Cuando el futuro se vuelve imprevisible, la gente se enferma de ansiedad y pánico

Cuando el futuro se vuelve imprevisible, la gente se enferma de ansiedad y pánico

PSICÓLOGAS SOCIALES. Ana Quiroga y Josefina Racedo. (la gaceta / jorge olmos sgrosso PSICÓLOGAS SOCIALES. Ana Quiroga y Josefina Racedo. (la gaceta / jorge olmos sgrosso
23 Septiembre 2016
Cuando el futuro se vuelve imprevisible, la gente se enferma de ansiedad y pánico
En las Jornadas Nacionales de Psicología Social, que se inician hoy, expertos del país y el extranjero analizarán los problemas emergentes de la sociedad actual
Hace 50 años, el médico psiquiatra Enrique Pichón Rivière consolidó la idea de que los seres humanos tenemos un siquismo que está socialmente construido. Que no es un producto individual innato. Desde esa década de los años 60 cuando fundó la Psicología Social en la Argentina, hubo momentos históricos en nuestra sociedad que marcaron al individuo y que fueron objeto de estudio de los psicólogos sociales. "Por ejemplo, el proceso de la dictadura nos llevó a estudiar todo el tema de los Derechos Humanos y el daño psicológico que significó la represión. Cuestiones como la globalización, la crisis de 2001, fueron temas que nos hicieron plantearnos cuestiones que hacen a la salud o la enfermedad", explicó Ana Quiroga, directora de la Primera Escuela Privada de Psicología Social. Fue compañera y discípula de Pichón Rivière. Junto a Josefina Racedo, referente tucumana de la especialidad, disertará en el acto inaugural de las Jornadas Nacionales hoy a las 10 en el Centro Cultural Virla. Luego, desde las 15, el simposio continuará en la Facultad de Psicología, hasta mañana a las 19. 
"Nos interesa investigar, en la relación entre el orden social y el sujeto, qué aspectos de ese orden social favorece el desarrollo de una persona sana, activa, integrada, manteniendo la particularidad de cada contexto -agregó Quiroga-. No es lo mismo la situación de un refugiado que la de un poblador de la Patagonia. Para el estudio, la psicología social se nutre también de otras disciplinas, la antropología, la lingüística social, la sociología, y de distintas corrientes psicológicas". 
- ¿Qué problemas se destacan en la sociedad actual?
- Hay autores que van analizando estos fenómenos, como Zygmunt Bauman (sociólogo polaco), que habla de la "sociedad líquida", o el coreano Byung-Chul Han, que habla de "la sociedad del cansancio" y describe la destrucción social y subjetiva que produce la actual forma del sistema capitalista. Qué valores van desapareciendo y qué tipo de sujetos se están construyendo. Las estadísticas de la OMS sobre las patologías mentales y psicosomáticas indican un aumento alarmante de los cuadros de ansiedad, ataques de pánico, etc.  Eso está muy ligado a la imprevisibilidad. La imposibilidad de anticipar con algún grado de certeza qué podemos esperar del futuro. La inseguridad laboral, por ejemplo, es un objetivo del neoliberalismo que apunta a bajar los costos de mano de obra. Hay formas de contratación que exigen una dedicación full time y la persona está siempre conectada por celular con su empleador. No tiene tiempo propio. Hay una demanda permanente y una sensación de estar a merced de los acontecimientos. Eso genera daño.
- ¿Cambió mucho el panorama desde la década del 60?
- El capitalismo actual busca estimular permanentemente el consumo de bienes, que termina siendo consumo de personas, de relaciones, y una necesidad de inmediatez que termina generando frustración. Esto se suma a una multiplicación de la información, al punto de que para nuestra psiquis se vuelve imposible procesarla. Estas cuestiones no se analizaban hace 50 años porque no ocurrían. Por eso, partiendo de que la psicología es un análisis de la relación entre el mundo interno y la estructura social, nuestra mirada comenzaba desde la interioridad de la familia. Pero ahora el orden social no está mediado por la familia, sino por los múltiples medios de comunicación.
- ¿Es determinante la influencia de los medios?
- Los medios tienen un protagonismo hoy en la vida social, que los hace aparecer como algo que lo rige todo. No se cuestiona la veracidad de lo que difunden. Si salió en televisión, es cierto. Hay mensajes contradictorios en lo político. Pero los medios convergen en otra cosa que va más allá de lo político, que son las ideologías de vida. Las formas de ser persona. Transmiten mensajes sobre cómo debe ser uno para ser aceptado por los demás. Eso tiene una profunda penetración. Antes parecía una cuestión propia de los adolescentes, pero hoy han entrado en esto las generaciones mayores. 
- ¿La influencia de los medios puede ser positiva en algunos aspectos, como por ejemplo en la construcción de un nuevo ideal de lo femenino?
- Sí. Se han abierto no sólo a una propuesta para abolir la idea de la mujer como objeto, que ha sido lo hegemónico, sino también a una perspectiva de género que replantea el lugar femenino en la sociedad. Aportan, por ejemplo, a la lucha contra el femicidio. Pero todavía impera en los mensajes de los medios la figura tradicional y machista de la mujer ama de casa.
- ¿El psicólogo social realiza tareas similares a las del trabajador social?
-  Tenemos puntos en común, pero la tarea del trabajador social apunta a la resolución práctica de cuestiones vinculadas con el acceso de la gente a la salud, la educación, el empleo, etc. Nosotros trabajamos, por ejemplo, en una comunidad educativa donde hay violencia. Analizamos lo que pasa en la institución, a través de talleres y sesiones con grupos, haciendo una lectura más psicológica.
- ¿Entre los problemas emergentes figura el suicidio adolescente?
- Sí. Lo más común es que se produzcan fenómenos de contagio en algunos lugares, como epidemias de suicidio adolescente. Algunos de los expertos que vienen al congreso han participado en casos de este tipo. Y también esa clase de suicidio o de homicidio que significa la cultura de la droga. Luchar contra eso es una tarea titánica. Nos preguntamos cómo revertir esta situación de una sociedad que se va haciendo cada vez más violenta. Se puede trabajar en la creación de lazos solidarios entre gente que tiene similares necesidades. Y ayudar a las familias de los adictos a hacer un espacio para albergar a éstos, que no son adictos por casualidad. Uno se encuentra con el familiar que no quiere ver más al adicto, que no lo aguanta más, y está el otro, que registra que esa persona no es adicta sólo como fruto de su decisión de drogarse, sino que está relacionado con la vida misma de la familia y su entorno.
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(RECUADRO)
50 años de la psicología social en Argentina
Además de Quiroga y Racedo, en las Jornadas participarán destacadas figuras de la psicología social, como Myrtha Chokler, Nora Petri, Alejandro Scherzar y Rosa Marcone. El Instituto Superior de Psicología Social de Tucumán (IPST) será el anfitrión y cuenta con la organización conjunta de sus pares de Buenos Aires, Rosario, Mendoza, Neuquén, Santa Fe, Paraná, Córdoba, Salvador de Bahía (Brasil) y Montevideo (Uruguay). Además, figuran como organizadores las cátedras de Psicología Social, de Ciclo Vital I, respectivamente, y la Maestría en Psicología Social, todas dependientes de la Facultad de Psicología de la UNT. 

En las Jornadas Nacionales de Psicología Social, que se inician hoy, expertos del país y del extranjero analizarán los problemas emergentes de la sociedad actualHace 50 años, el médico psiquiatra Enrique Pichón Rivière consolidó la idea de que los seres humanos tenemos un siquismo que está socialmente construido. Que no es un producto individual innato.

Desde esa década de los años 60 cuando fundó la Psicología Social en la Argentina, hubo momentos históricos en nuestra sociedad que marcaron al individuo y que fueron objeto de estudio de los psicólogos sociales. "Por ejemplo, el proceso de la dictadura nos llevó a estudiar todo el tema de los Derechos Humanos y el daño psicológico que significó la represión. Cuestiones como la globalización, la crisis de 2001, fueron temas que nos hicieron plantearnos cuestiones que hacen a la salud o la enfermedad", explicó Ana Quiroga, directora de la Primera Escuela Privada de Psicología Social. Fue compañera y discípula de Pichón Rivière. Junto a Josefina Racedo, referente tucumana de la especialidad, disertará en el acto inaugural de las Jornadas Nacionales hoy a las 10 en el Centro Cultural Virla. Luego, desde las 15, el simposio continuará en la Facultad de Psicología, hasta mañana a las 19. 

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"Nos interesa investigar, en la relación entre el orden social y el sujeto, qué aspectos de ese orden social favorece el desarrollo de una persona sana, activa, integrada, manteniendo la particularidad de cada contexto -agregó Quiroga-. No es lo mismo la situación de un refugiado que la de un poblador de la Patagonia. Para el estudio, la psicología social se nutre también de otras disciplinas, la antropología, la lingüística social, la sociología, y de distintas corrientes psicológicas". 

- ¿Qué problemas se destacan en la sociedad actual?

- Hay autores que van analizando estos fenómenos, como Zygmunt Bauman (sociólogo polaco), que habla de la "sociedad líquida", o el coreano Byung-Chul Han, que habla de "la sociedad del cansancio" y describe la destrucción social y subjetiva que produce la actual forma del sistema capitalista. Qué valores van desapareciendo y qué tipo de sujetos se están construyendo. Las estadísticas de la OMS sobre las patologías mentales y psicosomáticas indican un aumento alarmante de los cuadros de ansiedad, ataques de pánico, etc.  Eso está muy ligado a la imprevisibilidad. La imposibilidad de anticipar con algún grado de certeza qué podemos esperar del futuro. La inseguridad laboral, por ejemplo, es un objetivo del neoliberalismo que apunta a bajar los costos de mano de obra. Hay formas de contratación que exigen una dedicación full time y la persona está siempre conectada por celular con su empleador. No tiene tiempo propio. Hay una demanda permanente y una sensación de estar a merced de los acontecimientos. Eso genera daño.

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- ¿Cambió mucho el panorama desde la década del 60?

- El capitalismo actual busca estimular permanentemente el consumo de bienes, que termina siendo consumo de personas, de relaciones, y una necesidad de inmediatez que termina generando frustración. Esto se suma a una multiplicación de la información, al punto de que para nuestra psiquis se vuelve imposible procesarla. Estas cuestiones no se analizaban hace 50 años porque no ocurrían. Por eso, partiendo de que la psicología es un análisis de la relación entre el mundo interno y la estructura social, nuestra mirada comenzaba desde la interioridad de la familia. Pero ahora el orden social no está mediado por la familia, sino por los múltiples medios de comunicación.

- ¿Es determinante la influencia de los medios?

- Los medios tienen un protagonismo hoy en la vida social, que los hace aparecer como algo que lo rige todo. No se cuestiona la veracidad de lo que difunden. Si salió en televisión, es cierto. Hay mensajes contradictorios en lo político. Pero los medios convergen en otra cosa que va más allá de lo político, que son las ideologías de vida. Las formas de ser persona. Transmiten mensajes sobre cómo debe ser uno para ser aceptado por los demás. Eso tiene una profunda penetración. Antes parecía una cuestión propia de los adolescentes, pero hoy han entrado en esto las generaciones mayores. 

- ¿La influencia de los medios puede ser positiva en algunos aspectos, como por ejemplo en la construcción de un nuevo ideal de lo femenino?

- Sí. Se han abierto no sólo a una propuesta para abolir la idea de la mujer como objeto, que ha sido lo hegemónico, sino también a una perspectiva de género que replantea el lugar femenino en la sociedad. Aportan, por ejemplo, a la lucha contra el femicidio. Pero todavía impera en los mensajes de los medios la figura tradicional y machista de la mujer ama de casa.

- ¿El psicólogo social realiza tareas similares a las del trabajador social?

- Tenemos puntos en común, pero la tarea del trabajador social apunta a la resolución práctica de cuestiones vinculadas con el acceso de la gente a la salud, la educación, el empleo, etc. Nosotros trabajamos, por ejemplo, en una comunidad educativa donde hay violencia. Analizamos lo que pasa en la institución, a través de talleres y sesiones con grupos, haciendo una lectura más psicológica.

- ¿Entre los problemas emergentes figura el suicidio adolescente?

- Sí. Lo más común es que se produzcan fenómenos de contagio en algunos lugares, como epidemias de suicidio adolescente. Algunos de los expertos que vienen al congreso han participado en casos de este tipo. Y también esa clase de suicidio o de homicidio que significa la cultura de la droga. Luchar contra eso es una tarea titánica. Nos preguntamos cómo revertir esta situación de una sociedad que se va haciendo cada vez más violenta. Se puede trabajar en la creación de lazos solidarios entre gente que tiene similares necesidades. Y ayudar a las familias de los adictos a hacer un espacio para albergar a éstos, que no son adictos por casualidad. Uno se encuentra con el familiar que no quiere ver más al adicto, que no lo aguanta más, y está el otro, que registra que esa persona no es adicta sólo como fruto de su decisión de drogarse, sino que está relacionado con la vida misma de la familia y su entorno.

50 años de la psicología social en Argentina

Además de Quiroga y Racedo, en las Jornadas participarán destacadas figuras de la psicología social, como Myrtha Chokler, Nora Petri, Alejandro Scherzar y Rosa Marcone. El Instituto Superior de Psicología Social de Tucumán (IPST) será el anfitrión y cuenta con la organización conjunta de sus pares de Buenos Aires, Rosario, Mendoza, Neuquén, Santa Fe, Paraná, Córdoba, Salvador de Bahía (Brasil) y Montevideo (Uruguay). Además, figuran como organizadores las cátedras de Psicología Social, de Ciclo Vital I, respectivamente, y la Maestría en Psicología Social, todas dependientes de la Facultad de Psicología de la UNT. 

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