Esa creciente fascinación por los juegos de antes

Esa creciente fascinación por los juegos de antes

¿Moda o, simplemente, nostalgia por los gratos momentos de la infancia? Por una u otra razón, los juguetes antiguos o de décadas pasadas ocupan cada vez más espacio en las marquesinas virtuales de las redes sociales. Por facebook hay grupos cerrados que intercambian experiencias y datos sobre cómo y dónde conseguir algunos juegos. Incluso hay lugares donde ir a jugar.

 LA GACETA / Fotos de Inés Quinteros Orio LA GACETA / Fotos de Inés Quinteros Orio

¿Qué recuerdos te dispara aquel trompo con luces de colores que amaneció un 6 de enero junto a tus zapatos? ¿Te acordás de la “tapadita” que jugabas en los recreos con “un alto así” de cartas? ¿Y bolillas? ¡Sí que tenías puntería! Pero nunca presumiste tanto como con ese legítimo Yo -Yo que hacías volar, caminar en el suelo y “saltar la cuerda”. Quizás esa nostalgia sea la culpable de que cada vez más adultos compran juguetes antiguos o usados por internet. En las redes sociales comparten experiencias, difunden juntadas, venden y compran, cada uno según su especialidad: muñecas antiguas, trenes a pila, héroes de comics...

Agustín Garicoche, gerente general de la firma de venta por internet OLX Argentina, sostiene que Tucumán es una de las plazas más dinámicas. “El rubro de juegos y juguetes usados es uno de los que más ha crecido. Se pueden encontrar artículos de muy buena calidad y precio, como metegoles y patines con rueditas”. Muchos adultos se dan cuenta hoy de que los juegos tradicionales de mesa como el TEG, El Bucanero, El Estanciero, la Lotería Familiar y La Guerra Naval no tienen reemplazo y que se pueden adquirir en la web, aunque usados, a muy bajo costo.

¿Hay explicación para esta vuelta a los viejos juegos? La psicóloga Costanza Bianchi responde que sí: “no son pocos los adultos que se sienten afuera de los juegos tecnólogicos. En general, no nos sentimos con habilidad para dominarlos y nos cuesta entenderlos. En cambio los tradicionales como el tejo, el metegol, el scalextric (las inolvidables pistas de autos de carrera) nos permiten compartir, intercambiar y jugar con nuestros hijos desde un lugar donde todos nos sentimos en igualdad de oportunidades”. Además es innegable que los juegos antiguos tienen, a diferencia de los tecnológicos, la ventaja de que permiten desarrollar habilidades motrices y ponen a los chicos en movimiento.



Los juegos de antes nos remiten directamente a nuestra infancia. “Por eso, buscamos que nuestros hijos también puedan disfrutar de eso que a nosotros nos hizo felices”, dice Bianchi. “Considero que mantener la vigencia de estos juegos es una forma de historizarnos, de transmitir de generación en generación una forma de entretenimiento, una manera de vinculación con el otro a través del juego. Eso que nos dio identidad y nos hizo desarrollar ciertas habilidades”, dice.

¡Quién no suelta un lagrimón frente a un Galgo de la Brigada A, a un muñequito del Increíble Hulk y de Rambo! O al ver los soldaditos, el proyector Cinerol o la amada Marilú con esos ojos de vidrio... Hay quienes rescatan esas alegres reliquias, las reparan con paciencia y les dan el lugar que se merecen en una repisa iluminada. Es lo que hace Javier Kirschbaum, un coleccionista de objetos del pasado. Si abrís Facebook y escribís Museo la Juntada podrás espiar su mundo secreto.

Cartas coleccionables

Hace sólo dos meses un amigo le mostró los personajes de su infancia en miniatura y un juego de estrategia donde las piezas confrontaban como en un extraño ajedrez. Ese mismo día, José Oviedo se hizo fanático del “Heroclix”. “Ahora tengo más de 200 figuras”, cuenta con el estusiasmo de un niño el joven estudiante de la carrera de Cine. Todos los lunes despliega su tablero sobre la mesa y se reúne a jugar con sus amigos, que tienen sus propias figuras. Lucas Montenegro (foto) tiene 18 años y desde que era chico se copaba viendo Yu Gi Oh! Su fanatismo no ha cambiado. “Sigo viendo la serie y colecciono las cartas”, dice el adolescente que ya terminó la secundaria y comienza la tecnicatura en óptica. “Los dibujos animados me siguen gustando, pero ahora les encuentro muchos detalles; cuando era chiquito no me daba cuenta de algunas cosas. Hay muchos chistes ocultos que hacen los mismos productores para divertirse, pero cuando uno es chico no se da cuenta”, explica el joven. Nico y Javier son fanáticos del Magic. Tienen 27 y 22 años. “Una o dos veces a la semana nos reunimos a jugar a las cartas. Tenemos una comunidad de Magic de gente grande, siempre mayores de 20 años, y nos reunimos en el Círculo Sardo a jugar”, cuenta Nico.

Comiquería y sala de juego

No es sólo una comiquería. En Corrientes al 500 hay un lugar de reunión y esparcimiento de fanáticos de los comics y los juegos de mesa. Niños-adultos pasan allí largas tardes sumergidos en un mundo de estrategias, triunfos y derrotas, desde el interior de sus personajes favoritos. Al fondo del salón, hay mesas de juegos coleccionables como cartas y miniaturas de los héroes de los comics. La variedad es enorme. Están las líneas Thor, Iron Man, Capitán América, Súper o Batman. “Se juega en un tablero como si fuera un ajedrez. Cada uno arma una estrategia”, explica Diego Izquierdo, dueño del local. Otra gran diversión son las cartas coleccionables. Puede haber más de 6.000 cartas diferentes, con las estampas de personajes KeD (que se diseñan para Microsoft), la exitosísima manga japonesa Yu Gi Oh! (publicada del 96 al 2004) y el famoso Pokémon, entre otros personajes Magic (de mundos mágicos). Al local de Diego los jugadores pueden llevar sus cartas propias o alquilarlas. De vez en cuando se arman campeonatos mucho más grandes que se convocan por Facebook. Hay comunidades como la de Heroclik Tucumán o la de Yugi Oh Tucumán, entre otras.

Un museo para ver y tocar

De chico el psicólogo Javier Kirschbaum jugaba en la que había sido la casa de sus bisabuelos. Había un depósito donde se guardaban todo tipo de cosas, desde viejas cámaras de foto con fuelle hasta juguetes antiguos. “Mi bisabuelo tenía la obsesión por los remates así que habían quedado varias cosas. Cuando debimos exiliarnos en Europa con mis padres fuimos a Dinamarca y Alemania, yo me juntaba con otros chicos latinos. Como allá se hacía la división de la basura, yo me quedaba a revolver las cosas viejas que se tiraban y encontraba maravillas. Así empecé a juntar antigüedades que después arreglaba y lograba poner en funcionamiento”, relata Kirschbaum. Descubrió que a sus hijas les encantaba jugar con juguetes viejos y objetos resignificados. Así nació la idea del Museo La juntada. Un lugar donde hay objetos de todos los tiempos. Se pueden encontrar juegos viejos como el Estanciero y el Bucanero, el Mecano, muñecas de los años 70 y 80, un proyector de cinta de 8 milímetros y mucho más. No es un museo como cualquiera, se puede ver, tocar y aprender historia a partir de ver cosas tangibles. Buscalo en Facebook en Consultora Museo La Juntada o llamá al 3816643014 y al 4304999.

Cartas coleccionables

Hace sólo dos meses un amigo le mostró los personajes de su infancia en miniatura y un juego de estrategia donde las piezas confrontaban como en un extraño ajedrez. Ese mismo día, José Oviedo se hizo fanático del “Heroclix”. “Ahora tengo más de 200 figuras”, cuenta con el estusiasmo de un niño el joven estudiante de la carrera de Cine. Todos los lunes despliega su tablero sobre la mesa y se reúne a jugar con sus amigos, que tienen sus propias figuras. Lucas Montenegro (foto) tiene 18 años y desde que era chico se copaba viendo Yu Gi Oh! Su fanatismo no ha cambiado. “Sigo viendo la serie y colecciono las cartas”, dice el adolescente que ya terminó la secundaria y comienza la tecnicatura en óptica. “Los dibujos animados me siguen gustando, pero ahora les encuentro muchos detalles; cuando era chiquito no me daba cuenta de algunas cosas. Hay muchos chistes ocultos que hacen los mismos productores para divertirse, pero cuando uno es chico no se da cuenta”, explica el joven. Nico y Javier son fanáticos del Magic. Tienen 27 y 22 años. “Una o dos veces a la semana nos reunimos a jugar a las cartas. Tenemos una comunidad de Magic de gente grande, siempre mayores de 20 años, y nos reunimos en el Círculo Sardo a jugar”, cuenta Nico.

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