Tevez, con la madurez y el talento de un gigante

Tevez, con la madurez y el talento de un gigante

Todavía con su deuda y un sueño pendiente con la casaca de la Selección, es el alma de un equipo que pisará el Monumental.

TIENE OFICIO. Tevez es el conductor del equipo y la esperanza de los “xeneizes”. dyn (archivo) TIENE OFICIO. Tevez es el conductor del equipo y la esperanza de los “xeneizes”. dyn (archivo)
13 Septiembre 2015
BUENOS AIRES, (Marcelo Androetto, especial para LG Deportiva).- Un muchacho de armas tomar II. “Quería que mis hijos me vieran con estos colores porque Boca es todo para mí”, explicó Carlos Tevez como si hiciera falta ponerle palabras a tanto amor, a un regreso anticipado que conmovió al planeta fútbol. “Era tiempo de volver. Física y mentalmente estoy en mi mejor momento”, agregó en aquella noche de lunes de locura, en la que 50.000 “xeneizes” se juntaron en La Bombonera para devolverle cortita y al pie, en forma de gratitud, tanta pasión encendida.

El “Apache” es más que un hijo pródigo, porque en realidad nunca se fue, porque nunca dejó de ser. En su exitosa gira por el mundo jamás llevó otro tatuaje sobre la piel que el auriazul, no importa si encima tuviera puesta la camiseta de Corinthians, de West Ham, de Manchester United, de Manchester City o de Juventus. “Carlitos” volvió a su casa más jugador, más hombre, 11 años y 14 títulos después. “Hoy me toca ser ejemplo para el grupo”, afirmó tras reconocer, con crudeza, lo que pasó en el pasado: “A mí, el mundo Boca me devoró”.

Todavía con su deuda y un sueño pendiente con la casaca de la Selección, Tevez es el alma de un equipo que pisará el Monumental en busca de despabilarse de una pesadilla de varios años sin títulos y de varios meses de alegrías ajenas. Él, a sus 31 años, sabe de qué se trata eso de copar la parada frente a River, con fútbol y con temple: alcanza con recordar su famosa “gallinita” en la épica jornada de la Libertadores 2004. “Mirando el superclásico decidí volver”, señaló hace unos días calentando motores para el gra duelo de esta tarde.

Queda dicho: “Carlitos” es el mismo, y a su vez no lo es. Así como este Boca del “Vasco” Arruabarrena tampoco se parece mucho a aquel pergeñado por el “Virrey” Bianchi, con el cual Tevez levantó cuatro trofeos antes de su partida hacia Brasil.

En sus ocho partidos desde que volvió se convirtió en amo y señor de este Boca convulsionado y en plena lucha electoral. Metió cuatro goles y facilitó otros cuantos. Ya no es referencia de área como en su primera época, sino un mediapunta que mira el arco de frente por el parabrisas y a sus compañeros por los espejos de los costados y el retrovisor.

Tan importante es su aporte a esta altura, que su ausencia en la famosa fecha 23 allanó el camino para la surrealista victoria de San Lorenzo que privó a Boca de la punta del torneo justo antes de enfilar en micro hacia Núñez. “Volver a jugar con River es algo único, muy lindo y estoy feliz por eso”, reconoció el “Apache” preparado ya para otra batalla.

“Tevez, en vos confiamos”, parece ser la oración común de los hinchas “xeneizes” por estas horas. Con él todo parece posible, porque así como Martín Palermo fue “el optimista del gol”, a este muchacho de origen humilde y sabiduría de la calle se lo puede caracterizar como “el optimista de la vida”. Hoy saldrá a escena con la intención de filmar un nuevo capítulo de la antológica película intitulada “Carlito’s way”.

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