02 Mayo 2014
RÁPIDA SALIDA. Apenas terminó de declarar, el ex comisario García se fue de tribunales evitando a la prensa. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso
Los dos frustrados careos entre el ex jefe de la comisaría de Raco, Enrique García, y el ex subjefe de la Policía de Tucumán, Nicolás Barrera, motivaron que el miércoles el fiscal de Instrucción de la IV° Nominación, Diego López Ávila, volviera a tomarle declaración al primero, en el marco de la investigación por el crimen de Paulina Lebbos, ocurrido en febrero de 2006.
García fue condenado en diciembre por la sala III de la Cámara Penal, por el encubrimiento agravado del homicidio. Era el jefe de la comisaría de Raco cuando el 11 de marzo de 2006 el cuerpo de Paulina fue encontrado a la vera de la ruta 341, a la altura de la localidad de Tapia.
Según determinó la Justicia, García y el ex oficial Manuel Yapura adulteraron el acta en la que constaban los detalles del hallazgo, consignando que al cuerpo lo había encontrado la Policía tras un intenso rastrillaje, cuando en realidad fueron dos baqueanos de la zona.
Además, falsificaron la firma del remisero Diego Nieva, según quedó demostrado en el juicio oral. También fue condenado el ex policía Roberto Lencina, aunque este por falsificación ideológica de instrumento público, al haber firmado una de las actas.
Pero antes de que se realizara el debate oral, García declaró ante López Ávila en calidad de testigo y manifestó que Barrera había llegado al lugar del hallazgo y había dado las órdenes de que se consignara que era la Policía la que había encontrado a Paulina.
Esa declaración, sumada a la de otros policías y de empleados de la Dirección Provincial de Vialidad, motivaron que López Ávila pidiera la detención de Barrera y del ex jefe de la Regional Norte, Héctor Brito. En diciembre del año pasado, el juez de Instrucción Francisco Pisa dispuso la libertad de los ex comisarios, aunque continúan procesados por encubrimiento.
Pedido de careo
El abogado de Barrera, Gustavo Carlino, solicitó que se realice un careo entre García y el ex subjefe de Policía, convencido de que logrará demostrar la inocencia de su defendido.
García no se presentó ninguna de las dos veces en que fue citado para la medida (la primera vez no había sido debidamente notificado por la Policía). Roberto Blasco, abogado del ex comisario de Raco, realizó una presentación en la fiscalía ya que considera que la situación de García no está definida, porque la sentencia que lo condenó por encubrimiento no se encuentra firme.
López Ávila decidió avanzar con la causa y citó a García para que ampliara su declaración testimonial. “Presenté un cuestionario de más de 18 preguntas. Como no se presentó a los careos, pedí que sea detenido y procesado por falso testimonio”, comentó Carlino.
García llegó a tribunales el miércoles a las 9 y se retiró pasado el mediodía, tratando de pasar desapercibido. Fuentes judiciales comentaron que habría ratificado su versión anterior, en la que sostuvo que sólo cumplió órdenes de sus superiores. La misma posición mantuvo durante el juicio oral en el que fue condenado.
Paulina desapareció el 26 de febrero de 2006 y su cuerpo fue hallado dos semanas más tarde. Por el crimen se encuentran detenidos Luis Gómez y Maximiliano Gallardo, quienes tuvieron el teléfono celular de la víctima horas después de su desaparición.
García fue condenado en diciembre por la sala III de la Cámara Penal, por el encubrimiento agravado del homicidio. Era el jefe de la comisaría de Raco cuando el 11 de marzo de 2006 el cuerpo de Paulina fue encontrado a la vera de la ruta 341, a la altura de la localidad de Tapia.
Según determinó la Justicia, García y el ex oficial Manuel Yapura adulteraron el acta en la que constaban los detalles del hallazgo, consignando que al cuerpo lo había encontrado la Policía tras un intenso rastrillaje, cuando en realidad fueron dos baqueanos de la zona.
Además, falsificaron la firma del remisero Diego Nieva, según quedó demostrado en el juicio oral. También fue condenado el ex policía Roberto Lencina, aunque este por falsificación ideológica de instrumento público, al haber firmado una de las actas.
Pero antes de que se realizara el debate oral, García declaró ante López Ávila en calidad de testigo y manifestó que Barrera había llegado al lugar del hallazgo y había dado las órdenes de que se consignara que era la Policía la que había encontrado a Paulina.
Esa declaración, sumada a la de otros policías y de empleados de la Dirección Provincial de Vialidad, motivaron que López Ávila pidiera la detención de Barrera y del ex jefe de la Regional Norte, Héctor Brito. En diciembre del año pasado, el juez de Instrucción Francisco Pisa dispuso la libertad de los ex comisarios, aunque continúan procesados por encubrimiento.
Pedido de careo
El abogado de Barrera, Gustavo Carlino, solicitó que se realice un careo entre García y el ex subjefe de Policía, convencido de que logrará demostrar la inocencia de su defendido.
García no se presentó ninguna de las dos veces en que fue citado para la medida (la primera vez no había sido debidamente notificado por la Policía). Roberto Blasco, abogado del ex comisario de Raco, realizó una presentación en la fiscalía ya que considera que la situación de García no está definida, porque la sentencia que lo condenó por encubrimiento no se encuentra firme.
López Ávila decidió avanzar con la causa y citó a García para que ampliara su declaración testimonial. “Presenté un cuestionario de más de 18 preguntas. Como no se presentó a los careos, pedí que sea detenido y procesado por falso testimonio”, comentó Carlino.
García llegó a tribunales el miércoles a las 9 y se retiró pasado el mediodía, tratando de pasar desapercibido. Fuentes judiciales comentaron que habría ratificado su versión anterior, en la que sostuvo que sólo cumplió órdenes de sus superiores. La misma posición mantuvo durante el juicio oral en el que fue condenado.
Paulina desapareció el 26 de febrero de 2006 y su cuerpo fue hallado dos semanas más tarde. Por el crimen se encuentran detenidos Luis Gómez y Maximiliano Gallardo, quienes tuvieron el teléfono celular de la víctima horas después de su desaparición.
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