En Boca, el alumno superó al maestro

En Boca, el alumno superó al maestro

El “Vasco” se quedó con una marca que le pertenecía a Carlos Bianchi: el arranque de Boca en el 2015 es superior al que tuvo el equipo del “Virrey” en 1999. Lleva 15 partidos sin perder y es líder de todo.

16 Abril 2015
Y una vez llegó ese día en el que alguien dirigiendo Boca hizo algo mejor que Carlos Bianchi. Rodolfo Arruabarrena lo logró, como para honrar la memoria de Aristóteles, autor de una famosa cita que en el fútbol siempre es noticia: el verdadero discípulo es aquel que supera al maestro... Claro que siete títulos nacionales, ocho copas internacionales (incluyendo tres Intercontinentales) y el carnet de DT más ganador de la historia del fútbol argentino (contando sus conquistas con Vélez) son marcas que aún quedan lejísimo en el curriculum del “Vasco”.

Pero, aclarado que el tema en cuestión no son los títulos de cada uno, es todo un logro el de Arruabarrena en este 2015. Todo un récord: de 15 partidos oficiales, su Boca logró 12 victorias y tres empates. Cero derrotas. Una foja que no se veía desde ese “Virrey” que en 1999 condujo al equipo desde el inicio del año logrando en 15 partidos 11 victorias y cuatro empates. ¿Cuánto más se estirará la marca del “Vasco”? Ese es el interrogante que en realidad ya no importa develar porque no hubo otro con sus mismos números. Ni Bianchi... A esta altura, en todo caso, se repite la pregunta que nació con el “Virrey”: ¿algún día habrá un técnico “xeneize” capaz de superar el tremendo arranque del “Vasco”? En 105 días que lleva el año el invicto está a salvo.

“¿Récord? Nosotros tenemos que salir campeones, ese es el récord que necesitamos. Lo demás es estadística que lo único que indica es que nos hemos acostumbrado a ganar”, contestó el DT cuando le remarcaron el cómputo. Prefirió destacar la nueva sana costumbre que los mantiene en lo más alto del torneo local y también como el mejor equipo de la fase de grupos de la Copa Libertadores (con puntaje ideal y diferencia de gol suprema).

La ironía del destino quiso que a Arruabarrena le llegara la chance de dirigir a Boca justo para reemplazar a Bianchi tras su errático segundo ciclo en La Ribera. Increíblemente, el “Virrey” tuvo que irse por la puerta de atrás, sin haber encontrado jamás el equipo y siendo blanco de las críticas más maliciosas del fútbol.

El sustituto

“Con Carlos voy a tener una relación de por vida. Saben lo que significa él para mí. Tenemos una charla pendiente desde que se fue, pero me deseó mucha suerte al asumir”, decía Arruabarrena recién llegado a la Ribera. Pero a aquello que Bianchi había pensado con jugadores como Meli o Calleri, el “Vasco” le terminó de dar forma, sumándole para esta temporada a hombres de la talla de Osvaldo y Lodeiro, y recuperando los niveles de jugadores clave, como Gago y “Cata” Díaz. En conclusión, formó un equipazo del cual obviamente disfruta, tal cual sucedía con Bianchi y los hinchas en aquella época dorada de finales de los ‘90 y principios del 2000. La diferencia en favor de Bianchi es que aquellos equipos terminaron ganando todo, mientras que el futuro de este Boca aún no está escrito.

Entre otros logros, Arruabarrena en Boca consiguió lo que durante 95 fechas no lograba un técnico “xeneize”: ser puntero absoluto y solitario del torneo de Primera (sucedió en la fecha ocho). El último en lograrlo había sido Julio Falcioni, que lo consiguió hasta septiembre de 2012, por la fecha siete de lo que se denominaba Torneo Inicial y que finalmente consagró campeón a Vélez y ubicó sexto, lejos, a Boca. “Los resultados reflejan que estamos bien, en cuanto juego también. Siempre hay que exigirse más y que el buen juego sea por más minutos”, sostuvo el DT actual que, mandando a Boca, nunca perdió la línea ni regó sus laureles.

Heredero de la escuela que hizo el “Virrey” en su mejor momento, siendo espejo de otros actuales técnicos ex Boca (como Guillermo Barros Schelotto o Martín Palermo), Arruabarrena hace culto del perfil bajo y se muestra imperturbable a la hora de los elogios. Si hay algo que no negocia es la calma; la convierte en su principal aliada porque sabe de las emboscadas del fútbol, y no piensa emborracharse en el primer boliche.

La Copa y el torneo le demandarán meses de atención al “Vasco” y compañía, por eso tiene prohibido descorchar antes de tiempo. Y no hay récord que supere a Bianchi que lo haga cambiar de postura.

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