Contentos con el progreso, aunque se quejan del desorden

Contentos con el progreso, aunque se quejan del desorden

Vecinos del barrio Haimes se sienten más seguros. El problema del tránsito

COLAS PARA COMPRAR UN PANCHO. Las salchichas son las preferidas de los que quieren sentarse en la plaza a comer algo rápido y económico. COLAS PARA COMPRAR UN PANCHO. Las salchichas son las preferidas de los que quieren sentarse en la plaza a comer algo rápido y económico.
07 Enero 2015
Cierran los ojos. Viajan en sus recuerdos por décadas y décadas. Lo añoran. Extrañan la tranquilidad. Pero también están contentos. Sienten que el barrio Haimes ha renacido gracias al corredor gastronómico que crece día a día en la zona. Ahora tienen iluminación y están más seguros, comentan los vecinos.

“Vivo en el barrio Haimes desde el 74, año en el que nos instalamos las primeras familias. Las calles eran de tierra y el barrio se caracterizaba porque donde hoy está la plaza principal había una empresa tipo obrador, que se dedicaba al tratamiento de la arena y piedras. Al lado de este lugar había una cancha de fútbol rodeada de hermosos árboles”, describe Francis Moreno, que vive en San Juan al 200, a media cuadra de la plaza.

“Los cambios que experimentó el barrrio están buenos. Me gusta que haya esta movida en el sector gastronómico. Lo único que pediría es más control municipal en lo relativo al tráfico, que a veces se pone muy desordenado. Yo lo padezco mucho porque siempre hay alguien que estaciona justo frente a mi casa y es un problema cuando tengo que salir en mi vehículo”, expresa.

Es la misma queja que tienen casi todos los vecinos, al igual que los comerciantes. “Hacen falta más lugares para estacionar. Tal vez permitir el estacionamiento a 45 grados podría ser una solución”, propone Ramón Medina, encargado de un bar de la zona.

Edith Bulacio está feliz por el progreso de su barrio. “Sufrí cuando sacaron los frondosos árboles que había aquí. Pero por suerte tenemos una hermosa plaza y toda esta zona se está revalorizando”, remarca la docente, de 50 años. Ella vive en una de las dos únicas casas que quedan habitadas con familias frente a la plaza, sobre calle San Juan.

“A veces extraño la tranquilidad. Pero la verdad es que hoy tenemos más seguridad gracias a la movida nocturna. Además, las calles no suelen quedar sucias. Me gusta mucho la movida nocturna. Todas las noches, especialmente en verano, saco la silla a la vereda y disfruto. Me siento menos sola así”, cuenta María Julia Solórzano quien vive a la vuelta de la cancha del Concepción Fútbol Club, en el corazón del barrio Haimes.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios