La desolación se apoderó de los vecinos del hombre acribillado

La desolación se apoderó de los vecinos del hombre acribillado

La Policía elaboró el identikit de los asaltantes que mataron a Ernesto Daniel Galván “Los asaltos siempre ocurren en la carnicería y en otro negocio que está a dos cuadras; pero algo como esto, nunca”, reconoció una vecina del pasaje Payró al 4.600.

CALLE DESÉRTICA. En el barrio Los Tarcos II nadie quiere salir a la vereda. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso CALLE DESÉRTICA. En el barrio Los Tarcos II nadie quiere salir a la vereda. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso
09 Octubre 2014
La desolación marcaba ayer el ritmo del mediodía en el pasaje Payró al 4.600. La calle estaba vacía, y en las casas apenas se podía percibir la presencia de sus habitantes. Ventanas y puertas estaban celosamente cerradas. Los vecinos del barrio Los Tarcos II parecían estar ausentes.

La vereda en la que Daniel Galván había quedado tendido el martes a la tarde, luego de ser acribillado al intentar evitar el robo en una casa vecina, ya había sido lavada. En el portón de la casa de la víctima, además, estaban marcados con tiza los dos impactos de bala que hicieron los ladrones al huir.

“Escuché los disparos y me metí rápido a casa. El hijo de este pobre hombre gritaba pidiendo auxilio, y cuando salí lo vi tirado”, contó Gabriela, una vecina. “Tuvo un gesto que generalmente otros no tienen. Ven que están asaltando a otras personas, y se meten en sus casas. A la noche no pude dormir, estoy atemorizada”, agregó.

A Galván lo acribillaron cuando salió de su casa con una escopeta, luego de que su hijo le dijera que había visto a un hombre armado subiendo a la pared de unas vecinas. La joven que se encontraba en la casa que intentaban asaltar, contó ayer que le tocaron el timbre, y ella atendió desde la puerta de la casa sin acercarse al portón. “¿Tiene un minuto?”, le dijo un hombre, pidiéndole que se acercara. La actitud le pareció sospechosa a la joven, por lo que le dijo que no, y cerró la puerta.

Fuentes policiales indicaron que este dato permitió develar el modus operandi que pretendían usar los ladrones. Uno de los asaltantes (presumiblemente el que vio en la pared el hijo de la víctima) hubiera abordado a la joven si ella hubiera cruzado el jardín para acercarse a quien le había tocado el timbre.

La joven contó que es la primera vez que vive una situación de ese tipo. “Los asaltos siempre ocurren en la carnicería y en otro negocio que está a dos cuadras; pero algo como esto, nunca”, describió. “Nosotras quedamos impactadas por lo que sucedió, pero sin dudas que la peor parte se la llevó la familia de este vecino”, lamentó una hermana de la joven a la que habrían intentado asaltar.

Otro de los vecinos relató que hace un mes entraron ladrones a una de las casas, cuando no estaban sus moradores. “Desde ese día, tengo un candado en el portón”, puntualizó, mientras señalaba las medidas de seguridad que implementó en su casa.

“Casi nunca se ve movimiento en esta cuadra, aquí es tranquilo. Pero después de lo que pasó ayer, nadie sale”, agregó el vecino, quien no dio su nombre.

El comisario Luis Núñez, jefe de la Dirección General de Investigaciones Criminales y Delitos Complejos, adelantó que cuentan con el identikit de uno de los sospechosos.

Las casas de la cuadra estuvieron cerradas casi todo el día. Se abrieron unos minutos cuando llegaron los familiares de la víctima, poco antes del mediodía, y los vecinos se acercaron a darles el pésame. Todos destacaron su actitud heroica. Luego, la desolación volvió a ganar la cuadra.

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