Con la carne, el país está condenado al éxito

Con la carne, el país está condenado al éxito

09 Agosto 2014
Decir que la Argentina está condenada al éxito ya no constituye una originalidad, pero hay algunos hechos de los últimos días que confirman esa curiosa máxima. La Cancillería anunció que la Argentina podrá ingresar al grupo de países exportadores de carne que utilizan la cuota 481 de la Unión Europea con cortes originarios de hacienda terminada a corral.

En rigor, esto venía siendo empujado por los exportadores hace bastante tiempo, pero el conflicto con la UE por la expropiación de Repsol y la morosidad del Gobierno en abrir mercados para la carne hicieron que la Argentina ingrese después que Uruguay a este grupo.

Aunque resta que la Comisión Europea publique la decisión en su boletín oficial, se aprueben los manuales de procedimientos y registración de los feedlots es un hecho positivo que se abra una nueva ventana para la carne argentina. Según las estimaciones de los exportadores, a fines de este año y principios del próximo se podrían concretar los primeros embarques. A diferencia de la Hilton, esta cuota, de 45.000 toneladas a repartir entre Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Uruguay no es administrada por el Estado sino que son los importadores europeos los que negociarán con los exportadores argentinos. La otra ventaja respecto de la Hilton es que ingresa sin arancel.

En cambio, una de las desventajas que presenta esta cuota es que podría desaparecer en caso de que se concrete el acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea por el cual el bloque le podría conceder una cuota de 50.000 toneladas a los norteamericanos y anular la 481.

Sin embargo, según explicó el presidente del Consorcio de Exportadores de Carnes (ABC, en sus siglas en inglés), Mario Ravettino, Australia ya está argumentando que esta cuota deberá mantenerse aunque se firme un tratado de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos.

El otro hecho que beneficia a las exportaciones argentinas es la decisión del presidente ruso, Vladimir Putin, de prohibir el ingreso a Rusia de alimentos de la UE y los EEUU en respuesta a las sanciones económicas que le impusieron estas potencias por el conflicto de Ucrania.

En el primer semestre de este año las exportaciones argentinas de carne a Rusia se incrementaron un 18,2% al pasar de 6600 a 8050 toneladas. Además, todavía resta concretar el protocolo sanitario con Moscú para el envío de cortes premiun a ese mercado que se caracterizó por comprar cortes industriales. Es cierto que no hay que alegrarse por la desgracia ajena, pero al país se le abrió otra ventana.

Con una economía en recesión, inflación creciente, déficit fiscal crónico, presión impositiva altísima y el fantasma del default, que el sector más dinámico de la economía argentina continúe aportando buenas expectativas, pese al daño que le han hecho, es una circunstancia para no desaprovechar. Sólo falta que lo entiendan los funcionarios del Ministerio de Economía, que creen que la “mesa de los argentinos” se defiende cuando se cierran las exportaciones. No hay mercado interno sólido si se desdeña al comercio exterior. La evidencia de los países exitosos así lo demuestra.

Tampoco sirve echarles las culpas a los productores agropecuarios por la falta de novillo gordo porque se volcaron a la soja y al maíz, como hizo esta semana el dueño de un frigorífico cordobés cercano al gobierno nacional. Esa es la consecuencia de las restricciones a la inversión que viene aplicando el Gobierno al menos desde 2005.

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