El odio digital afecta a ocho de cada 10 chicos

El odio digital afecta a ocho de cada 10 chicos

Un fenómeno nuevo que preocupa cada vez más. Las denuncias ante el Inadi van en aumento tanto en el país como en Tucumán. Qué dicen los jóvenes

RIESGO COTIDIANO. Los grupos de Whatsapp son muy populares. Lamentablemente algunos chicos los usan para hostigar a amigos o compañeros. RIESGO COTIDIANO. Los grupos de Whatsapp son muy populares. Lamentablemente algunos chicos los usan para hostigar a amigos o compañeros.
14 Noviembre 2016

Martina mueve con furia el dedo gordo sobre la pantalla del celular que le regalaron para su cumpleaños número 16, en junio. “Mirá. Esto pasa todos los días. Siempre hay uno del grupo de Whatsapp que se pone agresivo o discrimina a otro. Aunque lo hacen en joda, yo creo que no está bueno. A veces me da bronca, cuando son comentarios muy hirientes. Igual no me meto; no vaya a ser que se la agarren conmigo”, confiesa la joven, delantal blanco, uñas pintadas de negro, diminuto piercing en la nariz.

Mastica el chicle globo. ¿Querés ver? pregunta. Y expone una captura de pantalla del grupo colegial, justo en la parte del chat en la cual están hablando mal de Candela, una de las chicas.

- ¿Sabés si Candela se pone mal?

- No lo dice, pero creo que sí. Hay uno de los chicos del grupo que siempre la agarra de punto.

- ¿Ese chico tiene muchos amigos?

- Más o menos; es muy egocéntrico.

- ¿Agrede igual en las redes que en persona?

- No tanto. Me parece que le resulta más fácil insultar por teléfono.

- ¿Hablaste alguna vez con un docente o con tus padres sobre este tipo de bullying?

- No. A veces lo hablamos con mis compañeros, nada más.

La plaza Urquiza, cualquier mediodía, es el escenario predilecto de ellos, los exponentes de la generación del pulgar frenético. En promedio tienen entre cinco y 10 grupos de Whatsapp. Prefieren Instagram, pero no les falta el perfil en Facebook y Snapchat. Todos estos espacios son tan importantes para ellos como lo son los encuentros en la vida real. Por eso, quienes se dedican a agredir a otros o a discriminar parecen haber encontrado un ambiente ideal. Los especialistas dan las razones:

• Las nuevas tecnologías son espacios con poco control.

• Son gratis y permiten el anonimato.

• Muchos creen que pueden decir lo que quieran ahí.

• Lo que publiquen se puede compartir, viralizar y propagar hasta límites incontrolables.

Es un fenómeno relativamente nuevo. Y preocupa cada vez más. Según el informe Global Kids Online, de Unicef, el ciberbullying se convirtió hoy en el peor peligro para los chicos. Ocho de cada 10 niños y adolescentes tuvieron experiencias negativas en el último año. Cuando les preguntaron cuáles fueron, el 33% contestó: “me enviaron mensajes degradantes o hirientes”.

Aunque son pocos los que se atreven a reportar este tipo de hostigamiento (sólo tres de cada 10 lo hacen), ya hay casos en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi). En el último año, esta institución recibió casi 800 denuncias por lo que llaman “discriminación digital” que también se conoce como ciberbullying. Se trata de un hostigamiento entre pares a través de mails, blogs, redes sociales o imágenes digitales.

Sólo en el primer semestre de este año, el Observatorio de Discriminación Digital del Inadi recibió un 30% más de denuncias que en los primeros seis meses de 2015.

En Tucumán ya hay personas que se están animando a pedir ayuda cuando son hostigadas por las redes sociales, comentó la abogada del organismo local, María José Lobo Paz. “Tuvimos hace poco un caso muy grave de un chico que estaba en silla de ruedas; habían trucado una foto de él para burlarse y la habían difundido por Whatsapp y Facebook. El padre de la víctima hizo la denuncia. Intervino la escuela y desde el Inadi organizamos charlas”, cuenta Lobo Paz. Muestra algunos otros de los expedientes que se iniciaron allí. Generalmente, la persona agredida debe juntar todo el material posible: imprimir comentarios de redes sociales y tratar de conseguir los domicilios de los atacantes. “De todas maneras, el Inadi no tiene el poder de sancionar. Sólo emitimos dictámenes de opinión sobre cada caso”, aclara.

“En las redes sociales, aunque no haya agresión física, esto no significa que no haya violencia. Atacan, se burlan de sus pares, les filman videos y los viralizan. Hay situaciones tremendas. Hace falta crear más conciencia. La escuela debe actuar; vemos que a veces se ven desbordados ante cada situación. Y las víctimas sienten mucha vergüenza para pedir ayuda”, resalta la letrada.

Ramiro Granado, titular del Inadi, dijo que aunque el ciberbullying es algo nuevo, la gente debe animarse a denunciar y a pedir ayuda. “A los padres les recomiendo que hablen mucho con sus hijos; que les enseñen que esto no es normal”, sugiere.

“A diferencia del bullying, esto no sucede en un aula entre 20 chicos. Se puede compartir, viralizar y propagar. Los chicos se hacen mucho daño y los docentes tenemos que hacer algo, pero no sabemos bien cómo. Muchos colegas míos sostienen que eso ocurre fuera de la escuela y que no nos compete. No creo que sea así”, dice Viviana Fortini, maestra de nivel medio.

“No hablamos con los padres ni con los profesores porque ellos no entienden nada. Nadie lo hace a propósito. Hacernos burla es como un juego. A un compañero que es morocho le decimos indio de mierd... y ya se acostumbró; no pasa nada”, explica con naturalidad “el Zarpao”, como le llaman sus amigos. Tiene 17 años y se siente a gusto con el apodo. A pocos metros de él, está su compañera Isolina. Se pone colorada de la vergüenza. Pero pide hablar: “no es como vos decís, loco. Hay cosas graves, de los mensajes en el celular pasan a los golpes. Sé que hasta hubo suicidios de chicos porque les hacían bullying”.

"No hay derecho al olvido"

“El ciberbullying es una variante del bullying presencial; sólo que en estos casos el acoso y la persecución entre escolares suceden en el ámbito digital y las 24 horas”, define el psicólogo Flavio Garlati, capacitador docente y perito, experto en ciberbullying. “Por tratarse de una violencia implantada en las redes sociales, a través de internet, carece de una de las modalidades clásicas de maltrato: la violencia física. Pero sí están presentes e integrados otros tipos de violencia: la verbal (insultos y amenazas escritas); la psicológica (el acoso y la persecución) y la simbólica (la segregación y la discriminación)”, añade.

Describe que el ciberbullying tiene cuatro actores: acosado, acosador, colaboradores y testigos no participantes. “Ni el acosado ni los testigos denuncian esto, salvo que la institución abra un espacio, algo que pocas veces sucede. Muchos docentes no visualizan que se trata de un problema; creen que burlarse es propio de la edad. Los testigos tampoco hablan: tienen miedo de ser las próximas víctimas”, detalla.

Siempre presente

A diferencia del convencional, en el ciberbullying cada acto denigrante se mantiene en el tiempo: “si se viraliza un meme, un video, una foto, de “ese” momento permanecerá para toda la vida, no pertenecerá al pasado, se hará presente con cada búsqueda, con cada encuentro que haga cualquier persona de ese elemento. Este es uno de los factores más devastadores del ciberbullying la imposibilidad del derecho al olvido”, sostiene.

A eso se suma, según el experto, la accesibilidad permanente, que permite sostener el hostigamiento a toda hora y desde cualquier lugar. La palabra escrita es muy potente, no se la lleva el viento. Eso ahí escrito también revive la agresión una y otra vez. Nunca desaparece, se viraliza y la burla se multiplica.

¿Qué deben hacer las escuelas para ayudar? “Deben comprometerse con el tema, formular un acuerdo escolar de convivencia. Decir claramente que no se permite el acoso, ni en las aulas ni en las redes. No pueden seguir diciendo que lo que pasa en las redes no les compete: hoy ya no hay un espacio real y otro virtual; son indisolubles. Pueden colocar un buzón que facilite hacer denuncias anónimas. Y sancionar a aquel que denigra a un compañero. Hoy los chicos que hacen bullying saben que no van a ser sancionados”, destaca.

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