El desafío de construir en Tucumán

El desafío de construir en Tucumán

Modelos y experiencias de desarrollos inmobiliarios

TALENTOS TUCUMANOS. Raiden, Benito y Piliponsky materializan el libro que tributa un homenaje al sentido emprendedor del desarrollador inmobiliario. la gaceta / archivo TALENTOS TUCUMANOS. Raiden, Benito y Piliponsky materializan el libro que tributa un homenaje al sentido emprendedor del desarrollador inmobiliario. la gaceta / archivo
08 Febrero 2015

COMPILACIÓN

TUCUMÁN EN CONSTRUCCIÓN

SEBASTIÁN PILIPONSKY Y VIRGILIO RAIDEN (COMPILADORES)

IRENE BENITO (EDITORA)

(Tucumán) 

Este libro, como bien dice la información contenida en la contratapa, presenta la experiencia de las personas y empresas involucradas en la actividad inmobiliaria en Tucumán. Lo entiendo como la reunión de las distintas respuestas -como si de un reportaje se tratara- que fueron solicitados a determinados personas (24 en total) a partir de algunas cuestiones motivadoras. No cabe ver a este libro como un texto sobre la historia reciente de la ciudad de Tucumán, ni tampoco una interpretación urbanística sobre el proceso, los aconteceres sucedidos o los resultados observables en términos de expansión territorial y crecimiento de la superficie edificada porque sencillamente sus propósitos fueron otros.

Se inicia con una breve introducción sobre los propósitos y esfuerzos hechos para lograr esta compilación que, como es propio del género, nunca son breves y ni sencillos. Le siguen dos distintos artículos firmados por los compiladores.

El primero de ellos afirma, de entrada, que el libro es un homenaje al sentido emprendedor que domina la personalidad y la visión del desarrollador inmobiliario enfrentado a imaginar y superar los riesgos de un futuro que no siempre resulta del todo predecible. Esto lo lleva a afirmar que “despliegan un impulso visionario que raras veces se encuentra en otros sectores”. Pasa luego a recomendar algunas claves necesarias para llegar al éxito. Vale recordar que la audacia, la creatividad, el compromiso con ciertos objetivos y el liderazgo son las características específicas del hombre de empresa, cualquiera sea la actividad que realiza sin caer en el extremo de adjudicarla casi en exclusividad a una de ellas en particular. Este es el necesario “espíritu emprendedor” del empresario del cual habla Schumpeter. Así podría haber sido presentado.

El segundo ensayo, centrado en el lema “El espíritu desarrollador”, al resaltar de inicio la creatividad del inmobiliario por medio de una anécdota sobre el estadounidense Gerald Hines, en Barcelona se apega a una análoga línea de pensamiento. Continúa relatando su experiencia extranjera y luego la tucumana, pautada esta última por las imperfecciones del mercado local.

El tercer artículo, bajo la autoría de la editora, es de carácter historiográfico. En algo menos de una veintena de páginas presenta una síntesis muy bien ajustada a las causas y hechos ocurridos desde la fundación de la ciudad y en sus etapas de evolución, hasta llegar a los conflictos estructurales del presente.

Líneas divergentes

Siguen los 24 aportes redactados por los inmobiliarios entrevistados. Vienen precedidos por una breve ficha que consigna los nombres y títulos de los integrantes de cada grupo, más los proyectos “emblemáticos” y los proyectos en ejecución.

El intento de comentar tales contenidos me lleva a considerarlos como adscriptos a dos líneas divergentes, a pesar del exceso de simplificación que esto supone y los errores en que puedo caer. Una línea, expuesta en todos los casos, en un lenguaje coloquial dedica su interés a describir la evolución del grupo societario, las características y gestación de alguno de sus proyectos más importantes, la adecuación a la demanda existente, el “refugio”, la rentabilidad, la importancia que adquieren los ciclos de la economía general y su influencia sobre los factores financieros y comerciales. Curiosamente estas reflexiones, que apartan la problemática del hábitat urbano y arquitectónico, provienen de personas que han adquirido solamente un vínculo empírico con la actividad inmobiliaria, aun cuando posean distintos títulos universitarios (contadores, economistas, administradores, ingenieros y otros más).

Mientras, la otra orientación, que entiendo proviene de la formación académica recibida, adopta una línea argumental más específica respecto al meollo de la cuestión y hace hincapié en el equilibrio necesario entre la ética del buen diseño, la técnica y el negocio. Esto significa privilegiar la importancia que adquiere el hecho de “hacer ciudad”, la postura ética que tal cosa entraña, las ventajas del diseño arquitectónico de calidad, y una visión crítica sobre la fragilidad del planeamiento urbano local. Todas, verdades como puños.

Resultan de particular interés los aportes suscriptos por los arquitectos L. Zerda; B. Gollán; G. Wajnerman; P. Kantarosky; G. Sobrino, Grinblat y Macchi; C. Campopiano; F. Schujman y el ingeniero P. Cotella.

Una sólida alianza entre el urbanismo, la arquitectura, la actividad inmobiliaria, y la prognosis o visión prospectiva-normativa de la ciudad y el territorio, se hace indispensable para superar nuestras actuales carencias. Si este libro -dejando de lado sus aciertos y deficiencias- contribuye a despertar las necesarias inquietudes habrá cumplido un propósito muy edificante.

© LA GACETA

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Raúl Torres Zuccardi

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