Las claves para alcanzar una mayor longevidad

02 Mayo 2014
Alcanzar la eternidad como los dioses ha sido siempre la aspiración del hombre. No en vano ha buscado desde tiempos remotos la fuente de la juventud que le permitiera escabullirse de la vejez o por lo menos, engañarla. “Envejecer es todavía el único medio que se ha encontrado para vivir mucho tiempo”, decía con humor el escritor francés Charles Augustin Sainte-Beuve, mientras su colega irlandés Oscar Wilde con su fina ironía afirmaba: “Envejecer no es nada; lo terrible es seguir sintiéndose joven”.

Pero de algún modo, a lo largo de los siglos, el ser humano ha ido logrando pequeñas victorias, en las últimas décadas se ha ido extendiendo la llamada esperanza de vida. Por ejemplo, en 2012, esta subió en la Argentina hasta llegar a un promedio de 76,01 años. La de las mujeres fue de 79,7 años, mayor que la de los hombres, que fue de 72,44 años. Nuestro país se mantenía en 2012 en el puesto 54 en el ranking de 180 países .

Con frecuencia la gerontología difunde claves y recomendaciones para llegar a la ahora cuarta edad en buenas condiciones. Muchas de ellas tienen que ver con la alimentación sana y la ejercitación física y mental. Catalina Lozano de Concha, que cumplió el miércoles 100 años, afirma: “creo que la clave de una buena vida es reír y mantenerse jovial y activa. Lo demás, es puro maquillaje... El tiempo no me pesa. Como tampoco me pesa la vida. Yo sigo siendo una joven que disfruta de la compañía de los demás... No hay fórmulas. En realidad no hice nada especial. Esta vida es un regalo de Dios”.

Un psicogerontólogo sostiene que en la actualidad, un hombre de 60 o 70 años sigue trabajando, aunque esté jubilado. “Sigue siendo fuerte física y mentalmente, aunque sea abuelo. Y hasta puede tener novia porque su sexualidad y su creatividad siguen activas”, señala.

En su opinión, alguien que ha llegado a cumplir un siglo se debe a fue una persona sana. Y aunque la alimentación influye, destaca la importancia del buen humor. “El buen ánimo, el querer siempre emprender proyectos nuevos, tener un objetivo, es lo que caracteriza a las personas que llegan a los 100 años”, explica.

Pero también juega un papel muy importante el afecto. “El cuidado sin amor, sin una caricia, carece de efectividad... Ellos nos pueden perdonar que no tengamos qué darles de comer, pero se van a sentir muy mal si no les damos cariño”, sostiene un médico gerontólogo.

Seguramente, influye en la expectativa de vida el trato que reciben los viejos del Estado, así como el sistema de salud. A diferencia de otros países en que los ancianos están contenidos socialmente, tienen una gran cantidad de servicios gratuitos o con importantes descuentos y perciben haberes dignos, en la Argentina no sucede lo mismo.

Si más del 70% de los jubilados del país percibe un haber mínimo de $2.757, y carece del 82% móvil, resulta difícil sostener el buen humor para combatir ese estado de desprotección y de injusticia para quien ha recorrido el camino de la vida y debe luchar aún con las adversidades del sistema.

Ciertamente, para alcanzar una mayor calidad de vejez ayuda la actitud de vida: unos la viven con una queja permanente y otros, con una sonrisa. El bienestar y el reconocimiento social y la dignidad también influyen en tener proyectos, en encontrarle nuevos sentidos a la vida.

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