13 Septiembre 2015
FOTO TOMADA DE LAVOZ.COM.AR
La joya de la corona, el superclásico del fútbol argentino en medio de una atípica e histórica fecha de grandes clásicos. River-Boca otra vez, después de todo lo que pasó. Del Panadero de Boca y la Libertadores de River. De una goleada que terminó siendo golondrina de un verano pintado de azul y oro. De una victoria ídem en la ida del torneo de los 30.
Hasta ahora, en el duelo Marcelo Gallardo-Rodolfo Arruabarrena, el “Vasco” saca ventaja en choques amistosos y locales. Pero el “Muñeco” pegó fuerte -y ganó tácticamente- en los cruces coperos, los que a la postre más importan.
River y Boca se vuelven a ver las caras. Con necesidades tan diferentes como sus estados de ánimo. Porque el local disfruta aún de la resaca gloriosa de sus cuatro títulos internacionales en ocho meses y tiene en la mira la Copa Sudamericana y, sobre todo, obvio, el Mundial de Clubes. Porque más allá de las declaraciones de rigor, River ya no pretende el torneo, salvo este campeonato particular que se llama ganarle a Boca y ponerlo nocaut.
Porque el “xeneize”, de la noche a la mañana y triunfo del “ciclón” en La Bombonera mediante, llega al Monumental como esos boxeadores groggys pero que aún se guardan un par de manos que pueden cambiar la historia en los asaltos finales. El guante principal, se sabe, se llama Carlos Tevez. Y en el juego de las diferencias, la visita necesita de una victoria tanto como el agua, aunque lo que no puede, bajo riesgo de muerte, es volver a perder ante su rival de toda la vida.
A ambos generales se le cayeron unos cuantos soldados en la previa. Jonathan Calleri suspendido y Nicolás Colazo y Pablo Pérez lesionados por un lado. Leonel Vangioni lesionado y Jonatan Maidana entre algodones por el otro. River con el debut express de Milton Casco y un Lucas Alario encendido. Boca con el regreso de sus seleccionados, la apuesta por Marcelo Meli y algunos misterios que terminarán de develarse cuando Darío Herrera pite a las 18.15 para que la bola vuelva a rodar. ¡Hagan juego, señores!
Tucumanos, presentes
Los hinchas tucumanos siempre están presentes en los superclásicos. Una delegación de la filial “Federico Vairo” viajó ayer para alentar a River, en el Monumental.
Hasta ahora, en el duelo Marcelo Gallardo-Rodolfo Arruabarrena, el “Vasco” saca ventaja en choques amistosos y locales. Pero el “Muñeco” pegó fuerte -y ganó tácticamente- en los cruces coperos, los que a la postre más importan.
River y Boca se vuelven a ver las caras. Con necesidades tan diferentes como sus estados de ánimo. Porque el local disfruta aún de la resaca gloriosa de sus cuatro títulos internacionales en ocho meses y tiene en la mira la Copa Sudamericana y, sobre todo, obvio, el Mundial de Clubes. Porque más allá de las declaraciones de rigor, River ya no pretende el torneo, salvo este campeonato particular que se llama ganarle a Boca y ponerlo nocaut.
Porque el “xeneize”, de la noche a la mañana y triunfo del “ciclón” en La Bombonera mediante, llega al Monumental como esos boxeadores groggys pero que aún se guardan un par de manos que pueden cambiar la historia en los asaltos finales. El guante principal, se sabe, se llama Carlos Tevez. Y en el juego de las diferencias, la visita necesita de una victoria tanto como el agua, aunque lo que no puede, bajo riesgo de muerte, es volver a perder ante su rival de toda la vida.
A ambos generales se le cayeron unos cuantos soldados en la previa. Jonathan Calleri suspendido y Nicolás Colazo y Pablo Pérez lesionados por un lado. Leonel Vangioni lesionado y Jonatan Maidana entre algodones por el otro. River con el debut express de Milton Casco y un Lucas Alario encendido. Boca con el regreso de sus seleccionados, la apuesta por Marcelo Meli y algunos misterios que terminarán de develarse cuando Darío Herrera pite a las 18.15 para que la bola vuelva a rodar. ¡Hagan juego, señores!
Tucumanos, presentes
Los hinchas tucumanos siempre están presentes en los superclásicos. Una delegación de la filial “Federico Vairo” viajó ayer para alentar a River, en el Monumental.
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