El creador de “Amor sin barreras” vivió su propio romance hasta la muerte

19 Agosto 2016
Arthur Hiller, el director de “Amor sin barreras (la mítica “Love story”, estrenada en 1970), falleció ayer en Los Ángeles a los 92 años. Su deceso se produjo a los dos meses de que muriese su pareja durante casi siete décadas, la trabajadora social Gwen Hiller. Ambos vivieron su propia historia romántica, atravesada por el compromiso social y el activismo en defensa de los derechos humanos y civiles. Filmar su principal película no fue una tarea fácil. El dinero era escaso y el guión de Erich Segal demasiado sentimental. El propio director confesó en 2010 a la revista Vanity Fair que tuvo que hacer grandes esfuerzos para que no se la convirtiera en una telenovela. “Quería que (el espectador) tomara partido, pero no que lloriqueara desde el principio”, confesó. En la negociación con los productores, se comprometió a no gastar más de U$S 2 millones. “Y entregué la maldita película por U$S 25.000 por debajo del presupuesto”, aseguró. “Amor sin barreras” pasó a la historia: obtuvo siete nominaciones a los Oscar, pero consiguió uno sólo y por la banda sonora (en cambio, Hiller fue reconocido con un Globo de Oro a la mejor dirección por este filme). Nunca más una producción suya fue postulada al Oscar, pese a que el director canadiense, hijo de emigrantes polacos de religión judía, presidió la Academia de Cine de Hollywood entre 1993 y 1997; sí se le concedió el Oscar honorífico Jean Hersholt por su compromiso humanitario. “Era un hombre extraordinario, con mucho talento, de un gran corazón y lo echaré terriblemente de menos”, sostuvo Ali MacGraw, que tiene ahora 77 años y que saltó a la fama mundial cuando interpretó a Jenny Cavalleri (quien muere en las últimas escenas) junto a Ryan O’Neal, como el acaudalado Oliver Barrett. Muchas de las escenas y de las frases que se dijeron entre ellos quedaron en la memoria, como la eterna “el amor significa nunca tener que pedir perdón”.

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