Cartas de lectores / crisis policial y saqueos

Cartas de lectores / crisis policial y saqueos

16 Diciembre 2013
Policías subversivos

Parecería que conmemorar 30 años de democracia es una demostración de malestar para ciertos sectores de nuestra población. Pero lo más incoherente es que dentro de ese grupo de mal gestados se encuentra un sector de la policía, especialmente el grupo disidente GEO, al que no le interesa un bledo el retorno a las libertades que se obtuvo con este sistema de gobierno. Seguirán siendo los que pregonan la fuerza en aras de su mejor bienestar y yo me pregunto con qué derecho, si son ellos los que deben mantener el orden en un contexto institucional, ¿o se creen con el poder de las armas para crear cualquier desmán? Las pretensiones de sus emolumentos son realmente increíbles. ¿Cómo es posible que un policía que recién se inicia gane lo que un profesional universitario, con varios años de estudio y sacrificio pretenda obtener? Pero aún más desastrosa es su actuación como guardianes del orden. A la primera de cambio, cuando la situación que les tocó se presenta un tanto embarazosa, huyen en sentido opuesto o se refugian en el primer negocio abierto. Las mujeres policía son otro tópico, diría pintoresco. Se ponen tan contentas cuando cobran que de pronto se reúnen en grupos de cuatro o cinco a comentar qué comprarán, para luego comentar los chimentos del barrio. Eso lo hacen cómodamente sentadas, porque, pobrecitas, están cansadas de tanto caminar y les aprietan las várices. En fin, se observa que la selección de los policías adolece de una total falta de exigencias, entre las cuales podríamos enumerar una disciplina de formación militar, para que sepan caminar, pararse y respetar su trabajo a rajatabla. Si no, parecería que ingresar a las fuerzas policiales es un excelente negocio, por el sueldo que perciben. La vulnerabilidad que presentan es ventajosa para que los saqueadores tengan vía libre. Realmente se añora una policía como la de los países civilizados, donde los elementos que les provee el gobierno, es decir el pueblo, se usan adecuadamente y no para hacer pinta, como aquí ocurre.

Carlos A. Giansierra                              



Vergüenza ajena

Esta frase usó el señor jefe de Policía al asumir. Qué podrían decir los empleados de su repartición a su cargo, que en los locales comerciales del micro y macrocentro de la ciudad se encuentran carteles con escrituras “no se vende mercadería a policías”; hasta el día de hoy usted, como jefe de la fuerza, no salió a defender a sus subalternos o subordinados, como se les llame. A los señores comerciantes, empresarios, etcétera, como ciudadano les digo lo siguiente: Si el policía de la repartición no les merece confianza, por qué no se ahorran malos comentarios y pagan los vigiladores de las empresas de vigilancia privada -seguridad que pagarán hasta con IVA- y no ocupan empleados policiales para pagarles lo que quieren, y no lo que corresponde, el importe de la hora, estipulado por la División Servicio Adicional de la Repartición Policial. Pero ustedes son conscientes de que el policía gana poco y se aprovechan de la necesidad de ellos. A todo esto y ante las terribles críticas a las que el actual Gobierno de la Provincia, exhorto a todos los empleados que los días que les corresponda descanso, no hagan servicio adicional, y si lo hacen que se les pague como corresponda. Piensen que la vida de ustedes no vale migajas, piensen que más les hacen falta a sus familias que a estos señores empresarios que critican. Un servicio de un policía no vale $15 ni $ 20; la hora, señores, de un vigilador sale aproximadamente $ 50 más IVA. Señores, con honra digo, soy un ex policía, pero bien operativo, no una rata de escritorio. A la calle se la conoce caminando en el día y en la noche.

José Francisco Torres                                          



La provincia indignada

No existen las casualidades, hay causalidades. Los saqueos estuvieron organizados para opacar la fiesta de los 30 años. A nosotros nos saquearon en San Pedro -Jujuy- y la “cana” miraba. Algún comerciante dijo: estos que se llevan las botellas son presos, los conocemos. Si se suspendía la fiesta era, por un lado, un signo de debilidad del Gobierno nacional y por otro someterse a la ineptitud de los gobiernos provinciales ya que la seguridad es responsabilidad de cada provincia. El Estado nacional se ve fuertemente limitado por las autonomías provinciales. Cuando regresamos a Tucumán vi en Facebook mucho fastidio con Buenos Aires, pero los porteños no votaron tres veces a Bussi, ni a Alperovich. No son porteños ni los “poli” ni los saqueadores, ni los punteros que venden droga en los barrios. La “Teoría Tucucéntrica” por la cual los planetas giran alrededor de la provincia es falsa. Si siguen culpando a los demás nunca se van a hacer cargo de sus errores y menos de corregirlos. Los cordobeses, sin echarle la culpa a nadie, con el Cordobazo voltearon un gobierno nacional, una dictadura militar. Nosotros no les echamos la culpa a los jujeños. Era gente mandada, cerca de 40 motochorros rompiendo lo que podían. Actuaron como bandas de “pendejos” narcos. Son los que venden droga en su ciudad. Son lúmpenes como los que usó Hitler para sus SS. La cuestión es desestabilizar, una forma nueva -golpe suave- que inventó la CIA y para esos golpes utiliza a la policía como en Honduras y Paraguay aunque fueron derrotados en Venezuela, Bolivia y Ecuador. No nos dejemos atrapar por cuestiones domésticas que nos puedan llevar a un estado policial o a algo peor. Un ex agente prófugo -en LA GACETA- sostiene que el PE fue el principal responsable de lo ocurrido y acusa al gobernador, José Alperovich, de haber protegido sólo sus intereses. Además, aunque no reveló quién era, sostuvo que existió una fuerza instigadora externa a la protesta que desató el pánico en las calles. ¿Estará hablando de los punteros de la droga? ¿Y por estos policías saqueadores y estos pésimos manejos querían suspender la Fiesta de la Democracia en la que participaron muchos radicales, como hubiera querido Alfonsín?

Julio Carabelli                                        



Víctimas y victimarios

El trabajador, que fue víctima del asalto a su casa y sus bienes, vio, en el asaltante, como a su confiscador inmediato de lo poco o mucho conseguido en su vida laboral. El que atacó al trabajador, a su vez, es víctima, y un confiscado de una situación que no ha elegido: vivir en la más completa pobreza, incluso degradación. Aunque sí es responsable de sus actos, por acción o omisión, en componenda o no, con bandas de saqueadores, organizadas por ya quienes sabemos. Estas bandas, un lumpen proletariado, tienen por objetivo, por su accionar, al afectar los bienes trabajadores, junto al asalto de comercios, antagonizar a los primeros con los segundos, en lo que se denomina “guerra de pobres contra pobres”. En este cuadro, el Estado-victimario, con el accionar de uno de sus apéndices, la policía, puso en evidencia que no defiende, ni le interesa, la propiedad privada en general, en este caso la de los trabajadores. Por último, en otros aspectos de la vida, también lo hace confiscando el salario, propiedad principal del laburante, a través de la inflación.

Pedro Pablo Verasaluse                                  


Errores y autocrítica

El gobernador dice no saber cuáles son sus errores y que hará una autocrítica. ¿Cómo hará “la autocrítica”, si no sabe sus errores? Los errores forman una lista imposible detallar en poco espacio. La primera, según mi criterio, fue hacer “su Constitución”. En lo personal “rebajó” a “ojos” y “oídos” a las personas perdidosas de su partido en las elecciones, etcétera. El ministro Gassenbauer dice “que no sabe que nos está pasando como sociedad y debemos cambiar”. Lo que pasa en la sociedad es el cansancio de tanto relato, el enriquecimiento sin límites de los políticos. Con estas pequeñas “ayudas” podrán analizar su comportamiento y la autocrítica. Pero, ojo, sin soberbia, pues esta nublará la razón.

Choli Albornoz                                  


Síndrome de fin de año

Llega diciembre y nace nuevamente, como lo viene haciendo desde 2001, el famoso y cada vez más arraigado Fantasma del Saqueo, que desde esa fecha tomó posesión y amplió su territorio, convirtiéndose ya en estos tiempos en un síndrome que empeora en la época de las fiestas de fin de año. Es caprichoso que justo ahora con estos saqueos aparecen solicitudes salariales de parte de la fuerza policial,  reclamos que nos dejaron en una indefensión total, en el sálvese quien pueda. Lisa y llanamente fuimos abandonados por la fuerza policial, que dejó las zonas liberadas para el uso y abuso de la delincuencia. La misma policía que se cobró la vida de un docente, que quedará para la historia (Carlos Fuentealba) cuando éste reclamaba mejoras salariales al igual que ellos. Es imperdonable la actitud que tomaron, se olvidaron de que son servidores públicos, y no piqueteros, nunca pudieron haber tomado esta actitud. Digo delincuencia porque quedó a la vista de todos que estos atropellos fueron  realizados por la delincuencia misma, ya que no se saqueaban artículos de primera necesidad, sino productos de mayor valor económico, plasmas, computadoras, aires acondicionados, cubiertas de autos, motocicletas. El que tiene hambre no buscará robar o hurtar elementos de alto costo económico. Pero... mientras una parte de la Argentina se debatía en una guerra de saqueos, donde se aplicaba la Ley de la Selva, en la otra parte de la misma Nación se festejaba 30 años de democracia con cantantes, malabaristas, fiesta total, y la máxima figura bailaba al compás del ritmo del momento. Pienso que este festejo no podría haber esperado, ¿o acaso somos los tucumanos hijos de otra Nación? Pongo el siguiente ejemplo: nosotros como padres tenemos nuestros hijos; el mismo día uno cumple años y al otro le sucede algún percance grave. ¿Qué hacemos? ¿Qué nos dicta el sentido común? ¿Festejamos el cumpleaños de uno y le decimos al otro que espere? De lo malo que nos pasó, aún así se puede extraer algo bueno, esto dejó en claro algo: creció la solidaridad tan olvidada, aún entre vecinos que en algún momento no se entendieron y se pelearon, en esos momentos de crisis se volvieron a mirar a los ojos y se dieron la mano. Pero el pueblo sigue de pie, ya sobrevivimos antes y lo seguiremos haciendo, pronto cuando se calmen un poco las aguas festejaremos nuestra propia democracia y bailaremos, pero no nos acordaremos de la fiesta a la cual no fuimos invitados.

Pedro Martínez                      


Rateros de siempre

¡Hasta en Brasil se supo lo de los saqueos en mi provincia! ¡Qué vergüenza! Los que saquearon son rateros de alma, ya que ninguno estaba vestido de pordiosero... esos tienen el espíritu de ser rateros desde la niñez y no van a cambiar nunca. ¡Lo que nos espera con esta gente!

Carlos Alberto Lezcano                          


El riesgo de la repetición

Como tucumano quiero manifestar mi repudio a los días de devastación, fratricidio, anomia y ruptura del lazo social; días de luto que llenaron de sombra, m desconfianza, traición y atropello hacia el semejante en nuestro querido país. Creo que lo acontecido durante estos días es la muestra clara y directa de que formamos parte de una sociedad en crisis, escindida y enferma. Los síntomas efervescentes de los que venimos siendo testigos no son de origen económico ni político, sino de una verdadera epidemia de decadencia moral. De una vez por todas comprendamos que estamos viviendo de manera irresponsable y con escasa acción por parte nuestra, un verdadero saqueo moral. Sin darnos cuenta y por mala costumbre estamos dando lugar a la pérdida de los principios que nos supieron caracterizar como pueblo grande, valores católicos que promovían el respeto y el amor a uno mismo y hacia el otro, y la máxima consideración de la persona humana por sobre los bienes materiales. Nos hemos dejado envolver lentamente por una pseudo moral del tener, que sólo valora el acceso a los bienes de consumo, donde no interesa la persona sino el individuo masificado y consumidor, donde ya no importa el lazo de amistad fraterna, sino el mero contrato de intercambio comercial. La realización personal pareciera ser por estos días la obtención de los bienes de consumo, cueste o que cueste o incluso destruyendo o matando.  Convoco a una verdadera autocrítica personal, a revisar nuestras propias acciones y dejar de acusar en el otro lo que está en nosotros. La verdadera restauración de las cosas empieza por uno, por casa y por el ámbito de sociedad en que nos toca actuar. Espero que sepamos actuar responsablemente y defender lo que se debe defender; quien no entienda el meollo de la cuestión corre el grave peligro de vivir en el abismo de la repetición.

Francisco Javier Viejobueno                                                  
Pedro de Villalba 1.983 - Yerba Buena-Tucumán



No hay casualidades

Al igual que la señora Presidenta, tampoco creo en las casualidades. Es para reflexionar acerca de la respuesta violenta que surgió no sólo contra la policía (de muy mal accionar y chantajista) sino contra los dirigentes de Tucumán, desde el Gobernador para abajo. ¿Qué creyeron que ocurriría? Cuando someten a los gobernados a aumentos del 30 % en impuestos que luego celebrarán en Cancún en reuniones privadas de gabinete, o cuando decretan dineros nunca explicitados para las riñas de gallos, o cuando no dan explicaciones acerca del dinero otorgado a la famosa Convención constituyente que no hizo otra cosa que tramposamente pretender que el segundo es el primero y que el primero es el sexto y que la décima es la quinta y no sé que otra estupidez más... Jocosamente planteado para una pura y exclusiva re-re-re perpetuación porque no es elección. La gente dijo “llegan hasta aquí” y los ministros polivalentes de Salud, vicegobernadores en ejercicios de licencia y candidatos testimoniales siguen adelante con cínicas e hipócritas sonrisas afichistas. ¿Casualidad? De ninguna manera. Es la respuesta de toda la gente valiente de Tucumán. La plaza debió estar llena de bote a bote. Y ahora los mismos cuestionados pretenden sacar réditos políticos culpándose con sus sectores opositores. Allí estuvimos los ciudadanos. Ciudadanos puramente, espontaneidad total. Un pequeño agregado a este pensamiento y va dirigido a la señora de Carlotto, cuyas obsecuentes, públicas y muy desacertadas expresiones han herido la sensibilidad de nuestro pueblo de Tucumán: pida también públicas disculpas. El silencio es un buen amigo. Recuerde que Tucumán está de luto. Igual sentir para las celebraciones que acontecian en Buenos Aires paralelamente.

María Cecilia Torres                                

N. de la R: Por error, en nuestra edición del viernes 13/12 se publicó con la firma de la lectora Torres, la carta “El jardín de la delincuencia”, que había sido enviada por la lectora Marcela Almirón.

 

Indiferencia

Sólo le pido a Dios / que el dolor no me sea indiferente, / que la reseca muerte no me encuentre / vacío y solo sin haber hecho lo suficiente. / Sólo le pido a Dios / que lo injusto no me sea indiferente, / que no me abofeteen la otra mejilla / después de que una garra me arañó esta suerte. / Sólo le pido a Dios / que la guerra no me sea indiferente, / es un monstruo grande y pisa fuerte/ toda la pobre inocencia de la gente. / Sólo le pido a Dios/ que el futuro no me sea indiferente, / Desahuciado está el que tiene que marchar / a vivir una cultura diferente” (de León Gieco). Me parece increíble que este cantautor, junto con Guaraní y otros más, hayan actuado en plaza de Mayo para que Cristina meneara sus caderas celebrando 30 años de democracia mientras Tucumán era un infierno. Espero que cuando vengan, los tucumanos les devolvamos la indiferencia con que nos trataron. Señores cantautores, sépanlo: “Obras son amores y no buenas razones”.

Judith Lazarte de Pinto                                                            
La Madrid 1.043 -Aguilares-Tucumán

N. de la R: Por error, en nuestra edición de ayer esta carta se publicó con la firma del lector Alejandro Castellaro.



Hay que escuchar, urgente

Sin dudas los acontecimientos ocurridos en los pasados días, han producido un quiebre muy profundo entre el común de la sociedad y todo un entorno político-policial, sin precedentes en la historia de nuestro pueblo. Las diferentes clases trabajadoras salieron a la calle a cuidar lo suyo y lo ajeno, lo propio y lo del vecino, sin medir ningún tipo de consecuencias, y dispuestos a no dejarse avasallar por aquellos, que estuvieron al margen de la ley. Si  tuviera que elegir una palabra, sin dudas Anarquía sería la favorecida. Antes que todo, según la Real Academia, anarquía significa: situaciones donde se da la ausencia de Estado o poder público, desconcierto, desgobierno, ilegalidad, orgía, sinónimos que sin dudas reflejan lo sucedido. Ojo, y  atención que esto no parezca que es por la acción de un grupo policial insurrecto, que fue sin dudas la frutilla del postre, de una cantidad de hechos y sucesos, que las acciones que se desencadenaron fueron de la de una sociedad cansada, vapuleada, fastidiada, y muy golpeada, que dijo basta. Hago una pequeña lista para entender o querer entender a los cientos de miles de tucumanos que actuaron sin razón, o tal vez con mucha razón. Drogas, prostitución, patoterismo político y sindical; jueces, políticos y policías corruptos; coimas; barras bravas; carros a tracción a sangre en toda la ciudad (que tiran la basura, donde se les ocurre); motos que circulan sin patentes, sin cascos, que van de a tres, cuatro, cinco y hasta a veces seis personas (cuatro niños); autos sin patente, o que estacionan en doble o triple fila (algunos colegios de zona norte); o camiones oficiales, que no tienen ningún tipo de control; policías que no cumplen con sus tareas; empleados de diferentes organismos privados o estatales, que parece que les hacen un favor al Estado, en asistir a trabajar; vendedores ambulantes que se ubican donde se les ocurre, y hasta algunos en algunas zonas, ya están afincados como si estuviesen en un terreno, con todos los controles oficiales; saqueadores que se ubican en un descampado, que en algún momento podrá ser hasta la plaza Independencia misma, y así miles de ejemplos. Sólo me pregunto: ¿quién hace cumplir las reglas, las pautas y normas de convivencia? Y mi respuesta llega a una palabra utilizada anteriormente: Anarquía. Alguien dijo: “La furia de los pueblos no la para nadie” y eso fue lo que nos pasó, el pueblo tucumano salió furioso a defender lo suyo y lo ajeno, lo propio y lo del vecino. Señores gobernantes, el ciudadano común habló claramente los días 9 y 10 de diciembre de 2013. “Sépanlo escuchar”.

Marcelo Mesías                                


Nos abandonó

Caen las luces de un olvidado atardecer, la noche se ha tornado un visitante inesperado aún así me ha encontrado empuñando un duro garrote, escudo único de mi vida de trabajo, de mi mochila de sacrificios y logros, de pie en una esquina. En un instante las fábulas de mi imaginación me llevan a pensar en ella. ¿Qué será de ella? ¿Habrá llegado a su morada, se quitó el pesado vestir y su calzado, dejando a un lado las luces y los estallidos, las dádivas y el estruendo, se dejó sentar en un extremo de la cama, tomó el control a su derecha y chequeó la realidad? Sus párpados paralizados, la expresión ausente en aquella soltura inexplicable de sus brazos donde yacían las manos sin energías, en otro momento habría encontrado el estímulo adecuado que la motivara. ¿En qué estuviste pensando? ¿Cuál sería tu reacción? Esta noche no, esta noche abandonó toda razón humana y el silencio la abrazó como nos abraza en cada barricada, en mis vecinos armados, en mis amigos saqueados, esperando lo inevitable a suceder... ¡Ya vienen ya llegan! Aquí estamos, nuestro líder nos abandonó.

Marcelo González                                



Los que no hablaron

Quiero preguntar si alguien ha visto, leído u oído alguna palabra del defensor del Pueblo en relación a los saqueos. Yo nada en absoluto. ¿No tiene compromiso? Tampoco he visto a Defensa Civil por ningún lado. ¿Cuántos funcionarios son? ¿Cuánto cobran? Y eso que hay Defensa Civil municipal y otra provincial.

Abel Heredia                                    



Policías: federalismo salarial

El jefe de Gabinete asistió a la asamblea de Carta Abierta, donde volvió a plantear la necesidad de una reforma del sector. Analizan fijar un piso salarial nacional que sirva de referencia, como sucede con la paritaria docente, en la que se establece un salario mínimo que debe ser cumplido en todo el territorio nacional. (Pág.web Info News 15/12/13)... Así, coexistirán tantos escalafones policiales como provincias tiene la nación. Al no existir puntos de referencias para medir las coparticipaciones primarias y secundarias, pronto, muy pronto, esas jurisdicciones recibirán los montos directamente proporcionales a la afinidad política que guardaren con el Gobierno nacional. Con los docentes sucedió al revés porque habiendo una grilla de cargos y salarios perfectamente nomenclada en la nación, se decidió transferir estos servicios, entre otros, a las provincias y ensamblarlos con los cargos escalafonarios de los docentes provinciales, desapareciendo el índice único y los puntajes de los cargos. Hoy cada provincia tiene salarios integrados por distintos montos remunerativos bonificables, remunerativos no bonificables, no remunerativos, etcétera... ¿”... igual remuneración por igual tarea...”? . Y al momento de la jubilación, se calcula el 82% del Haber SIPA (Sistema Integrado Previsional Argentino) constituido solamente por las sumas remunerativas, distintas en cada provincia. Los ajustes semestrales nada tienen que ver con el 82% del haber de retiro en cada jurisdicción.

José René Iovane                                        



Desobediencia

Las urnas dijeron: el enfermo está grave. Los parientes y amigos no creyeron en el diagnóstico. Dijeron con alegre tono: se equivocan. El custodio que estaba en la puerta lo arrojó de la cama. El ciudadano común firmó el certificado de defunción. Diagnóstico: “muerte civil”. Los parientes y amigos “cachen” la cartera y a llorar al campito. Si esto fuera un sketch, estaría divertidísimo, pero ante la gravedad de los acontecimientos no se puede entender que la ministra de Educación haya mandado los chicos a la escuela. ¿Qué cabecita produce ideas de tan bajo vuelo, que no da para imaginar que si alguien hubiera obedecido y los vándalos entraban a las escuelas, las vidas de cientos o miles de niños y adolescentes, maestros, profesores y otras personas hubieran estado en peligro? La obediencia ciega en el ámbito civil o militar trae consecuencias y cada quien asuma la suya. Gracias a la desobediencia, casual o no, de los directivos -no acatando órdenes en contra de la realidad y el sentido común- se evitaron mayores problemas y dolores. Señor gobernador, que sus ministros no lo ayuden más. Usted se calzó un salvavidas de plomo. “El que sabe, sabe, y el que no sabe, es asesor”.

Teresa Pacheco                              



Deseo de paz

Agradezco a LA GACETA por la cobertura de los tristes sucesos de esta semana, y felicito a cada uno de sus periodistas, especialmente a los que han estado más involucrados, por el trabajo realizado, aun cuando también sufrían los mismos nervios y temores que nosotros. También valoro mucho el amplio espacio que han dedicado a las Cartas de lectores. Quiera Dios que las próximas fiestas de Navidad nos ayuden a todos a vivir en paz.

José María Klappenbach                          


La indignación no tiene fin

Me sumo a los miles de lectores que aún no salen de su estupor, indignación y tristeza por lo ocurrido en el país y en Tucumán. Los hechos de los últimos días no tienen parangón, nunca esperamos algo así. Estos días nos dejaron un sabor amargo que no se irá con facilidad. Tantos hogares y negocios saqueados, tantos muertos que aún no sabemos cuántos son realmente, tantas personas que quedaron sin fuente de trabajo y tantas que no tendrán motivo para festejar en estas fiestas. Lo peor de todo es que sabemos que pudo haberse evitado. Todos lo sabían y el gobernador más que nadie, por lo tanto indigna que no haya hecho nada por solucionarlo antes, como ocurrió en Córdoba, ya lo sabía muy bien, por eso salvaguardó sus concesionarias de autos y su vivienda, no vaya a ser que le ocurriera lo que a los ciudadanos rasos, esos que se las arreglaran como pudiesen. Es muy desagradable escucharlo decir que Tucumán no se merecía esto, cuando pudo hacer algo y no lo hizo. Evidentemente sigue el ejemplo de nuestra presidenta, que realizó un gran acto por los 30 años de democracia, sin mencionar los muertos y culpando a la oposición de lo que ellos generaron y no supieron solucionar.  Tampoco nos respeta al nombrar al nuevo jefe de policía que ya estuvo involucrado en los casos Lebbos y Marchese. ¿Hasta cuándo nos va a tomar por tontos?  La policía actuó tan mal porque podía hacerlo, ahora obtuvo lo que quería, lo pudo haber obtenido antes, sin haber producido todo el caos y los desmanes que nos infligieron a los tucumanos. Los policías mostraron para que no tengamos más dudas, que no les importamos, que el lema “ entrar para aprender, salir para servir” y el juramento que prestaron es una anécdota simplemente, discutieron entre ellos, tiraron tiros al aire, colaboraron con los saqueos, hicieron de Tucumán un pueblo del far west. Y cuando se suponía que la situación estaba arreglada, arremetieron contra la población que desprotegieron, con gas pimienta, gases lacrimógenos y balas de goma, a ciudadanos que manifestaban pacíficamente su enojo por lo que nos hicieron vivir. Eso sí, no dejaron a la gente llegar a la casa del gobernador, no vaya a ser que lo molesten con protestas. Lo que obtuvieron está manchado con la sangre de los muertos. Si ya tenían mala imagen frente a la población por casos de corrupción, violaciones y gatillo fácil, este estigma quedará por muchísimo tiempo sobre ellos. No olvidaremos. 

Rosa Neumann                        


La Palabra de hoy

Violentamente como todo lo que estamos viviendo en estos días, ha hecho irrupción en el lenguaje cotidiano la palabra saqueo. Y las definiciones clásicas de ese acto, han sido desbordadas por nuevas y perversas formas de pillaje, que los tucumanos conocemos y sufrimos en carne propia. Para saquear puede hacer falta una barreta con la cual violentar una puerta, o una cerradura. Pero el cambio de las antiguas y sanas costumbres cívicas han incorporado dos herramientas más sutiles: la lapicera y la computadora. Saquear se puede un Presupuesto, con partidas ocultas cuyo sacreto es mejor guardado que la fórmula de una conocida gaseosa. ¿Alguien nos puede decir cuál es ingreso de un legislador y su tropilla de asesores, contenidos, ayudados y otros términos que esconden un regimiento de “vagos y mal entretenidos”, como dice el Martin Fierro, que cobran por no hacer nada? ¿Alguien puede saber cuál es el costo real de la obra pública sistemáticamente adjudicada sin licitación? ¿Hacer una casa de fin de semana con el personal, el ripio el camión y el tractor de una repartición pública no es acaso, como los ejemplos anteriores, un saqueo? ¿Viajar con pasajes de la cámara para ir a pescar a Paso de la Patria o Bariloche,  es o no es otra forma de saqueo? ¿Sacar remedios del Ministerio de Salud Pública para repartirlos en acción proselitista no es acaso un saqueo? ¿Y las licencias truchas de taxis? ¿Y las largas licencias con goce de sueldo con enfermedades inventadas, siempre atadas a algún padrino político? ¿Y los vales de nafta, y los recibos de humildes choferes, devenidos en asesores constitucionalistas, no son una forma de saqueo? Quizás algunos de nuestros dirigentes suponen que saquear es solamente cargar un “freezer” o un televisor, en medio de un tumulto popular. Y no miran la compra de poltronas españolas para sus sufridas asentaderas, cuyo costo todavía es un misterio. ¿Acaso no acabamos de descubrir que una Constituyente “ad honórem” en realidad fue un saqueo de alta gama, como se dice ahora? Y para finalizar, hay otra más miserable y perversa forma de saqueo, y nosotros tenemos especialistas en ella. Adulterando partidas, especialmente de las comunas rurales, se compran y luego reparten bolsones en cada acto electoral, saqueando la dignidad y buena fe de nuestros comprovincianos más humildes. Digan ahora o callen para siempre, que todo lo expuesto en esta amarga carta es mentira.

Melitón Saldaño                                          

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