Alberto Rojo: “no creo en el arte que te quiere convencer de cosas”

Alberto Rojo: “no creo en el arte que te quiere convencer de cosas”

El músico y físico, que actúa hoy, diferencia entre música e ideología: “una se nutre de consensos; la otra, de conflictos”.

EN GIRA. Rojo promete que traerá su música al país con más regularidad. PRENSA CENTRO CULTURAL VIRLA EN GIRA. Rojo promete que traerá su música al país con más regularidad. PRENSA CENTRO CULTURAL VIRLA
En el fondo, la clave está en los problemas.

O, más bien, en la necesidad de resolverlos. Alberto Rojo tiene una doble vía -y una doble habilidad- para hacerse cargo de eso: es músico y es físico, y ambas disciplinas le sirven de plataformas desde las cuales abordar las grandes preguntas. “Creo que el acto creativo es la resolución de un problema -postula-: ahí es donde se unen la creatividad del arte y la de la ciencia. En la física uno busca qué problema resolver y después trata de hacerlo, y hay algo de eso en la música”.

Para graficarlo, un ejemplo. Rojo se ha metido de cabeza en un desafío que quiere enmendar con soluciones musicales: va a contar la historia de la física en 13 canciones. “A partir de ese objetivo veo cómo sigo, cuántas horas trabajo, estudio a otros que han hecho algo parecido o trato de inspirarme en quienes hicieron cosas muy diferentes. La clave es resolver el problema -insiste- y una estructura posible para eso es el círculo de imitar, asimilar e innovar”.

Canciones que hablan de ciencia: he ahí una probable síntesis de su autor. Rojo no es un físico que en su tiempo libre se dedique a la música; tampoco a la inversa. No hay una formalidad y un hobby, ni una afición supuestamente blanda que sea el reposo de otra supuestamente dura. A ambas se dedica él con la misma intensidad: “fijate que el trabajo de músico es mucho más cansador que el de físico. Hasta percibo más desafiante a la creación artística porque estás bastante más en blanco que con la ciencia, en la que te pueden orientar una tendencia, los problemas que no se entienden en ese momento o lo que otro está trabajando. En la música tenés una apertura mayor, más preguntas por responder; a mí me divierten mucho las dos, pero no porque una sea descanso de la otra sino porque a ambas las tomo con pasión”.

No distingue la pasión entre lengua y matemáticas.

En el fondo, la clave está en la curiosidad.

“La curiosidad de un niño”, agrega Rojo, que explica así por qué ha derivado a la vez en músico y físico, y también en compositor y en pintor amateur, entre otras vocaciones. “Siempre estoy curioseando cosas. Todos los géneros del arte me divierten como a un niño, y nunca abandono eso -explica-. Ojalá cuando sea grande madure y me concentre en uno solo”.

Pero Alberto ya es grande y en su madurez de músico se ha convencido de que, a diferencia de la ciencia, el arte tiene que proponer un enigma y no postular una tesis. “No creo en el arte que te quiere convencer de cosas, en el ‘arte comprometido’ que plantea una tesis; eso es más cercano a la ideología o a la política que al arte. Así como la historia de la ciencia es la historia de una acumulación de consensos, el arte se nutre de consensos. La política, en cambio, se nutre de conflictos. Las grandes canciones narran historias universales, que atraviesan la ideología”.

¿Es conflictiva entonces cualquier composición artística que contenga ideología? Rojo piensa. Ratifica luego: “hay valores universales compartidos por la mayoría, como la igualdad y la justicia. Cuando están postulados como una arenga política para mí pierden vuelo. Así no avanza el arte; cuando uno defiende una tesis, retrasa al arte”.

El arte de Rojo -nacido en Tucumán y residente en Michigan, EEUU, desde hace varios años- avanza impulsado por más arte. “Trato de nutrirme de distintos géneros: estoy componiendo música, pero nunca sé qué se me va a ocurrir mirando una película, leyendo física o literatura, o mirando una pintura”. En esa amplitud de influencias, el artista destaca la potencia de las que ha recibido por su contexto: “la literatura norteamericana pesa mucho en mí. Y siempre me han gustado el jazz y el minimalismo: Philip Glass y John Adams me fascinan. Tengo obras de las que me doy cuenta que son el resultado de haber escuchado a a Adams y a Atahualpa Yupanqui, por ejemplo”.

Lo dicho: el arte de Rojo avanza impulsado por más arte.

En el fondo, la clave está en la permanencia.

Rojo siempre está volviendo. Casi siempre la excusa es su trabajo como científico y divulgador, pero él se ha propuesto que durante un buen tiempo sus giras sean la razón exclusiva. El recital que dará hoy -en el que repasará sus discos y adelantará algo de lo que se viene- tiene que ver con ese propósito. “No postergué la música, porque sigo componiendo, pero sí las giras. Me encantan y decidí que es momento de hacerlas de vuelta”.

Esta noche, en el Virla, Rojo se plantará ante los grandes enigmas con la sapiencia de su guitarra.

TOCA HOY

• A las 21, en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265).

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