Walter Herrmann vive su segunda juventud con la Selección

Walter Herrmann vive su segunda juventud con la Selección

Como si nunca se hubiese ido.

REGRESÓ DESPUÉS DE MUCHO TIEMPO. Herrmann fue campeón olímpico y había jugado su último Mundial en 2006. REGRESÓ DESPUÉS DE MUCHO TIEMPO. Herrmann fue campeón olímpico y había jugado su último Mundial en 2006.
03 Septiembre 2014
SEVILLA.- Walter Herrmann está viviendo una segunda juventud. A los 35 años, tras dos temporadas sin jugar de manera profesional y tras ocho años sin participar en la selección argentina, está disputando con éxito su segundo Mundial con la “albiceleste”. La tarea de Herrmann será clave en el encuentro que jugará hoy Argentina contra Senegal, a las 12.30 (televisarán canal 10, canal 7 y TyC Sports)

“Es una alegría enorme estar aquí. No se tiene la posibilidad de jugar un Mundial todos los días. Siento que no pasó tanto tiempo desde Japón como marca el calendario. Volver a la Selección es algo formidable”, aseguró Herrmann.

“En el tiempo que estuve retirado, por momentos jugué con mis amigos y por momentos fui al gimnasio. Pero siempre me cuidé en las comidas y las bebidas, con una dieta que respeté desde mi época de jugador”, reconoció el alero.

En aquel momento, sorprendió cuando aceptó una invitación para disputar dos encuentros con una selección armada de apuro para cumplir con un compromiso comercial y político entre los gobiernos de Argentina y Angola: 26 puntos (4-5 triples, 5-6 dobles y 4-6 libres), seis rebotes, tres recuperaciones y dos tapones fue su inesperado aporte en el primer compromiso. La temporada pasada, Atenas de Córdoba, el equipo más veces campeón de la Liga argentina y donde Herrmann había brillado antes de partir al Fuenlabrada de España en 2002, lo convenció para que dejara de lado su retiro voluntario. Fue el jugador más valioso (MVP) y figuró en el quinteto ideal de la competencia.

“Uno tiene más experiencia y ahora sabe bien qué rol le toca en el equipo. A veces hay que atacar, otras defender o buscar rebotes. Pero lo importante es hacer todo lo que sea necesario para que el equipo gane”, dijo el alero sobre su nueva función en esta selección. Cinco años fuera del contexto internacional motivaron que muchos compañeros y rivales se sorprendan cuando lo ven en la pista del Pabellón San Pablo. “Me cargan mucho”, confesó. “Algunos me dicen que volví porque se me acabó la plata”, contó Herrmann antes de lanzar una carcajada. Pero este presente feliz contrasta con lo difícil que ha sido su trayectoria, siempre afectada por los durísimos trances personales que le ha tocado vivir. El 18 de julio de 2003, el mismo día que se confirmó su traspaso al Unicaja de Málaga y mientras estaba concentrado con la selección argentina para disputar el Sudamericano de Montevideo, un hecho trágico le cambió la vida. Su madre Cristina, su pequeña hermana Bárbara y su novia Yanina fallecieron en un accidente de tránsito.

Dejó de lado el llamado de la selección y se recluyó un mes en España con Jorgelina, su otra hermana. “Teníamos dos opciones: o nos quedábamos tirados en la cama llorando toda la vida o decidíamos hacerle frente a esta tragedia y salir. Juntos decidimos pelearla”, contó tiempo después. Al año siguiente, el baloncesto le dio revancha. Con 37 puntos (5-9 triples) y 11 rebotes, Herrmann lideró a Argentina para ganar de visitante la final del Sudamericano a Brasil. Pero en la noche de ese 18 de julio, justo en el primer aniversario del trágico accidente, su padre Héctor murió de un ataque cardíaco. A pesar del nuevo golpe, el alero decidió participar de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y tuvo gran influencia en las victorias de cuartos de final ante Grecia y en la semifinal ante Estados Unidos, pero no ingresó ni un segundo en la final ante Italia por decisión del entrenador Rubén Magnano, algo que nunca le perdonó. Tras aquel logro, Herrmann continuó luciendo en Málaga, donde conoció a Elena, la hija del podólogo del club, que luego se convirtió en su esposa. (DPA)

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