Los gerentes recurren a los juegos en computadora para tener empleados más eficientes

Los gerentes recurren a los juegos en computadora para tener empleados más eficientes

18 Abril 2015

Conor Dougherty y Quentin Hardy - New York Times News

Unos días antes de rendir declaración por una demanda por discriminación sexual que ha cautivado a Silicon Valley, John Doerr, de quien se puede decir que es el capitalista de riesgo más famoso del mundo, estaba sentado a la mesa de una sala de conferencias, donde exponía sus ideas sobre una buena administración. El tema no era la demanda, en la cual quien fuera socia junior en la firma de Doerr, Kleiner Perkins Caufield & Byers, afirma haber sido objeto de discriminación de género.

Más bien, se trataba de BetterWorks, una compañía en Palo Alto que ha recaudado cerca de U$S 15,5 millones en capital de riesgo entre inversionistas que incluyen a Doerr. BetterWorks hace programas informáticos para oficinas en los que se combinan aspectos de los medios sociales, el registro de la buena condición física y videojuegos en un sistema cuyo propósito es hacer que los empleados sigan estando más comprometidos con su trabajo y unos con otros. Con los programas, los empleados y sus jefes establecen objetivos de largo y corto plazos y, con el tiempo, registran sus avances en un tablero digital que todos en la compañía pueden ver y comentar.

Un crítico podría describirlo como el feliz giro oficinista a una vieja idea -la eficiencia en el centro de trabajo- que solía realizarse con los relojes chequeadores y la línea de montaje. Sin embargo, Doerr, quien ha inculcado conceptos similares en muchas de las compañías de tecnología en las que ha invertido, apuesta a que se adoptarán las mismas ideas más allá de Silicon Valley.

Se conoce a las compañías en Silicon Valley porque los empleados visten con ropa informal y tienen generosas prestaciones, como comidas y lavandería gratuitas, pero comparten con el Estados Unidos corporativo la afinidad por los procesos dogmáticos y los aburridos acrónimos. Las compañías de tecnología sobresalen allí por convertir esos procesos monótonos en algo útil. Doerr ha sido proselitista de tiempo atrás de un sistema de administración al estilo de Silicon Valley, llamado “OKR”, siglas en inglés para “objetivos y resultados claves”. La idea, la cual surgió en Intel, donde Doerr inició su carrera, es hacer que los empleados generen objetivos específicos y medibles, y que registren su progreso en un sistema abierto que cualquiera en la compañía pueda ver.

“El panorama general es cómo hacer que todo esto esté más impulsado por los datos”, dijo Kris Duggan, director ejecutivo de BetterWorks. Duggan fundó Badgeville, cuyos programas transforman las tareas laborales en distintivos y un tablero de punteros en un esfuerzo por añadir elementos de juego al trabajo. Su nueva compañía fusiona la sensibilidad para jugar con medidas concretas.

Al usar los programas informáticos de la empresa emergente, los empleados establecen los objetivos, como “conseguir 10 clientes nuevos para mayo” y meterlos en un sistema interno que otros empleados pueden ver. Los compañeros de trabajo pueden alentarse mutuamente (“cheers”) o avergonzarse (“nudges”). El perfil de un empleado muestra un árbol digital que crece con los logros y se marchita con la baja productividad.

Bluenose, una empresa de programas informáticos, usa los de BetterWorks para registrar los objetivos de sus empleados en un cuadro de mandos digital que pueden ver todos los demás. BetterWorks cobra una tarifa mensual de U$S 15 por cada usuario y tiene ingresos de “siete dígitos”, dijo Duggan. Los programas están basados en la nube, lo que permite que los empleados los usen en distintos aparatos. “¿Qué tal si pudieras hacer algo como aclamar o molestar a la gente y echar a andar esta especie de refuerzo social?”, preguntó. “¿O qué tal si estás cerca de alguien con quien está trabajando en los objetivos y empieza a zumbar?”

Sin embargo, ¿qué pasa si demasiadas mediciones hacen que la gente se ponga triste? Esta pregunta es la esencia de otra empresa emergente: Culture Amp, australiana, que hace una especie de sistema de encuestas para los empleados. El producto de Culture Amp es un conjunto de encuestas de opinión continuas y anónimas, que les permite a las empresas saber qué opinan sus trabajadores y los califica en comparación con otras compañías en el mismo sector.

De esta forma sabrán cuándo todos están a punto de renunciar.

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