13 Febrero 2014 Seguir en 
1- Hay un gusto y una curiosidad por la comedia musical. Desde los trabajadores del teatro hay una construcción de este rol, que es complejo porque requiere el desarrollo profesional en distintas áreas, como el canto, el baile y la actuación. Tucumán tiene muy buenos artistas con ganas de seguir aprendiendo constantemente. Desde los espectadores, hay ganas de regodearse con estos espectáculos.
2- En Tucumán hay público para todos los gustos. No sé si construir sería la palabra, sino más bien convocar y situar al público en la comedia musical que se hace acá y que, por estos tiempos, es más bien sostenida por el teatro independiente antes que nada. Las producciones siempre tendrán el sello, la particularidad y la pasión con la que hacemos nuestros trabajos.
3- En realidad, el origen histórico es mucho anterior. Viene del teatro griego, y tiene elementos de la ópera cómica y de la opereta; es cierto que, en algún modo y por nuestras raíces, de la zarzuela también tendrá una pizca, en algunas obras más que otras. Hace años, cuando hice “La verbena alborotada”, tenía un formato similar a ese género español, ya que su autor, Manuel Maccarini, la identifica como una zarzuela para niños, ya que toma la historia de Cenicienta pero sin personajes mágicos como el hada madrina; acá es el boticario del pueblo el padrino de María Bonita.
4- Hacer una comedia musical implica una producción importante y correr un riesgo; si bien el teatro independiente siempre es un riesgo, aquí es mayor por lo económico. El apoyo estatal es un tema complejo: estaría bueno que las salas oficiales volvieran a ser accesibles para los grupos independientes y no manejen los costos como si fuéramos súper producciones de otros lados. Parece que nuestros grandes teatros son una sucursal de la calle Corrientes, pese a que aquí tenemos excelencia artística y no tenemos nada que envidiarle a nadie. Desde el Estado se podría valorizar esa realidad y no hacer diferencia a la hora de ofrecer un cachet o de otorgar una sala. El teatro en Tucumán se sostiene indudablemente por el teatro independiente, porque no sólo le ponemos el hombro sino el cuerpo completo.
5- Hace algunos años, en un viaje a Buenos Aires vi “La fiaca”, en comedia musical. Y me quedó latente hasta que pude trabajar con Musicarte y me aboqué a trabajar con niños. Agradezco a mis maestros y colegas (Oscar Quiroga, Carlos Olivera, Alfonso Gómez Delsey, Fanny Dupré, Nelson González, Rolo Andrada, Rafael Nofal, Maccarini, Raúl Reyes y tantísimos otros) y, sobre todo, al público. Me siento una privilegiada. Los talleres que dicto van muy bien, hay mucho interés de la gente y se acerca todo tipo de personas: algunas quieren dedicarse a esto, y para otros es una distracción o una curiosidad.
2- En Tucumán hay público para todos los gustos. No sé si construir sería la palabra, sino más bien convocar y situar al público en la comedia musical que se hace acá y que, por estos tiempos, es más bien sostenida por el teatro independiente antes que nada. Las producciones siempre tendrán el sello, la particularidad y la pasión con la que hacemos nuestros trabajos.
3- En realidad, el origen histórico es mucho anterior. Viene del teatro griego, y tiene elementos de la ópera cómica y de la opereta; es cierto que, en algún modo y por nuestras raíces, de la zarzuela también tendrá una pizca, en algunas obras más que otras. Hace años, cuando hice “La verbena alborotada”, tenía un formato similar a ese género español, ya que su autor, Manuel Maccarini, la identifica como una zarzuela para niños, ya que toma la historia de Cenicienta pero sin personajes mágicos como el hada madrina; acá es el boticario del pueblo el padrino de María Bonita.
4- Hacer una comedia musical implica una producción importante y correr un riesgo; si bien el teatro independiente siempre es un riesgo, aquí es mayor por lo económico. El apoyo estatal es un tema complejo: estaría bueno que las salas oficiales volvieran a ser accesibles para los grupos independientes y no manejen los costos como si fuéramos súper producciones de otros lados. Parece que nuestros grandes teatros son una sucursal de la calle Corrientes, pese a que aquí tenemos excelencia artística y no tenemos nada que envidiarle a nadie. Desde el Estado se podría valorizar esa realidad y no hacer diferencia a la hora de ofrecer un cachet o de otorgar una sala. El teatro en Tucumán se sostiene indudablemente por el teatro independiente, porque no sólo le ponemos el hombro sino el cuerpo completo.
5- Hace algunos años, en un viaje a Buenos Aires vi “La fiaca”, en comedia musical. Y me quedó latente hasta que pude trabajar con Musicarte y me aboqué a trabajar con niños. Agradezco a mis maestros y colegas (Oscar Quiroga, Carlos Olivera, Alfonso Gómez Delsey, Fanny Dupré, Nelson González, Rolo Andrada, Rafael Nofal, Maccarini, Raúl Reyes y tantísimos otros) y, sobre todo, al público. Me siento una privilegiada. Los talleres que dicto van muy bien, hay mucho interés de la gente y se acerca todo tipo de personas: algunas quieren dedicarse a esto, y para otros es una distracción o una curiosidad.
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