Una de las características, de esta gran vía, que de inmediato interesa al viajero, es la originalidad de los jardines construidos sobre el borde exterior de sus anchas veredas, en un espacio comprendido entre éstas y la calzada, cuya amplitud permite estos lujos y otros más, desde que existen cuarenta varas de luz (unos 33 metros y medio). Esta descripción de la ancha y reconocida avenida Cristóbal Colón de Mar del Plata, realizada por nuestro enviado especial Alberto García Hamilton en 1921, la muestra muy diferente de la actual, flanqueada por veredas y algunos pocos árboles, además de grandes edificios, uno pegado al otro.
En cuanto a la vía que lleva el nombre del famoso navegante genovés, el cronista manifestaba: encaminándose desde el centro de la ciudad, por la avenida Colón, se llega, en breve, al pie de la Loma, en cuyo punto culminante aparece la iglesia de Stella Marís, elevando sobre la pompa mundana la sencillez de su símbolo cristiano con el arte de sus naves, su torre airosa y sus blancas imágenes esculpidas en mármol de Carrara. Se trata de otra descripción que para el actual turista del balneario bonaerense llama la atención, porque desde la avenida hoy casi no se ve la capilla. En el artículo tampoco se menciona la famosa Torre Tanque de calle Falucho, que aparecerá más de 20 años después, hacia 1943, por las necesidades de agua surgidas del crecimiento de la zona.
Los jardines, ya descritos, eran la antesala de grandes e imponentes casas. Las flores que desbordan las platabandas con profusión de vida primaveral y donde las flores abundan bien se puede decir con el personaje de Zorrilla que “se respira mejor”. ¿Para qué agregar que estos jardines “callejeros” son sino la prolongación de “villas” regias, cuyas puertas cerradas mientras bate el cierzo invernal, se abren en el estío, para albergar exclusivamente millonarios, ya que ellas, por si mismas valen millones?.
El enviado de LA GACETA hace una defensa férrea de nuestros cerros y de las alturas del Aconquija cuando dice que La pampa... será la región privilegiada del ganado gordo y de los cereales. Pero donde no existe una eminencia de terreno, un cerro, una cuchilla, una loma. Y agrega que La Loma atrajo mi atención desde que pisé Mar del Plata. Permítame decir, entre paréntesis, que “la cabra tira al monte”.
Desde La Loma
La visión desde La Loma “domina el paisaje en varias leguas a la redonda”. Y la nota pasa a describir: a nuestro frente el mar, con la explanada que corre a su vera... Un poco más lejos el Cabo Corrientes. Más allá el puerto en construcción y detrás el Faro.
Se guarda para el final una pequeña crítica al lamentarse que esta bellísima artería no vaya a morir sobre las olas, en una playa de abundante arena como ocurría en otros balnearios del mundo. Pero esta idea se hizo realidad unos años después y los turistas del presente la podemos aprovechar para llegar hasta el mar en la famosa playa Varese.