

Inundaciones y corrupción
No es para sorprenderse porque no es la primera vez que ocurre en Tucumán. La Naturaleza tiene su manera de expresarse y los hombres poseen una manera de protegerse de fenómenos como los de las inundaciones, que ocasionan severísimos daños. Pero resulta que en nuestra hermosa provincia se habla mucho y poco se hace por el ciudadano, que es castigado todo los años. Se escuchó hablar de técnicos, de gente capacitada y de grandes inversiones, y hoy vemos que solamente fueron palabras. ¿Los millones fueron gastados en qué? ¿Dónde están los planes nacionales de ayer y de hoy? ¿Y los planes provinciales para contener tanto daño que produce este fenómeno? Los damnificados sufren muchísimo, porque el daño no es sólo material, sino también físico, mental, y emocional. Tucumán es zona de catástrofe por corrupción.
Carlos Rubén Avila
rubenavila20@gmail.com
Inundaciones y agronegocios
He leído el Editorial (29/03/17), “El drama de perder todos los bienes bajo las aguas “. Aprovecho este espacio para abordar una causa importante que influye para que se produzcan inundaciones en la provincia. Es el avance de la frontera agrícola, que sin controles eficientes por parte del Estado se viene realizando en forma sostenida hacia el Oeste (en el piedemonte y laderas de los cerros) y que han transformado el paisaje del territorio, el medio ambiente, su ecología y el ciclo hidrológico del agua de lluvia. Se observan sembradíos y desmontes realizados por encima de la cota de los 800 m sobre el nivel del mar, donde los suelos son sensibles de erosionarse. Debido a estas acciones antrópicas, hoy la comunidad tucumana tiene nuevos riesgos, como inundaciones y aluviones. Quienes hicieron desaparecer deliberadamente el monte nativo (por los agro negocios), no han tenido en cuenta que en caso de lluvias, este absorbe en promedio aproximadamente 300 mm de agua por hora, los pastizales naturales 100 mm y los campos sembrados con soja o citrus apenas llegan a los 30 mm (según datos de la bibliografía especializada). El agua no retenida, se desplaza por el suelo con velocidad arrastrando las partículas del mismo, erosionándolo. Para desplazarse cuesta abajo, usa los caminos internos de los campos cultivados y los vecinales, los que operan como canales de desagüe. Debido a ello, los ríos, arroyos, acequias y canales se colmatan rápidamente y desbordan inundando la llanura. Tucumán prácticamente es una gran cuenca hídrica y debe ser gestionada y administrada como tal. La protección contra las inundaciones comprende básicamente: 1) Medios estructurales: Diques, represas, defensas, canales, etc. 2) No estructurales: Reforestación, control del uso del suelo, educación permanente de los habitantes de la cuenca, mantenimiento de lo construido, etc. Las inundaciones en la provincia tienen carácter endémico, pero ya es hora de que el PE tenga una Política al respecto, proyecte y ejecute las obras para sistematizar la cuenca hídrica, que es la más compleja y rica del NOA y controle el uso del suelo. No por tener más limones y soja para exportar, vamos a favorecer las inundaciones.
Juan Francisco Segura
Pasaje Baaclini 675
San Miguel de Tucumán
segurajuanf@hotmail.com

Amor a la Patria
Estoy muy emocionada y agradecida con LA GACETA por el homenaje a los soldados del Crucero General Belgrano. Vuelve a mi memoria el recuerdo de aquél joven limpio y puro de corazón: Alfredo Gálvez. Él y sus compañeros, tantos proyectos de vida truncados injustamente. ¿Y los derechos de estos seres humanos? ¿Quiénes los recuerdan? Sólo el dolor de sus padres, sus familias, sus amigos. Cuando con desolación veo tantos injustos reclamos, tantos piquetes y cortes, tan poco respeto, tanto facilismo y ley del menor esfuerzo, tanta mediocridad… Todos embarcados, al decir del poeta, en este tren de la vida, con embarques y desembarques… Podríamos aprehender la lección que nos dejó Alfredo: valor, deber cumplido, y su corazón pleno de amor a la Patria. Digno ejemplo para las nuevas generaciones.
Ana María Busnelli de Masucci
mila_masucci@hotmail.com

Pensión “La Alegría”
Cada vez que el lector Salvador Gallucci generosamente abre las compuertas de su memoria, produce una hemorragia de emociones para los que estamos en el misterio. Contar al pie de la letra la historia de pensión “La Alegría”, donde convivieron -entre otros hombres del tango- integrantes de la orquesta de Miguel Caló, es uno de esos casos. En la esquina de la pensión estaba una mina que atendía una cigarrería, estaba enamorada del gordo Franchini. Entonces se fumaba gratis. Eran tiempos duros, como describe Salvador. Al leer la carta me corrió un sudor melódico por la espalda: era que estaba transpirando tango. Para llegar a “La Alegría” había que trepar una empinada escalera. Con el tiempo se fue despoblando de algunos próceres del tango: se cotizaban mejor y se compraron una casita. Lo cierto que los tangueros valoramos mucho estos recuerdos, es como un recreo para el alma, tanto que nos hace sentir partícipes de “La Alegría”, en medio de tanta tristeza que andamos goteando. Me parece que este sentimiento lo adquirimos antes de nacer. En nuestra concepción, antes de determinar el sexo, el Altísimo nos grabó en el alma esta adicción que no se apartará jamás. Al concluir la lectura de la carta, la emoción fue tan grande que se me piantó un lagrimón, quizás del tamaño de los que lloraron cuando Nieves sacó el hueso de la fiambrera y lo arrojó a la basura... Claro, ya no daba sabor ni sustentos. Mil gratitudes Salvador, por compartir este sentimiento.
Julio Mohfaud
juliomohfaud@hotmail.com
Un Subsidio de Salud kafkiano
Ayer envié a un mensajero para comprar dos chequeras en el Subsidio de Salud. Llevaba mi declaración jurada de afiliado titular y mi esposa como adherente familiar, además de mi última boleta y recibo de mi haber jubilatorio y el original de mi DNI. Solamente le vendieron una y le dijeron que la próxima vez debía adjuntar historias clínicas y no sé cuánta otra chicana referida al procedimiento a seguir para su presentación y aprobación al efecto. Cada chequera contiene tres órdenes de consulta y cuatro recetarios. Mañana mi esposa y yo tenemos turnos para los facultativos que nos atienden de una de las varias afecciones de cada uno. Las tenemos crónicas y de las otras, propias de la edad, y son varias. En esas consultas utilizaremos dos de las tres órdenes y otras tantas recetas. El resto de la chequera no nos alcanza para los dos y habrá que esperar el tiempo que solamente las autoridades del Subsidio administran conforme a su parecer, sin reglamentos, y si los hubiere, arbitrarios y antojadizos, lejos de ser disposiciones que debe tener como referencia un sistema solidario: quien no se enferma, aporta pero no consume, en beneficio de otros aportantes que necesitan la atención de sus afecciones. Incluso, todas las chequeras tienen fechas de vencimiento, el que las compró y no las utilizó perdió, porque no son actualizables ¿enriquecimiento ilícito del Subsidio? Solamente Dios sabe cuándo nos enfermaremos. Las historias clínicas deberemos obtenerlas concurriendo a los consultorios, presentando órdenes cuanto menos. ¿No pensaron en ese particular los planificadores de la administración de los servicios de salud? Más chequeras para obtener chequeras denegadas Y con respecto a los medicamentos de alta complejidad, hay que concurrir a calle Monteagudo 369, el ex Centro de Calidad de Vida, y solicitar cada vez la expedición de dos comprobantes impresos que deben ser conformados por el facultativo especialista, y por supuesto, contra entrega de una orden de consulta. Luego hay que concurrir a la farmacia elegida que se avenga a prestar el servicio de intermediar, enviando por escaneo dichos comprobantes a Buenos Aires y luego sentarse a esperar el envío. A posteriori de la aplicación, acudir nuevamente al Centro de Calidad de Vida con el comprobante de la aplicación del medicamento, y solicitar nuevamente dos comprobantes para el próximo pedido. Sería interesante saber si todos los afiliados forzosos al Subsidio de Salud están obligados a cumplir tamaños requisitos; e incluso si las posiciones más encumbradas hacen cola como cualquier hijo de vecino para cumplirlos. También si están afiliados a otra obra social -prohibido para nosotros-, especialmente esas que permiten obtener todos los beneficios con la sola presentación de una tarjeta. Simplemente, perversidad pública y notoria, procedimientos kafkianos.
José René Iovane
Pje. Enzo Bordabehere 84
San Miguel de Tucumán







