A Bernardo Bertolucci la silla de ruedas no le impide filmar películas

16 Marzo 2016
La mirada a lo prohibido, a lo oculto, el voyeurismo en su forma más audaz describen la obra de Bernardo Bertolucci, que figura entre los clásicos modernos a pesar de haber rodado sólo unas 15 películas.

El autor de obras maestras como “El último tango en París” y “El último emperador” cumple hoy 75 años.

El director nacido en Parma lleva varios años en silla de ruedas, a causa de una operación en la columna que salió mal.

Considerado uno de los últimos grandes maestros del cine de posguerra italiano, su primera gran jugada fue “El último tango...”, de 1972, hoy convertida en una película de culto. En su momento, por su carga de erotismo, fue prohibida en Italia y por la que Bertolucci fue multado.

El director, sin embargo, consiguió una nominación a los Oscar y numerosos premios, pero sobre todo el dinero para su proyecto más ambicioso: la película “1900”, un largometraje de época de cinco horas y media sobre la lucha de clases a principios del siglo XX.

A pesar de contar con un reparto de ensueño, con estrellas como Burt Lancaster, Donald Sutherland, Robert de Niro y Gérard Depardieu, Bertolucci, que se declaraba comunista, no consiguió convertir en un éxito de taquilla la película de marcado perfil político.

La consagración

Su mayor éxito llegó en 1987 con el “El último emperador”, con la que consiguió nueve Oscar y cuatro Globos de Oro. Con esta película Bertolucci se convirtió en el primer director occidental al que se le dio permiso para rodar en localizaciones originales en Pekín.

El segundo intento de Bertolucci de abordar un tema del lejano Oriente se convirtió, sin embargo, en un sonoro fracaso de 1993 ”Little Buddha” (Pequeño Buda). Tampoco consiguió el aplauso de la crítica en 1996, con “Stealing Beauty” (Belleza robada), centrada en las experiencias amorosas de una joven estadounidense de visita en la Toscana.

Pero sí recibió elogios por “L’Assedio” (Pasión,1998), el tierno amor platónico de un pianista por una joven africana.

Con el tiempo, Bertolucci se ha ido adaptando a su vida en silla de ruedas. Al principio fue difícil, confesó en una entrevista en 2012.

Durante años, dijo, estuvo en un estado de apatía. “Pero cuando lo acepté, comencé a vivir de nuevo y me dije: ‘voy a hacer una película’”, comentó.

Tras estar diez años sin dirigir, en 2013 regresó con el drama “Io e te” (Tú y yo) en el que abordaba algunos de sus temas predilectos como la pubertad, el despertar sexual, las drogas y el incesto.

Ese mismo año también ejerció la presidencia del jurado del Festival de Venecia.

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