Los 70 años de la escuela Thames

EN 1946. Ceremonia de izamiento de la bandera en el patio, durante el acto inaugural del establecimiento. EN 1946. Ceremonia de izamiento de la bandera en el patio, durante el acto inaugural del establecimiento.
14 Agosto 2016

La escuela José Ignacio Thames, de Yerba Buena, cumplió, el pasado 12 de agosto, 70 años de vida junto con los niños de la “Ciudad Jardín”. Fue inaugurada en 1946 y se trató de una donación del filántropo catalán José Roger Balet, un inmigrante que tuvo una exitosa historia comercial en nuestro país. 

La crónica de nuestro diario señalaba que el acto inaugural fue encabezado por Balet, el gobernador Carlos Domínguez, y el interventor del Consejo Nacional de Educación, Miguel Mordeglia. El obispo Agustín Barrére bendijo las instalaciones luego del izamiento de la bandera.

Los discursos

El empresario español habló en el acto y señaló: “vine a cumplir una deuda de gratitud contraída no sólo con la provincia sino con toda la Nación. Los extranjeros que tienen la dicha de vivir en la Argentina están obligados a demostrar, cuando triunfan, la gratitud que corresponde en mérito de la libertad y de la generosidad de nuestro país”.

Félix Buenaventura, inspector de escuelas nacionales, destacó la figura del donante y señaló que era un enamorado de nuestra Patria. Además, expresó en nombre de los docentes que se congratulaba de contar con una escuela que lleve el nombre de José Ignacio Thames, no sólo porque en esta provincia naciera el prócer, sino también por la feliz intervención que le cupo al canónigo en el Congreso de 1816”.

Silvio Fidanza, interventor del Consejo General de Educación, ponderó “el valioso aporte, que significa una contribución real, inmediata, fecunda, plena de proyecciones en el escenario educacional que enaltece la acción noble y pujante que devuelven en la tierra argentina los hijos de España”. Agregó que “la obra comprendía e interpretaba un llamado social como es el de devolver a la comunidad lo que se ha obtenido por el esfuerzo individual pero enriquecido por el caudal de experiencia técnica y trabajo que han legado los años”.

Mordeglia, quien se congratuló por estar en nuestra provincia, expresó que “con obras como la inaugurada se elevan los corazones y se enriquece el espíritu con las enseñanzas que conducen al bien, se muestran y se fijan las normas y los principios morales cuya práctica acerca a la felicidad”. Agregó: “surge aquí otra escuela donada por Roger Balet como una manifestación de la grandeza de ánimo y de la generosidad de un extranjero para con el país que, como siempre, premió el esfuerzo, la honestidad y la perseverancia”. Además pidió más actitudes similares a la del empresario catalán.

En 1942

Balet había venido en mayo 1942 a Tucumán para recorrer el lugar donde se iba a construir la nueva escuela y, además, para entregar otras tres en La Rioja, Catamarca y Jujuy.

En aquel entonces fue entrevistado por LA GACETA, oportunidad en la que dijo: “mi gestión obedece al íntimo deseo de rendir un homenaje al país que me acogió con la proverbial bondad de sus gentes y en el cual he construido una familia”, además de labrar una buena posición. Por ello creyó que la mejor forma de rendir trinuto a esta patria consistía en contribuir “a la difusión y facilitando la instrucción primaria que es una de las bases en la que se asienta el edificio de los pueblos de la democracia”.

“Cumpliré mi deseo construyendo un edificio en cada provincia y uno en cada territorio nacional”, manifestó con tranquilidad.

En aquella ocasión recorrió los suburbios en búsqueda del lugar ideal para levantar el edificio: su idea era beneficiar a las barriadas humildes.

Ese mismo año, poco tiempo antes, había realizado otra acción en favor de nuestro país al comprar la casa donde murió Bernardino Rivadavia en la ciudad andaluza de Cádiz, para que allí se hiciera un museo. También se destacaba el apoyo en la compra de aviones y de material de navegación para las fuerzas armadas. El contexto internacional era el de la Segunda Guerra Mundial.

Además compró los cinco primeros pulmotores que llegaron a la Argentina y que se instalaron en cinco hospitales del país.

Junto con Roger Balet venía el ingeniero José Soledani, su asesor técnico y responsable de las obras civiles que desarrolló el filántropo. Todas ellas poseen características similares y aún pueden reconocerse por los detalles constructivos de raigambre colonial española.

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Una historia de esfuerzo y trabajo duro en Argentina

José Roger Balet nació el 3 de marzo de 1889 en Barcelona. Era un niño de salud débil y por ello su familia temía que no pudiera llegar a ser adulto. Lo enviaron a una pequeña población situada en las afueras de la ciudad, y allí ingresó como ayudante en un pequeño comercio de venta de fantasías, en donde si bien no cobraba sueldo, aprendió durante dos años, familiarizándose en la atención a los clientes, experiencia que le sería sumamente útil.

De vuelta en Barcelona, ingresó como vendedor a comisión en los almacenes de papeles de embalaje y artículos de imprenta, donde trabajaba su padre desde hacía años. Por su juventud, viveza y simpatía tuvo éxito, y logró juntar un pequeño capital, con el que pudo viajar al Río de la Plata. Llegó a Montevideo en 1906.

Luego de algunos años de trabajo en Uruguay, decide probar suerte en Buenos Aires. Allí, sobre la base de un intenso trabajo, siempre en ventas, se hizo de un capital suficiente que le permitió la compra, en 1913, de un local en San Juan y Lima, que vende dos años más tarde para trasladarse a la calle Corrientes y Bermejo (hoy Jean Jaurés), donde instala su negocio, el reconocido “Bazar Dos mundos”. Uno de los edificios emblemáticos del negocio, hoy reciclado para otras actividades, está ubicado en la esquina de Sarmiento y Callao. Es un ejemplo de la arquitectura del modernismo industrial.

Su obra benéfica cuenta con cinco escuelas en Uruguay y 48 en Argentina. Ninguna lleva su nombre. Murió en Buenos Aires en 1973, a la edad de 84 años.

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JOSE IGNACIO THAMES
Fue uno de los congresales por Tucumán. Junto con Pedro Miguel Aráoz, firmó el Acta de la Declaración de la Independencia el 9 de Julio de 1816. Nació en nuestra provincia el 15 de agosto de 1762 y estudió en la Universidad de Córdoba: se doctoró en teología en 1784. Volvió a Tucumán para ejercer su ministerio como sacerdote. Fue designado en 1798 párroco de El Alto en Catamarca. En 1813 llegó a canónigo de la catedral de Salta. Apoyó a la Revolución de Mayo desde un principio. Tuvo relevante actuación durante el desarrollo de las deliberaciones del Congreso de 1816 y apoyó la idea de una monarquía inca. Alcanzó la vicepresidencia del congreso en 1818, cuando funcionaba en Buenos Aires. Más tarde renunció para volver a Salta. Falleció en Tucumán el 9 de febero de 1832. 
JOSE IGNACIO THAMES
Fue uno de los congresales por Tucumán. Junto con Pedro Miguel Aráoz, firmó el Acta de la Declaración de la Independencia el 9 de Julio de 1816. Nació en nuestra provincia el 15 de agosto de 1762 y estudió en la Universidad de Córdoba: se doctoró en teología en 1784. Volvió a Tucumán para ejercer su ministerio como sacerdote. Fue designado en 1798 párroco de El Alto en Catamarca. En 1813 llegó a canónigo de la catedral de Salta. Apoyó a la Revolución de Mayo desde un principio. Tuvo relevante actuación durante el desarrollo de las deliberaciones del Congreso de 1816 y apoyó la idea de una monarquía inca. Alcanzó la vicepresidencia del congreso en 1818, cuando funcionaba en Buenos Aires. Más tarde renunció para volver a Salta. Falleció en Tucumán el 9 de febero de 1832. 

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