Un atractivo científico y turístico

Un atractivo científico y turístico

La visitan unas 60.000 personas por año y el 75% está constituido por chicos en edad escolar.

21 Enero 2014
Por la Reserva Experimental de Horco Molle pasan 60.000 personas todos los años. El proyecto de esta institución nació en 1986 y en 1988 abrió sus puertas. En 2007 se creó el área de Educación Ambiental y actualmente el 75 % de su concurrencia está constituida por chicos en edad escolar.

Desde hace dos años llegan turistas de diversas latitudes, sobre todo en los meses de enero y febrero. Por su convocatoria y su importante papel de incidencia en la comunidad es una de los principales órganos de extensión de la UNT. Cuenta con personal que brinda información sobre temas biológicos, arqueológicos y geológicos. Este año presentará la publicación “Guía de las Aves de la Sierra de San Javier”. Tendrá fotografías, descripciones y mapas pensados para que cualquier persona pueda realizar avistajes en los senderos distribuidos en sus 200 hectáreas.

Cuenta con seis áreas distribuidas según su papel educativo y científico: Veterinaria, Botánica, Educación Ambiental, Guardafauna, Rescate, y Liberación y Zoología.

La reserva es un centro de rescate de fauna y flora silvestre. No compran, ni adquieren especies con un objeto de exhibición. Por convenio con la Dirección de Flora, Fauna y Suelo de la Provincia brinda soporte técnico con veterinarios y biólogos cada vez que las fuerzas de seguridad incautan especies animales y vegetales.

Entre los proyectos en desarrollo está una clínica veterinaria de alta complejidad, una pajarera para aves de gran porte, un jardín botánico y la conformación de un espacio de reproducción de cóndores único en la región. Se detectó una nueva población de tucanes que desde hace décadas no se veía en nuestra provincia. Según Pablo Quiroga, coordinador de la reserva, podrían haber llegado desde el norte o haber surgido de en Tucumán, pero en algún sector aislado del hombre. Actualmente se han realizado avistajes en Yerba Buena, en Horco Molle, en Villa Nougués y en distintas zonas del parque Sierra de San Javier. Junto con la Fundación Bioandina, la reserva participa de la liberación de cóndores en Tafí del Valle con el concurso de los pueblos originarios.

Además, se realizaron estudios arqueológicos en un asentamiento precolombino hallado dentro de su jurisdicción. Y participa del proyecto Tapir, que tiene como misión la protección de este mamífero.

También se creó un vivero como una alternativa para los programas de restauración de flora que se lleva adelante dentro de la reserva, para campañas de concientización ambiental educativa e incluso para vender a empresas, gobiernos y particulares. La finalidad es financiar nuevos proyectos y programas de conservación.

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