En Los Ralos el reloj quedó clavado a las seis de la tarde del 23 de agosto. Ese domingo se votó en toda la provincia para gobernador, legisladores, intendentes, concejales y comisionados rurales.
Como en todo el país, se vive en un sofocante clima electoral, sólo que la expectativa aquí no está puesta en saber quién será el próximo Presidente, sino en quién se convertirá en el próximo delegado comunal. A raíz de los disturbios generados el día de los comicios provinciales, siete urnas acabaron quemadas y otras cuatro fueron dañadas en esa localidad.
“Lo que espero es que ahora la votación sea en paz por lo menos, y que el que gane haga algo por el que tiene necesidades. Siempre se preocupan primero por los amigos de los que ganan”, lamentó Elena Ávila, que fue fiscal partidaria en la escuela Dr. Manuel Lizondo Borda, y estuvo presente cuando se produjeron los tumultos.
En total, casi 15.000 tucumanos acudirán hoy a las urnas en cuatro comunas. Sucede que también hubo incidentes en San Pablo y Villa Nougués, San Ignacio y Sargento Moya. Por el robo de urnas, se volverá a votar en elecciones complementarias en 46 mesas únicamente en la categoría de delegado.
La ex fiscala María de las Mercedes Carrizo (IX nominación) abrió una investigación por los incidentes. Los sospechosos corresponden tanto a sectores del oficialismo como de la oposición (como rige la veda electoral en estas localidades, no se consignan nombres de partidos).
“Que el voto valga”
Los días previos a las complementarias, en la plaza principal de Los Ralos unos parlantes repetían hasta el hartazgo mensajes grabados de dirigentes provinciales pidiendo el voto. En la fila de más de media cuadra para ingresar al Banco Nación, todavía se discutía a qué dirigentes respondía la patota que hace más de dos meses había ingresado por la fuerza a uno de los tres establecimientos educativos habilitados para votar. Las versiones de muchos se contradecían, buscando deslindar responsabilidades. Sin embargo, todos los consultados por este diario coincidieron en el deseo de que las nuevas elecciones transcurran en calma.
De acuerdo a lo que pudo averiguar LA GACETA, la información que manejaban los fiscales el 23 de agosto indicaba que uno de los 27 aspirantes a gobernar la comuna había alcanzado una diferencia que lo convertía en ganador. Una patota de más de 200 personas se agrupó frente a la escuela y comenzó a quemar cubiertas. Después, empujaron la reja del establecimiento hasta que forzaron el candado.
Gran parte de la patota ingresó a la escuela y se dirigió hasta la dirección, donde se guardaban las urnas hasta su traslado a la sede de la Junta Electoral Provincial (JEP). En medio de las corridas, un grupo se llevó 11 urnas. Siete acabaron quemadas en la calle. Luego, la Policía y Gendarmería reprimieron a los integrantes de la patota que aún no se habían retirado y a familiares de autoridades de mesa y fiscales que se acercaron a la escuela.
“La gente quedó con miedo después de eso”, graficó Ernestina Navarro, que volverá a votar hoy, según adelantó, por el mismo candidato que en agosto. “Los Ralos cambió mucho respecto de como era antes. Siempre fue un lugar tranquilo, no desconfiabas de nadie; ahora se roba un montón, asaltan a las mujeres que salen del banco, roban motos y celulares, tampoco hay luz y desde hace un tiempo hay paco”, enumeró. Al lado de Navarro, su mamá María Ernestina Sánchez -de 70 años-, se abrazaba con una nieta. Ella también volverá a votar.
“Siempre que hubo elección voté. Acá hubo mucho ‘bolsoneo’, autos que te pasaban a buscar y hasta hay gente que decía que unos punteros daban dinero. Nosotros no hemos podido agarrar nada, pero bueno... que aceptemos mercadería no significa que votemos cualquier cosa”, sonreía la mujer, que se jactaba de ser nacida en Los Ralos y de haber criado 10 hijos en el mismo pueblo. Eso sí, esperaba demorar poco y que le permitieran votar sin hacer fila: “ando en las últimas de Dios, como se dice, tengo ese beneficio al menos”.
La violencia electoral, para otros vecinos se tradujo en un hecho doloroso. “Lo que quiero es que nuestro voto valga, porque por culpa de un grupo que no quería perder muchos tenemos que volver a votar. No puede ser que se hayan quemado votos, es lo que nosotros elegimos. Nuestra voluntad quedó en cenizas”, reclamó Manuel Vázquez.
Dos meses y 15 días después del 23 de agosto, la renovación de todas las autoridades de la provincia finalmente terminará. Los vecinos de San Pablo y Villa Nougués, Sargento Moya, San Ignacio y Los Ralos conocerán quiénes serán los comisionados comunales que gobernarán sus pueblos por un período de cuatro años.