Las leyes le dejarán su espacio a los cuerpos. Esta noche, a las 21, el patio interno de la Casa Remis (el edificio histórico de la Facultad de Derecho de la UNT, en 25 de Mayo 471) será el escenario para la performance “La tristeza de los cuerpos o crisis de una masculinidad anunciada”.
“En esta obra poética, el cuerpo está, se para, se siente, se mueve, se muere. Ha sido violentado desde el principio de los tiempos, y batalla contra su propio destino inexorable, la propia mortalidad”, afirma a LA GACETA Tiziano Cruz, director de la puesta junto a Verónica Corrales.
Cruz aclara que su concepción del teatro es el lugar de encuentro entre múltiples géneros, como lo performático, la danza, el teatro físico, el experimental y otras búsquedas. “Vamos más allá del texto dramático porque para repetir está el Teatro Estable, que intenta sostener un estilo canónico y viejo. Nuestros trabajos se introducen en la performance entendida como acción que sucede en un tiempo y espacio determinados; es una presentación del acontecimiento antes que una representación”, dice.
Por ello trabajan en la propuesta actores, bailarines, músicos, artistas plásticos y fotógrafos con numerosos intertextos de diferentes disciplinas: Andrea Zamora Díaz, Juliana Pérez Navarro, Soledad Llampa, Constanza Figueroa Dajir, Josefa Martearena, Lucía Dzienczarski, Laura Peiró, Jimena Nieva, Rodrigo Garzulo, Mariano Eme, Omar Bejar, Javier Guillén, Gabriel Lemme y Gabriel Ruiz.
El artista señala que el proceso creativo de “La tristeza...” apunta a romper con la construcción de un personaje-máscara y plantea una no actuación, desde la cual reniega de las propuestas de realismo. “Vamos hacia una poética del cuerpo, como salto ontológico de la realidad. La puesta es minimalista y tiene que ver con una utilización justa de elementos, donde el cuerpo, con su dimensión simbólica, ocupa toda la escena. También jugamos con la obscenidad, pero no con lo pornográfico o exhibicionista, sino como aquello que está fuera de la escena y que se quiere invisibilizar”, agrega.
Cruz remite a situaciones personales límite para explicar el sentido de su iniciativa. “Entiendo la tristeza como la imposibilidad de ser uno en plenitud. Es el extrañar lo más simple, el respirar, el amar, el aceptar, el soñar, el luchar. Somos cuerpos tristes porque no valoramos el respirar, no amamos, no aceptamos, nos vamos imposibilitando los unos a los otros y nuestros cuerpos enferman”, dice.
La función de estreno coincide con el quinto aniversario de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario y fue programada como actividad del Observatorio de Género y Diversidad creado recientemente, y del Centro de Graduados de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Tucumán, dentro del Julio Cultural.