
CODICIADO. El pasaporte europeo, un sueño de muchos argentinos.

Engorroso, difícil, extenso y a veces inentendible. Aquellos que comienzan con el rastreo de papeles ya saben que para conseguir otra nacionalidad deben armarse de paciencia. Pero, aunque Tucumán no está entre las provincias con más italianos, según datos del consulado de Italia en Argentina (hay cerca de 15 mil), desde hace menos de un año la Asociación patronato Anmil que ayuda y asesora a iniciar eso trámites de ciudadanía y jubilación italianas a todas las personas que puedan demostrar su vínculo con la colectividad italiana.
Vittorio Vargiu, presidente de la asociación, describe que lo primero que deberían saber es que hay dos conceptos distintos de transmisión de la nacionalidad por nacimiento. Un de ellos es “ius soli” o derecho de suelo, aplicado en la mayoría de los países americanos (como en Argentina). Quiere decir que el recién nacido obtiene la nacionalidad del país donde nació. Mientras que ius sanguinis o derecho de sangre, es aplicado en la legislación de la mayoría de los países europeos. Significa -explica Vargiu- que el recién nacido puede obtener la nacionalidad que tiene su madre o padre al momento de nacer, sin importar donde haya ocurrido el alumbramiento. En otras palabras, si un italiano trae al mundo un hijo ya sea en Italia, Francia, Argentina, China o en Marte, ese hijo tendrá automáticamente la nacionalidad italiana desde el mismo momento de nacer. l. Y esto se transmite de generación en generación (con algunas excepciones que después detalla Vargiu).
“Soy consultor de la región autónoma de Cerdeña, tengo contactos en Roma, y desde ya los funcionarios me conocen por mi trayectoria. Entonces decidieron abrir una sede de esta asociación sin fines de lucro. Se abre sólo en Tucumán, mientras que en otras provincias hay filiales”, comienza a contar Vargiu, un italiano nacido en Cerdeña. Simultáneamente, Anmil también abrió oficinas en otros países, como España, Estados Unidos, Australia (“tuvo una gran inmigración italiana”) y Brasil, entre otros.
Los patronatos originalmente son asociaciones de asistencia para inválidos civiles, y en toda Italia Anmil tiene 400.000 mil afiliados . En base a ello, con el tiempo la asociación comenzó a brindar asistencia para obtener la jubilación y la ciudadanía a aquellos descendientes que están fuera de Italia.
“El patronato consigue papeles que para alguien que no tiene contactos en Italia es muy difícil. Entonces, puede buscar constancias o certificados de nacimiento en iglesias, registros civiles, entre otros. Tenemos agencias en toda Italia. Es muy fácil ayudar. Además ya no se hace vía carta, sino por Internet”, explica el consultor.
Francesa Ferrandi, responsable de la oficina del Patronato, recomienda a los interesados que quieran tramitar ciudadanía o jubilación italianas que por lo menos se presenten con un certificado de nacimiento de su ascendente, o sino el lugar y el año presunto de nacimiento. “Si tiene 60 años y quiere hacer la jubilación, lo primero que tiene que hacer es asociarse, abonando $200 anualmente. Y no se paga ni un peso más. No sólo los asesoramos para que consigan la jubilación, sino también los ayudamos a llenar las fichas de supervivencia anuales, que esta año se vence el 3 de junio. Nosotros hasta hacemos el envío a Italia”, aclara Ferrandi.
Impedimentos
Vargiu comenta que hay impedimentos que son convenientes conocer antes de iniciar un trámite tan extenso como el de ciudadanía. “Si el familiar italiano perdió esa ciudadanía antes de que nazca su hijo, se transforma en un obstáculo. Y si la ascendencia es mujer, los nacidos hasta 1948 -o antes- no pueden tampoco acceder a la ciudadanía. Sin embargo, Italia está por cambiar la ley de Ciudadanía para que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres”.
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