méritos del rival.

También se percibe falta de autocrítica por parte de Diego Cagna. El entrenador apenas si repitió equipo en dos de las últimas 11 presentaciones. Y más allá de los cambios obligados, da la impresión de que tanta dificultad en encontrar y mantener una alineación base, no juega a favor de las posibilidades del equipo.

A menudo, las variantes desde el banco se demoran demasiado o tampoco aportan soluciones. En Tandil, el “Flaco” incluso se guardó un cambio. “Vi que el equipo estaba buscando bien después de los dos ingresos (Juan Galeano y Leonardo Acosta) y me pareció que no faltaba otro cambio”, adujo el entrenador.

Sin autocrítica

En general, el estilo atribucional de Cagna (la manera de explicar lo que le sucede a su equipo) tras un resultado negativo tiende a ser externo, es decir la responsabilidad recae más en factores ajenos que en causas propias. De esta forma, es difícil accionar sobre lo que el propio equipo necesita cambiar para mejorar su situación.

“El resultado es inmerecido. No nos crearon situaciones y el partido estaba controlado. Nosotros tampoco contamos con muchas, pero era parejo. De a ratos tuvimos la pelota, intentamos controlar. El equipo siempre intenta jugar, a veces puede, a veces no. La imprecisión nos jugó en contra”, afirmó Cagna antes de abandonar Tandil.

A diferencia del DT, Diego Bucci -quien el viernes jugó de arranque y luego fue reemplazado- suele apelar a un estilo atribucional interno, en otras palabras, la causa de lo que sucede está en uno (y/o en el equipo en este caso).

“Nos faltó a veces tomarnos un tiempo y volver a intentar, insistir, y que el partido no nos lleve a lo que se presenta, al desorden… que vienen, que salimos, que achicamos… no me gustó para nada”, señaló con sinceridad el volante a LG Deportiva.

Consultado sobre si ante Santamarina se demoró demasiado en ir a buscar el partido, Bucci reconoció: “Es verdad. No pudimos o no quisimos. Intentamos pero erramos. Son muchas las preguntas que ahora nos tenemos que hacer y las hacemos. Nos costó mucho hacer tres o cuatro pases, se dividía mucho la pelota, en lo personal tampoco estoy conforme”.

Con el resultado puesto, San Martín aún necesita cosechar seis puntos sobre 15 para no depender de otros en la lucha por la permanencia. “Volver a perder preocupa demasiado. La forma más fácil de resolverlo es ocuparse enseguida, poner toda esa energía ahí y trabajar más”, admitió el oriundo de Río Gallegos, que fue tentado para volver a jugar en Santamarina.

Por su parte, el lateral Matías Catalán expresó acerca del difícil momento que están atravesando: “Te da bronca. Ahora debemos cambiar la cabeza para que se empiece a dar de local. Tenemos una final contra Flandria y hay que ganarla”, señaló sobre un rival directo en los promedios y que mostró una mejor imagen que el “Santo” en 2017.

“Sabemos que si no sacamos puntos, como subimos rápido también podemos bajar rápido en los promedios. Se nos cortó esta racha positiva de visitante (seis partidos sin derrotas), ahora tenemos que ir y ganar de local”, aventuró Cagna.

Un nuevo enemigo que se le presentará a San Martín en estas últimas fechas del certamen, será la presión. ¿Cómo lidiará con ella? El capitán Alexis Ferrero confía: “ya vivimos un momento más complicado que este. Estuvimos muchas fechas en descenso directo, ahora estamos afuera. Lamentablemente, en estos últimos partidos se nos han escapado puntos que por ahí, de haberlo conseguidos, nos permitirían estar más tranquilos, pero faltan cinco fechas y tenemos tres partidos de local. No creo que tengamos problemas para rescatar lo que necesitamos”.

Sin condicionamientos

El entrenador, ante una consulta de LG Deportiva, aseguró que su continuidad no dependerá de lo que pase en las próximas fechas. “En ningún momento estuvo en duda eso”. Y a la pregunta de si continúa confiando en las respuestas de su equipo en cancha, contestó con un lacónico “sí”.

Lo cierto es que en la ciudad de la Piedra Movediza, San Martín experimentó un nuevo sacudón de piso.

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