La escuela Congreso llenó de color las calles de barrio Sur

En la escuela Congreso el Bicentenario empezó a pensarse y a planificarse en 2013. El proyecto institucional, desarrollado a lo largo de tres años, capturó esta semana las calles de barrio Sur con la forma de murales repletos de color, música, danzas, una feria y, en especial, la recuperación de la memoria histórica tucumana, enfocada en la industria azucarera y los 50 años del cierre de los ingenios.

Ligada a la gesta de 1816 desde el nombre y la ubicación -queda en Congreso y Lavalle, donde funcionaba la ENET N° 2, a pocas cuadras de la Casa Histórica-, la escuela decidió ponerse a la altura del Bicentenario. El proyecto, armado por docentes del Departamento de Ciencias Sociales, sumergió a los chicos en numerosas actividades: realizaron investigaciones sociocomunitarias, participaron en talleres, tejieron redes con otros colegios y se proyectaron desde el aula al corazón del barrio.

Entre los vecinos de la escuela aparece la Fotia, entidad que recuerda por estos días la traumática experiencia de 1966, cuando el cierre de los ingenios cambió la historia de Tucumán. Allí se inauguró un mural, diseñado por el artista César Carrizo y presentado con un acto al que asistió la comunidad educativa en pleno.

“La escuela pública debe recordar esa historia, que es muy comprometida”, destacó en su discurso Gustavo Cortés Navarro, profesor de Historia y uno de los creadores del proyecto. “Desde el cierre de los ingenios se motorizó la unión del movimiento obrero con el movimiento estudiantil, lo que desembocaría en las luchas sociales de los años siguientes”, agregó, refiriéndose a los tucumanazos.

Lo escuchaban antiguos y emblemáticos dirigentes de la Fotia, ubicados entre el público que tomó la vereda este de la plaza Yrigoyen. El sindicato contribuyó al acto pintando el edificio -de amarillo, el color original-. Pedro Luna, que asumió la misión de rescatar la historia de la Fotia, recibió un reconocimiento. También ATEP distinguió a la escuela. La concreción del mural se debió, en buena medida, al respaldo del municipio capitalino, en la figura de Norma Torossi (subsecretaria de Cultura y Deporte).

La escuela se dio el gusto de presentar dos cuerpos estables. El Ballet Folclórico, conformado desde principios de este año por alumnos y por egresados, bailó el pericón, desplegó una muestra de malambo y se lució con una zamba. El Coro también hizo lo suyo, y se agregó la actuación de tres chicos no videntes que llegaron a la Congreso desde la escuela Braille para cursar el ciclo de Humanidades.

Los murales que decoran los muros de la escuela, sobre Lavalle al 200, también estuvieron a cargo de Carrizo. Uno fue bautizado por los chicos como “La Zafrera”; en otro colaboró la profesora Lucía Bautista; y un tercero fue iniciativa de los alumnos que egresarán este año (la “promoción del Bicentenario”).

El proyecto, finalista el año pasado del Concurso Clarín-Zurich, fue impulsado por un grupo de docentes: Cortés Navarro, Fabiana Neme Simeon, Leticia Pacheco, Jorge Soria, Francisco Olea e Irina Vallejos, supervisados por profesora Silvia Almaraz, directora de la escuela.

Las actividades ligadas al Bicentenario continuarán hoy en la plazoleta de Congreso y San Lorenzo. A las 9 se inaugurará una muestra sobre la historia de Tucumán, integrada por una treintena de stands. La elección de la fecha no es caprichosa: hoy se celebra el Día del Historiador. La feria se mantendrá abierta al público hasta las 13.

Lo importante, según el cuerpo docente, es que al cabo de estos años de trabajo y estudio se arraigue en los chicos la certeza de que la historia debe identificar a todos los habitantes del país. Que sea capaz de fusionar a los argentinos de las distintas regiones y clases sociales con las raíces culturales que nos convierten en una nación.