Un debilitado Trump exhibe el poder de Estados Unidos en Siria

Un debilitado Trump exhibe el poder de Estados Unidos en Siria

08 Abril 2017

Michael Donhauser - Agencia DPA

WASHINGTON.- Transcurridos apenas 77 días desde que llegara a la Casa Blanca, Donald Trump hizo uso de la opción militar: ayer a la madrugada, buques de guerra estadounidenses lanzaron 59 misiles Tomahawk contra una base aérea militar siria cerca de la ciudad de Homs.

Fue una acción de represalia por el ataque en la ciudad de Jan Sheijun hace pocos días, en el que presuntamente se usó gas tóxico y que dejó más de 80 muertos. Los aviones sirios que lanzaron el agente químico habrían partido desde esa base. Trump responsabilizó directamente al presidente sirio, Bashar Al Assad por el ataque, quien lo calificó como un “acto de barbarie”.

La intención del estadounidense era enviar un mensaje al régimen de Damasco y dejar claro que el uso de gas tóxico amenaza los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos.

En la breve declaración en la que anunció el ataque Trump mencionó a Dios cuatro veces. Es la fórmula habitual que utilizan los presidentes de Estados Unidos cuando intentan lograr el apoyo de la población para una intervención militar.

La oposición no tardó en aplaudir el ataque, aunque con reservas. “Está bien asegurarse de que Al Assad sepa que tiene que pagar un precio si despliega acciones tan despreciables”, señaló en un comunicado el líder de la oposición democrática en el Senado, Charles Schumer.

Gracias a la acción militar en Siria, la popularidad de Trump probablemente vuelva a aumentar. Es sabido que a la hora de un conflicto militar, el país se coloca detrás de su líder.

Sin embargo, con el ataque a Siria, Trump corre también un grave riesgo: el hecho de no haber informado previamente al Congreso de sus planes supone una violación de la Constitución.

Por el otro lado, y éste parece el punto más problemático, el lanzamiento de 59 misiles Tomahawk exige una estrategia que dé continuidad al ataque, ya que, de lo contrario, su efecto se desvanecerá. Pero Trump todavía no tiene una estrategia para Siria. Su llamado al “mundo civilizado” para unirse a Estados Unidos suena, más bien, como un grito pidiendo auxilio.

Hasta hace poco, parecía que Trump quería mantenerse al margen del conflicto sirio y llegar a un acuerdo con su par ruso, Vladimir Putin. Hace menos de una semana, Rex Tillerson (secretario de Estado) dijo que el futuro de Al Assad dependía sólo del propio pueblo sirio y que la crisis de Siria debía resolverse con la ayuda de Rusia. Trump, agregó, prefería dedicarse a la creación de puestos de trabajo en su país en vez de ocuparse de crisis en el extranjero. Pero ahora las cosas parecen haber cambiado: “No hay lugar para Al Assad en el futuro de Siria”, dijo Tillerson horas antes del ataque. (DPA)

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