
BELLEZA INTACTA. Adriana Brodsky cumplirá 60 años en diciembre. prensa “big band shoiw”

Hay gestos que impiden determinar cuándo termina la actriz y comienza el personaje. Adriana Brodsky se acomoda su rubio pelo con una leve sacudida de la cabeza, tal como lo hacía La Bebota, el personaje que la marcó de por vida como compañera de escena del insólito curandero trucho Alberto Olmedo e hija del protector padre Javier Portales.
Poco le importa saber a su corte de seguidores si ese movimiento (natural y sutilmente seductor) nació en su vida privada o fue creado especialmente para la televisión. Ella agradece tanta fidelidad prestándose pacientemente a la foto con cada uno que le pida posar, dándole todo el tiempo posible a su público. Según lo visto en Tucumán, pocas figuras generan tanto revuelo y muestras de afecto espontáneo cada vez que aparece. Entre las manifestaciones de cariño se incluyen desde almorzar gratis empanadas luego de ser reconocida en el restaurante hasta tener una larga fila de admiradores, varones y mujeres (incluso dentro de la misma redacción de LA GACETA) que esperan su turno para tomarse imágenes con una famosa que se caracteriza por su simpleza y sencillez.
Brodsky nunca dejará de ser La Nena, ni lo pretende. Por el contrario, es una agradecida del personaje que la lanzó a una fama de la cual no se vuelve y que atraviesa edades: la siguen tanto quienes vieron en estreno los capítulos de “No toca botón”, en 1986 y 1987, como los que la conocieron en las repeticiones en la pantalla del cable o la buscan en Internet.
“Soy una persona que me meto mucho en el momento y en las situaciones. Trato de ir con el tiempo y me quiero desapegar del pasado, pero adaptarme a la actualidad me cuesta un poco”, afirma en su visita al diario para promocionar la obra “Big Band Show”, que se verá este viernes y sábado en el teatro Mercedes Sosa, con Martín Bossi como cabeza de compañía (ver “Una taquilla ...”). En la obra, evocan en un sketch a El Manosanta.
- ¿Te sorprende el cariño que te dispensa tu público?
- Hay cosas que me sorprenden de la gente; las cosas más simples, como una sonrisa, o el respeto que me tienen. La buena onda incluso me descoloca a veces. Tendría que ser siempre así, pero hay muchas cosas que tienen que ser y no son. Respeto las ideas, las formas de ser y los caracteres de cada persona, es una forma de sobrevivir.
- ¿Te reinventás siempre?
- Lo hago en mi vida personal, pero no en mi trabajo. Quedé lacrada en La Nena, que es algo que me encanta, valoro y agradezco a Dios, junto con otro montón de cosas. Hacerlo en cada función me emociona intensamente, me produce una gran adrenalina. Hoy lo valoro mucho más que cuando estábamos en la televisión; entonces era un trabajo y todos estábamos inmersos en una gran vorágine.
- Te reencontrás ahora con tu personaje no desde el trabajo, sino desde el disfrute.
- Total, pero hoy tuve que estudiar de nuevo este personaje. Hace 30 años, era así como me veían. No tenía que hacer nada. Hoy, después de tanto tiempo, después de siglos, he cambiado, me pasaron cosas y tengo más años. Tuve que fijarme muy bien cómo tenía que ser La Nena. Pero lo que desborda es el recuerdo, que está intacto; no se buscó ser una mujer sexy ni parecerme a lo que fui. Si me buscaron como era entonces, perdieron. En este momento de mi vida, a las cosas las digo muy diferentes, con más fuerza y más vida.
- ¿Qué fue lo que se hizo tan bien para que se lo recuerde?
- Todo es gracias a Olmedo. Yo lo recibo de rebote. Tuve la dicha de trabajar con los capocómicos de la Argentina, pero del único que hablo todos los días es del Negro; no me preguntan por Jorge Porcel, por Santiago Bal, por Minguito, por Tato Bores, por los hermanos Sofovich, todos grandes. Sólo me preguntan por él, y yo trabajé apenas dos años a su lado. La gente cree que estuvimos 10 años, lo cual es muy fuerte para mí también.
- Lograron trascender varias generaciones...
- Y países también, como Uruguay o Estados Unidos, en especial en Miami. Es impresionante, tengo seguidores de una generación que nada que ver con la mía. Es muy particular, porque pegó en los sentimientos más sublimes. ¡Cómo no voy a estar agradecida todos los días por mi vida!
- Luego de haber estado con Olmedo, ¿cómo se siente que Bossi haga de El Manosanta?
- Me emociona siempre que lo veo bajar con el personaje, porque lo hace con un enorme respeto y mucho amor. Va a la esencia y se mimetiza de una forma perfecta. Martín es muy talentoso. Como es arriba del escenario, lo es abajo; está siempre a flor de piel y te lo transmite. No es un jefe sino un compañero. Tiene las cosas de los grandes, con humildad. No puedo creer estar con él. También es impresionante lo que hace Carna como Portales.
- Mencionaste a los mayores cómicos de la historia argentina. ¿Sumás a Bossi en esa lista?
- Con Olmedo no existe comparación ni se lo puede imitar, porque fue algo raro, especial. Pero a Bossi tampoco se lo va a poder imitar; en él encontré una enorme capacidad de trabajo, con ángel y carisma. Terminamos las dos horas de función, siempre arriba del escenario, y después se va a hacer gimnasia, luego a comer, lee un libro y recién se duerme. A sus incipientes 40 años ya está arriba. Para mí es un extraterrestre.
- ¿Qué te gustaría hacer en el futuro?
- Me encantaría hacer un papel dramático, pero me río de sólo pensarlo. Me gustaría estar bien dirigida en una obra de ese género, aunque me parezca medio incoherente con mi trayectoria. Sería un desafío para ver qué es lo que pasa. Pero fui una chica Olmedo, soy una señora Olmedo y seré una abuela Olmedo.
Una Taquilla asegurada
Martín Bossi es la principal figura de la compañía de “Big Band Show”, el espectáculo en el cual personifica a Alberto Olmedo en el mítico sketch de El Manosanta, junto a Adriana Brodsky. La obra tiene programadas dos funciones en el teatro Mercedes Sosa, a las 21 del viernes y del sábado, con las mejores localidades totalmente agotadas, lo que asegura una gran taquilla; y está a punto de habilitarse la venta de un segundo horario para el viernes, a las 23.30.








