BUENOS AIRES.- Es sabido que Sandro despertaba una pasión intensa entre sus admiradoras, que lo siguieron a cada rincón del país, y lo visitaban constantemente en cada fecha especial en la puerta de su casa.
A cinco años de su muerte, muchas de ellas se llegaron hasta el Jardín de Paz de Burzaco, donde descansan los restos del cantante, para realizar un sentido homenaje.
Lo que nadie logró advertir, es que dentro de esta irrefrenable pasión que el “Gitano” despertaba, existían dos facciones de fanáticas. Por un lado, las que apoyan a Olga Garaventa, última mujer del ídolo; y por otro, las que están del lado de Sandra Borda, supuesta hija del cantante.
Al homenaje acudieron representantes de ambos bandos, y lo que parecía sumamente inoportuno finalmente se convirtió en algo tristemente inevitable. Discusiones, insultos y hasta cachetazos se vivieron en el lugar.