“Se levantó en medio de la noche y se puso a cavar”

Los abuelos del dueño del Renault 9 dijeron que desconocían que había enterrado el auto

DOLOR. Los abuelos de Sánchez se mostraron angustiados por la situación. la gaceta / foto de analía jaramillo DOLOR. Los abuelos de Sánchez se mostraron angustiados por la situación. la gaceta / foto de analía jaramillo
20 Febrero 2016
“Todo el mundo entra a la casa, busca, saca fotos, sale y nadie se fija en cómo vivimos nosotros”, se quejaron Lara del Valle Tapia y Eudoro Sánchez. Son los abuelos de Jorge Sánchez, el acusado de matar con su auto a tres personas en Ranchillos y de herir a dos más.

La casa es extremadamente humilde y está alejada de todo. En al menos 10 kilómetros a la redonda, no hay pavimento, ni hospitales, ni comisarías, ni supermercados. El Tala, donde viven, está escondido entre los cañaverales. Ni siquiera las casas están una pegada a la otra.

En el caso de los abuelos, la vivienda más cercana es la de sus nietos, a unos 15 o 20 metros. Pero la persona que enterró el Renault 9, con el que se cometió el accidente, no lo hizo en su casa, sino en la de Tapia y Sánchez. Al fondo, donde empiezan las plantaciones de caña, cavó un pozo y escondió el vehículo. “Se levantó en medio de la noche y se puso a cavar”, contaron los abuelos y aseguraron que ignoraban lo que había enterrado su nieto. Y rompieron en llanto. “No puede ser que lo culpen a él, nos dijeron que esa gente (las víctimas) iban caminando en medio de la ruta”, intentaban explicar. Agregaron que después de esa noche no volvieron a ver a su nieto y eso fue todo lo que dijeron acerca del accidente.

Ambos remarcaron que viven en la pobreza absoluta y que, el día del allanamiento sintieron la indiferencia de todas las personas que entraron a la casa. “Encima se llevaron los vehículos que estaban acá para arreglarlos, qué les voy a decir ahora a los dueños”, se quejó el hombre, sobre el secuestro de la Policía.

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