Un debate filosófico

MAL EJEMPLO. Insaurralde y Silva terminaron a las trompadas. imagen de video MAL EJEMPLO. Insaurralde y Silva terminaron a las trompadas. imagen de video

Por Ezequiel Fernández Moores

Juan Insaurralde y Jonathan Silva son dos profesionales que ganan dinero envidiable para el grueso de la población. Y que, además, juegan en Boca. En un Boca que, por otra parte, está en deuda con sus hinchas. Su pelea, infantil y violenta, imperdonable, sucedió a la vista de todos. Lo que tuvo mucha menos difusión fue qué se dijeron antes de que estallaran las piñas. Insaurralde, más veterano y más lento, quería cuidar la quintita (“vení para acá”, “no salgas tanto”, “te dije que te quedes al lado mío”). Y Silva, más joven y audaz, le respondió que había que seguir la orden de “achicar más adelante”, de “presionar”. Es un debate filosófico de la vida cotidiana. Los futbolistas hablan de la vida. El veterano no quiere arriesgar. El joven sí. El problema es que, tratándose de Boca, su problema de vida cotidiana, ocupó todas las tapas de los diarios y espacios centrales de los noticieros de la TV, repetidos una y otra vez. A falta de goles (¿cuándo vuelve el fútbol?) venden las piñas.

Las polémicas dieron vuelta al mundo en los últimos días. Aquí algunos ejemplos.

ESCENA 1: Diego Maradona, siempre él, va hacia el restaurante del hotel madrileño, firme en su marcha, claro en su decisión de que no hablará con el periodismo que hace guardia. Insistente, un periodista se cruza igualmente en su camino. “No me pegues Diego”, le dice a Maradona, porque el excrack no detuvo su marcha. “No te pegué. Si te pego te estropeo”, le responde Maradona, sobrador. Los titulares, minutos después, afirman que “Maradona amenazó con golpear a un periodista”.

ESCENA 2: Barcelona acaba de perder 4-0 ante PSG, algo inhabitual, y el técnico Luis Enrique, que no es un hombre paciente, escucha molesto las preguntas profesionales e incisivas del periodista de la televisión pública catalana. El DT de Barcelona responde algo desafiante. Su fastidio con el periodista, coinciden las crónicas, sigue a los gritos cuando se apaga la cámara. Una periodista de Madrid asegura que al entrenador tuvieron que contenerlo tres personas porque “iba” contra su entrevistador. El periodista y la cadena aceptan lo evidente, pero niegan eso de que Luis Enrique “iba” a la carga y podría haber llegado a los golpes si no lo contenían. La periodista asegura que hubo 30 testigos. Los otros 29 no aparecen. Los titulares del hecho afirman sin embargo que Luis Enrique quiso agredir al periodista.

ESCENA 3: Roberto Ayala, en una interesante entrevista con el diario La Nación, cuenta por qué dejó tan rápido su puesto de manager de las selecciones argentinas. Habla de fútbol y, en tono elogioso, dice que Barcelona, el equipo sensación de estos últimos años, le hizo “mal” al fútbol. Porque, haciendo todo “tan fácil”, acaso nos hizo creer que eso que hacía era lo normal. Como Roger Federer cuando juega al tenis. Y no, era la excepción. ¿Cómo titula un diario madrileño al día siguiente? Que Ayala afirma que “Barcelona le hizo mal al fútbol”.

Ideólogos de la difusión

“¡Qué personajes son estos ‘ideólogos’ que maquinan la difusión periodística a ‘niveles masivos’, como se estila decir ahora! ¿Sabés qué opinan? Que ‘los comunes’ tenemos un coeficiente intelectual de cuatro puntos sobre una escala que va del uno al diez... ¡Fijate vos! Apenas nos adjudican, generosamente, cuatro puntos”. Por eso, nos programan una dieta ‘intelectual’ para empaquetarnos conforme a esos cuatro puntos de coeficiente”. Así comienza un texto formidable que el gran periodista Osvaldo Ardizzone escribió hace ya más de 30 años.

Ardizzone se imaginaba las reuniones de esos ‘intelectuales’: “A estos pobres analfas hay que venderles lo único que están capacitados para digerir. Porque, de lo contrario, no entienden ni medio”. No puedo dejar de acordarme la furia semanas atrás del actor Denzel Washington porque los diarios habían informado que él había votado por Donald Trump. “Se supone que hay que leer los diarios para estar informado, pero el problema es que cuando uno los lee se informa mal”, expresó. Un periodista le preguntó cuál creía que era la solución. “Si no lo sabés vos”, pareció responderle el actor.

Wikipedia decidió no tomar más noticias del tabloide inglés Daily Mail. Sus informaciones, estableció, son poco confiables. Peor que el Mail es el Sun. Días atrás escribí para el diario La Nación sobre la decisión del club Liverpool de prohibirle a los periodistas del diario que pisen su estadio y su campo de entrenamiento. Y que entrevisten a sus jugadores y cuerpo técnico. No es una decisión fácil si uno piensa que se trata del diario más vendido de Inglaterra. Y que muchos políticos o celebridades querrían hacer lo mismo, pero no se atreven porque le temen a su represalia con portadas de escándalo, no importa que sean verdad o mentira.

Liverpool lo decidió porque el Sun mintió sobre la tragedia de Hillsborough de 1989 en la que murieron 96 hinchas. El Sun responsabilizó de la tragedia a los propios hinchas. Los acusó de haber robado y hasta violado cadáveres. La justicia estableció que todo era mentira. Escribí que, en lugar de Sun, en Liverpool dicen “The Scum”. Lo traduje como basura. Me escribieron ayer desde Liverpool. “Más apropiado que basura -me dicen- sería la palabra mugre”.

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