Cartas de lectores / crisis policial y saqueos

Cartas de lectores / crisis policial y saqueos

 la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso
14 Diciembre 2013

Todo igual

Mientras se otorguen planes sociales como modo de comprar votos y se robe en todos los niveles y en todas las instituciones. Mientras los hinchas de un equipo festejen depredando la ciudad y siga el Fútbol para Todos, en vez de Trabajo para Todos. Mientras los funcionarios no se bajen del camello de la soberbia y la Presidenta baile el Himno Nacional en el momento menos oportuno... lamentablemente todo seguirá igual. O quizás peor.

Ana María L. S. de Poli
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Responsables

Muy buena la determinación del diario LA GACETA de publicar un promedio de 35 cartas por día en estas últimas 72 horas, referidas a los saqueos y a los hechos vandálicos acaecidos en Tucumán tras el acuartelamiento extorsivo de la policía. Repudio la represión policial por parte de infantería de la provincia en la marcha del día martes 10 en plaza Independencia. También repudio la actuación de policías en patrulleros en un ataque tipo “golpe comando” en las inmediaciones de la seccional 2ª de policía, también el martes, en horas de la tarde contra las familias de vecinos que protestaban solicitando seguridad frente a esta dependencia policial. Y también repudio el hecho de que un policía de un móvil del 911 sacó su arma reglamentaría y disparó al aire en la marcha de ciudadanos el jueves a la noche. El martes, casualmente se cumplieron 30 años de democracia, de una “década ganada” según el gobierno. Pero el resultado esta en que, en sólo una semana y en más de 10 provincias, ocurrieron saqueos a doquier tanto en comercios como en casas de familias. Principalmente en Tucumán donde hubo muertos que sumados a los de otras provincias ya suman más de 10. En esos festejos por la democracia, vimos a la señora Presidenta “ironizar” con una cacerola golpeándola y también bailando mientras Tucumán “ardía en llamas”. Me parece que el gobierno nacional -como el de Tucumán- perdió el timón de la gobernabilidad. Es vergonzoso lo que vivimos el miércoles, cuando tuvimos una provincia sin seguridad y con liberación para los vándalos que hicieron demasiado daño a la sociedad y al comercio local. ¿Quién se responsabilizará por estos daños a la democracia y a la sociedad toda?

Humberto Carmelo Spuches
Buenos Aires 375
San Miguel de Tucumán

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La historia repetida

Qué gran verdad de que las historias se repiten. Pero, en el caso de la Argentina, se repiten porque como pueblo no aprendemos de ella. Todos estos acontecimientos me recuerdan a la tiranía de Rosas: con su ejército propio. Hoy son los saqueadores, aunque no el pueblo humilde: ese es el que menos participó de los desmanes. Acá nos sacaron la policía de la calle con el pretexto de la suba de sueldo cuando el motivo real era otro. Usaron a la fuerza policial. Usaron la ingenuidad de un pueblo nuevo recién nacido en democracia, para mandar a su ejército a infundir el temor. Usaron la tecnología de la comunicación para sembrar la histeria y el miedo como una plaga. El centralismo porteño tiene olvidado al norte argentino. La tirana festejaba mientras acá morían pobres. Le pegan a la clase media -que es la que piensa- con el terror para callarnos. Y, lo más lamentable es que hubo traidores... Y verdaderos traidores tucumanos de poder y funcionarios que no aparecieron para dejar la responsabilidad a otro: a la policía. Es una pena porque de la historia no aprendemos y dejamos que esos fantasmas vuelvan, revoloteen y carcoman la paz del pueblo. Estos hechos en mi vida ejercieron un cambio y un refuerzo. Aprendí a amar más y aprendí también quien es el cobarde; quien es el traidor y quien es el valiente. Dios, bendice a todos y entrégales la paz de tener la conciencia tranquila. Dios y la Patria os lo demanden.

Dora Di Leo
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Pánico e incoherencia

¡Qué impotencia, miedo y rabia siento al ser víctima de estos hechos bandálicos, que nos tuvieron con tanta zozobra y angustia! No sólo por nosotros, sino por nuestros hijos, parientes y amigos. Y, además, ver que no contábamos con ningún tipo de protección desde el 9 al 11 de este mes... Gobernado: ¿dónde estaba? Tal vez se dio una escapada a Dubai o Cancún... Después de la trascendencia de los días domingo y lunes, llegó la perlita que faltaba: el martes 11 la Ministra de Educación decía: “el miércoles las clases son normales”. ¡No podía creer lo que escuchaba!!! Los patitos que tenían que estar en filas en ciertos funcionarios, se habían desviado. ¿Cómo se puede decir tamaño despropósito? ¡La zozobra, angustia y pavor seguían rondando en la vida de cada tucumano! Por supuesto que todos los padres conscientes y responsables, no podían arriesgar la vida de sus hijos. Por favor debemos tener coherencia. Las clases deberían terminar inmediatamnte; no se puede arriesgar la vida de los alumnos por querer cumplir más de 180 días de clase. Padres: ustedes tienen la última palabra. ¡Que nadie los intemide! Los más de 180 días de clase son un “bleff”. Los resultados de la PISA, lo comprueban y afirman.

María E. Ezquer de Muro
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Diciembre negro

La mañana del lunes 9, cuando empezaron a circular rumores de saqueo, el Gobernador José Alperovich declaró que la situación era normal y que nos quedáramos tranquilos. Pero se equivocó: a las pocas horas estalló el infierno. Creo que él se confió en su autoridad absoluta a la que todos obedecen; y esta vez, los policias sublevados no acataron. Los delincuentes se enteraron del acuartelamiento policial y tuvieron tiempo de organizarse y salir a la calle, y se desató el caos antes que los funcionarios reaccionen. El panorama era desolador: vecinos desesperados, armados y barricadas ardientes en las esquinas durante dos noches interminables. Los responsables directos son el ministro y el secretario de seguridad, que debieron estar alerta con lo ocurrido en Córdoba y después en otras provincias, junto al jefe de policía, siguiendo los movimientos del personal policial. Son responsables de tanto daño ocasionado a comerciantes y familias que perdieron el sacrificio de tantos años de trabajo. Nos fallaron y nos defraudaron. El Gobierno debe responder y ayudar a los damnificados empezando por los más pobres. Fue un diciembre negro, que perdurará durante mucho tiempo en nuestras memorias. Ojalá que nunca más se repita.

Francisco Sánchez
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Punto de inflexión

Podemos defender una ideología u otra, llevar tal o cual bandera, sentir afinidad por un partido u otro. Lo cierto es que como alguna vez dijo Perón: “la política se mide por los resultados”. El día de ayer, martes 10 de diciembre del 2013, nuestro país fue víctima de una violencia social sin igual en la historia político democrática argentina. Tal vez no en todo su territorio, pero si en un gran número de sus provincias. En el día en el cual deberíamos haber festejado el aniversario del período más largo de la forma democrática de gobierno en nuestro país, irónicamente, fue el día en el que más miedo, incertidumbre y tristeza sentí. Calles desoladas, hospitales cerrados, civiles armados en las esquinas, delincuentes movilizándose como hordas salvajes en motos, calles cortadas, gritos aislados y disparos constantes. Del otro lado: policía acuartelada y silencio institucional ¿Quiénes son los responsables? ¿Los “negros” o “lacras” que nacieron en una villa miseria con padres ausentes, o tal vez sin ellos, que los mandaron a trabajar desde los 6 años en las esquinas limpiando vidrios, y que encontraron en el paco la solución para hacer su irremediable vida más llevadera y para calmar sus deseos de haber podido asistir a un establecimiento educativo, haber tenido un bici, una pelota o simplemente recibir un mínimo de cariño paternal como otros chicos de su edad, y que inevitablemente, sin perspectiva de vida alguna y subsumidos en la droga, pasan a integrar pandillas delictivas? O quizás ni conscientes de ello son. Capaz que se sienten con derecho a delinquir. Lo cierto es que, en el caso concreto, delinquieron. Legalmente les corresponden sanciones penales. Pero en las causas remotas, ellos no tienen toda la culpa. ¿Es acaso responsable la policía? Es uno de los principales responsables. Esta “policía”, sin principios ni valores morales, ni respeto alguno por los Derechos Humanos, dejó desprotegido al pueblo al que juro proteger, adoptando una forma ilegítima de reclamo. Por eso en el día de ayer, la gente rompió su relación con la fuerza policial, fuerza a la que vino aguantando en los últimos 20 años. Pero ayer dijo basta. Basta de policías corruptos, basta de narco-policías, basta de poli-ladron. Concretamente basta de sentirnos inseguros. La gente tuvo que optar por defenderse sola, volviendo al primitivo estado de naturaleza del que hablaba Hobbes. ¿Y el Estado? Es el principal responsable. En el hecho concreto porque no fue capaz de prever una situación que, una semana antes, se había desatado en córdoba. Además, a pesar de que no fue capaz de preverla, no tuvo las herramientas políticas para solucionar el conflicto social de forma rápida. Al contrario, incurrió en un silencio institucional que no hizo más que generar la sensación de un gobierno débil, un gobierno tibio, cuyos días están contados. Yendo a las causas remotas podemos decir que hoy ellos son los principales responsables de la total crisis social y política de nuestro país. Sí, crisis total. Es la sociedad que hemos creado en los últimos 20 años, es la consecuencia del menemismo y el kirchnerismo. Desigualdad, inseguridad, dolar por las nubes, inflación, corrupción, narcotráfico, instituciones degradadas... Es el resultado de 20 años de dirigentes políticos que priorizaron el interés particular antes que el interés general, sin comprometerse con el pueblo que los voto. Mientras Cristina Fernadez de Kirchner bailaba en Plaza de Mayo, murió gente en todo el país. Esto debe servir como punto de inflexión, como incentivo para que la ciudadanía se vuelva a comprometer con la sociedad en si, a través de la política. No puede volver a ocurrir.

Julio Picabea (h)
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Despido policial

Creo que a los policías que no salieron a defender a los ciudadanos en el momento de verdadero peligro que pasaba la sociedad en los últimos días hay que tratarlos como corresponde: como traidores y cómplices de los delincuentes y despedirlos armando a su vez una nueva fuerza policial. ¿Alguien puede imaginar un soldado que empieza a negociar su salario cuando empezó la guerra? ¿Qué se hace luego con estos cobardes? Se los juzga por lo menos, no se les perdona la traición y menos se les aumenta el sueldo. No dudo que la sociedad puede encontrar alguna forma de autodefensa en este tiempo transitorio hasta que se eduque el nuevo cuerpo policial con verdadera vocación al servicio de la comunidad. No corresponde mantener de nuestros impuestos a los vagos, traidores y delincuentes.

Ireneusz Zygmun
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Juicio político

¿No deberían los legisladores iniciar las acciones de juicio político al gobernador y a los funcionarios de seguridad, por incumplimiento de sus deberes y consiguiente abandono de persona?

Miguel Argañaraz
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Tejido roto

Se ha roto el tejido social en nuestra patria; una grieta se abrió en nuestra sociedad. Quiero hacer mención a dos pensamientos de compatriotas. Santiago Kovadloff expresó: “La violencia de abajo es reflejo de la violencia de arriba contra la República”. Y una frase que siempre recuerdo de Raúl Alfonsín: “La política sin dialogo es violencia”.

Augusto Fornaciari
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Fiestas sin alegría

Ya llegan las fiestas; ya amenazan nuevas violencias y saqueos. Veremos a la presidenta y a su ballet danzando nuevamente un falso himno, infamemente tocado por una murga, violando el decreto 10.302/44 (arts. 6 y 7). Y Alperovich seguirá marcando las casillas ‘no sabe, no contesta’, aunque brindando muchísima seguridad con sus ministros y otros colaboradores, todos muy eficientes. Y los ciudadanos del país llorarán sus pérdidas salvo los gobernantes, que contarán sus ganancias de la década. Y los falsarios de la realidad dirán que todo es una sensación, obra de corporaciones mediáticas. Argentinos, no debemos seguir soportando esto. Debemos hacer todo lo posible para que cambie, se vayan los malos y se recupere la dignidad de la República.

Jorge María Miranda
Corrientes 170
San Miguel de Tucumán

Festejo

La famosa frase: “Vamos por todo” ¿no es una clara invitación al saqueo? ¿Será por eso que festejaron?

Humberto Solá Cánepa
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Incitación a la violencia

En estos días, son una verdadera imprudencia las expresiones de la señora Trimarco, incitando a la violencia y la falta de respeto al Poder Judicial. Mi repudio a su soberbia y mi apoyo a la respuesta de los magistrados.

Francisco José Curia
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Nuestros políticos

Triste realidad la de nuestra Nación, con lo acontecido en los días pasados. No soy sociólogo y tampoco soy politólogo; soy simplemente un ciudadano más. Pero considero que los únicos culpables de lo sucedido son los políticos mal elegidos por nosotros en estos 30 años de democracia. Estos políticos se pasan de partido sin importar la plataforma que tengan (lo importante es lograr estar); y sus asesores son “punteros de profesión política” que están enquistados en los cargos existentes en todas las áreas de gobierno y no producen absolutamente nada; por el contrario, arruinaron el país con todos los planes creados con el argumento de la inclusión social y cuyo fin verdadero es comprar votos para ganar las elecciones. Son los mismos que destruyeron la cultura del trabajo. ¿Para qué trabajar? Si en grupos familiares existen tres generaciones que no saben lo que es trabajar y ni les cabe en sus cabezas intentar hacerlo; sólo llegan a juntar un monto de dinero mas alto que lo producido por un simple trabajo. Ningún saqueador es un trabajador. Un trabajador respeta y cuida su empleo y su empresa; como muestra la fotografía de una señora sentada en medio del caos de un supermercado asolado por los saqueadores, sumida en la tristeza y la impotencia.

Arnaldo Grosvald
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Barbarie y locura oficial

¡Ay Argentina!, pobre país. Nunca vi algo así. El 2001 fue nada al lado de esto. Ni en la peor época de la guerrilla vivimos tanto terror. La ciudad sitiada por barricadas con fuego en todas las esquinas. La población entera defendiéndose con palos, piedras, armas y cuanto elemento servía para protegerse de verdaderos ejércitos de delincuentes que circularon durante dos días arrasando con cualquier espacio vulnerable, mostrando lo mas bajo de la condición humana. Parece el libreto de un filme de catástrofe. La barbarie es el engendro de esta década formadora de millones de vagos mantenidos con los recursos de los pocos contribuyentes que quedan. Y, además, la droga como moneda corriente y los funcionarios corruptos -ahora devenidos en millonarios-, saqueando un estado enfermo que sólo se dedicó a esquilmar al pueblo laburante que seguirá pagando las consecuencias de tanta locura. La Presidenta y sus incondicionales aplaudidores estaban de fiesta en la Casa Rosada, mientras acá ardía la provincia sin posibilidad de acudir a nadie porque los propios policías “fogoneaban” a los delincuentes tras una vil lucha salarial. Las fotos muestran las armas de la incivilidad, los presos liberados, las motos y la barbarie. En tierra de nadie, vale todo. Con el mayor presupuesto de la historia, Tucumán, la tierra de grandes hombres de la historia y la cultura, exhibe hoy la decadencia intelectual y moral en su máximo nivel. Candidatos electos, engañando al pueblo que los votó, pues en realidad asume otro en su lugar. Con una sequía inédita, y la producción en sus niveles mas bajos, el ejecutivo nunca piensa en bajar el gasto; sólo aumenta los impuestos en este peligroso coctel. Políticos y policías mezclados en turbios asesinatos, drogas y negociados, mujeres masacradas por la violencia familiar, basura y desorden en todo lugar. Niveles de educación en caída libre, hospitales atestados de imprudentes e ignorantes de lo mas elemental para vivir en sociedad, el respeto por las normas de tránsito, educación, moral, buenas costumbres y sana convivencia. Este es el mayor logro del peronismo que tras décadas en el poder, consiguió destruir una sociedad en todos sus valores, obtener los mayores niveles de corrupción, brutalidad, ignorancia y adicciones, y logró que los delincuentes estén libres y los ciudadanos que pagan la fiesta estén tras las rejas. Sepa el pueblo elegir a la hora de votar y mantener la memoria sobre el accionar de estos traidores a la patria.

Pablo Cotella
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Saquear

Según el Diccionario de la Real Academia de Letras, la palabra saqueo significa acción o efecto de saquear. Y ésta designa a todo acto que consista en entrar en una plaza o lugar, robando cuanto sea o apoderarse de todo o la mayor parte de aquello que hay o se guarda en algún sitio. Vemos, entonces, que la definición de esta palabra bien puede aplicarse a quienes se acuartelan en dependencias públicas o privadas o espacios públicos y también a quienes, por ejemplo, casualmente están gobernando un país y se apoderan de todo o de la mayor parte de aquello que hay o se guarda en algún sitio, llámese por ejemplo reservas del Banco Central, fondos públicos de una provincia, bienes fungibles o bienes muebles que no son de su propiedad. En fin: no sólo saquean y son saqueadores los que nuestros medios muestran por estos días.

Alejandro Olmedo Zumarán
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Vergüenza nacional

La mayoría de las provincias sufrían vandalismo, destrucción y muerte. Y la máxima autoridad del país bailaba y cantaba acompañada de personajes de la farándula burlesca e inútil (con ingresos descomunales totalmente incomparables a los reclamados y a las condiciones de los empobrecidos sectores). El acto celebratorio de los 30 años de democracia tendría que haberse reducido a la austeridad de unas breves palabras presidenciales, condenando la situación, seguidas del Himno Nacional. Se ha enfrentado al pueblo contra el pueblo, se ha dividido a nuestra vapuleada tierra.

Máximo E. Valentinuzzi
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La fiesta de la democracia

Quiero expresar mi dolor por lo acontecido en nuestra provincia y en otras. Han sido días de furia y descontrol. Jamás había visto algo así, que ya no estaba dirigido en contra de un gobierno sino entre hermanos. A la señora Presidenta le digo que lo que vi de ella por TV me dolió más que todo. Mientras su pueblo sufría los saqueos, o la muerte de un familiar, usted bailaba el Himno nacional. Me pareció una total falta de respeto, sin ningún sentimiento por lo que su pueblo estaba pasando. Usted debió suspender toda esa fiesta y acompañar a su pueblo, que estaban envueltos en llamas.

Marina Delgado
Entre Ríos 904
San Miguel de Tucumán

La Argentina que queremos

Mientras Tucumán se desangraba en un clima de impotencia, dolor, bronca, miedo y angustia, me llenó de profunda tristeza ver, como argentina, la manera en que se festejaba en Buenos Aires los 30 años de democracia. Se bailaba y se cantaba junto a la Presidenta, que dijo: “En la Argentina se vive los 365 días del año en paz”. Ahora me pregunto: ¿dónde se escondieron nuestras autoridades? ¿Es paz lo que vivimos nosotros, los tucumanos? ¿Paz eran los tiros, las barricadas, los saqueos, la sangre en los rostros? ¿Esto es federalismo? ¿Formamos parte de esta querida Patria Argentina? Jesucristo, Señor de la historia, nos sentimos heridos y humillados.

Rosa Natalia Barrera
San Martín 186
Monteros
Tucumán

La máscara

Cuando se producen acontecimientos de esta característica, ¿cómo volver a confiar en quienes se deposita nuestra seguridad? Seguro que no se terminará la desconfianza. Con 30 años de democracia, que fue para fortalecer la vida de los argentinos, seguimos en crisis. Nuestros jóvenes descubrieron, ahora, que a esta democracia hay que alimentarla de honestidad, justicia, ética y todo lo que los ciudadanos aportan en beneficio de un futuro de grandeza. Cuánto daño se ha concretado. Lloramos mucho. Los argentinos no merecemos vivir de esta manera.

Carlos Rubén Ávila

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Crimen y saqueos

Hay, sin dudas, una alarmante proliferación del crimen, al margen de que los índices estadísticos muestren su aumento o alguna disminución. La actual generación está en deuda con el derecho. A través de los siglos se han ideado formas de controlarlo que han dado resultados más o menos satisfactorios. En la actualidad no se sabe, no sabemos, cómo se habrá de combatirlo para reducir su alarmante peligro sin crear un Estado policial ni afectar el derecho a la defensa ni la presunción de inocencia que protege, que debe proteger, a los criminales. La sociedad adopta criterios permisivos, rechaza la censura, favorece el hedonismo, abandona los altos ideales como programas de vida, se ríe de la pureza, se farsa de lo sublime, desconfía de los heroísmos, desecha los esfuerzos, se inclina hacia el jolgorio, elige lo fácil. Tomamos esas posturas porque se nos da la gana, porque estamos en nuestro derecho de hacerlo, porque cada cual tiene su criterio para elegir el camino hacia su felicidad; pero no debe resultar sorprendente que en la medida en que la humanidad desprecie las virtudes, proliferen los vicios, los delitos y los crímenes. No ha de ser casual. Hay demasiada pobreza, una pobreza acompañada de la desesperanza de conseguir un trabajo digno. La pobreza, la penuria extrema, el hambre, pueden llevar al robo, a ese tipo de robo que es plenamente justificado cuando tiene como objeto la supervivencia. Pero la ola criminal que se advierte, los saqueos indiscriminados, no parece responder a esas extremas necesidades, sino a la desaprensión, a la desvergüenza, a la falta de normas, al extravío, a la droga. La generalización de la pobreza, producida por el desempleo, puede influir, quizás, avivando la ola de asaltos y de crímenes. Pero los delitos no son acicateados directamente por la pobreza que se expande, sino más bien por la desesperanza, por la falta de perspectivas que exhibe la sociedad. Si un joven supiera que capacitándose, trabajando, accedería a un trabajo bien remunerado y seguro, a la casa propia, al matrimonio, a la familia sostenida con su esfuerzo, seguramente seguiría ese camino. Pero si a pesar de capacitarse tiene ante sí un horizonte de desocupación, de changas inseguras, de marginalidad, de orillar las profesiones dignas sin la seguridad de afirmarse nunca en ellas, es comprensible que las atracciones del buen camino sean desatendidas. Es fácil señalar a la pobreza como culpable de los delitos. Pero lo que más alarma es la proliferación del crimen en gente con medios de vida, el delito encarado por desapego a las normas tradicionales de conducta, los robos por las simples ansias de pasarla bien. Se podrían citar muchos casos notables de este tipo de delitos pero no vale la pena, porque bien los conocemos y los recordamos. Hoy lamentamos los saqueos y muertes en distintas provincias argentinas, en especial en Tucumán, que calo insondablemente en toda la sociedad. La culpa no es de la pobreza sino de la desfachatez, del hedonismo, de la trapacería. La legislación criminal cae en el ámbito de la nación. Sin embargo los legisladores provinciales algo podrían hacer para combatir el crimen, coadyuvando a la justicia y a la policía. Con ese objeto he propuesto crear una comisión Antimafia, comisión que en su oportunidad el cuerpo ha aprobado pero que los legisladores aún no han integrado. Yo estaba dispuesto para esta lucha. He hecho cuánto podía hacer en mi carácter de legislador. Se suponía que el ladrón se limitaba a llevarse dinero, o bienes de fácil transporte y venta. Ese asaltante profesional evitaba cometer violencias innecesarias, para no agravar su situación. Pero hoy estamos ante modalidades desconocidas, con bandidos que -sin motivos para odios ni furias- matan a sus víctimas, gratuitamente, “porque sí”, pareciera que llevados por su insensible desenfado o por la inconsciencia de la droga. Estos neófitos en el delito resultan los más peligrosos. Entre la gente cunde el criterio de que deben renovarse los códigos para que la delincuencia sea más castigada, para que el rigor de la ley proteja al inocente y conmine al malhechor. Los políticos estamos en deuda con la sociedad.

Jorge Lobo Aragón

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Registro de víctimas

Señor gobernador, usted es la máxima autoridad de la provincia y la Constitución le concede potestades para que tome cartas en los asuntos vinculados con los trágicos sucesos del 9, el 10 y el 11 de este mes, que alteraron la paz social de en la provincia. Por ello, exijo los pedidos de renuncia de los miembros del Gabinete provincial, involucrados todos en no saber, no querer o no poder aportar prevenciones y soluciones a la grave crisis institucional desatada. Recordemos que estos funcionarios fueron designados por usted y por decreto, no siendo elegidos por el voto popular, a diferencia de usted, que debe cumplir con la voluntad de las urnas. Es una responsabilidad aún mayor y con la cual estoy dispuesto a contribuir desde el espacio político opositor que es la UCR. Solicito también el pronto resarcimiento económico de los ciudadanos damnificados, tanto en la capital como en el interior de la provincia. Me refiero a familiares de víctimas fatales, heridos, dueños de comercios y de viviendas saqueadas, etcétera. La Secretaría General de la Gobernación debería crear un Libro Único de Registro de Víctimas. Los fondos que el Estado destine para tales fines podría obtenerse de una modificación de las partidas asignadas para el Presupuesto 2014. Por ejemplo, reasignar gastos en publicidad, pautas oficiales, viáticos, viajes, traslados, telefonía, comunicación, asesores y choferes de los tres poderes del Estado, como así también de los entes autárquicos y descentralizados de la provincia. Ruego a Dios una pronta solución para la ciudadanía. Aprendamos de estos graves errores cometidos. Construyamos juntos un verdadero Jardín de la República, con igualdad social y en un verdadero Estado de Derecho. Promueva nuevos dirigentes, con ideas innovadoras y con ganas de trabajar por el bien común. Erradique de una vez por todas los gobiernos de familias, las dádivas, la corrupción, la impunidad y el clientelismo político. Todo el pueblo se lo agradecerá.

Gonzalo Guerra
9 de Julio 144
San Isidro de Lules
Tucumán

Falsos juramentos

Quiero hacer llegar un pedido a los futuros gobernantes: nunca más pongan sus manos en la Sagrada Biblia, ni juren por Dios y los Santos Evangelios, ni tampoco por la Patria, que llegaron al poder para cumplir y trabajar por el bien común del pueblo que los voto. No lo hagan porque en ese mismo acto son conscientes de que no van a cumplir con lo que prometieron, que es lo que acostumbran hacer. Ahora, sigan disfrutando de sus lujosas vidas. Pero ya les llegará el momento de rendir cuentas a la Justicia Divina por sus falsos juramentos. Gracias a LA GACETA y a sus periodistas por haber informado todo lo que ocurrió.

Juan Carlos Monasterio
Pje. Fray Luis Beltrán 1.452
San Miguel de Tucumán

Confianza, dinero e inflación

Sin la primera palabra, las otras sufren transformaciones. El dinero, se deprime o lo que es lo mismo, se devalúa. La palabra inflación se infla, se descontrola y siempre termina como los globos que les venden a los pequeños. Volando alto, hasta desaparecer. ¿Cómo solucionar esto? Pregunta aparentemente difícil, que tiene respuesta clara y sencilla. Con un ejemplo podemos estimular la claridad de lo significante de una respuesta correcta. ¿Por qué desaprobaste la materia rendida? Una pregunta. Realizada con tono y connotación de estar dispuesto a recepcionar la respuesta, cualquiera sea. “No le dediqué el tiempo necesario”. Contestación sincera, sin trasladar la culpa del fracaso a nadie más. ¿Y ahora qué harás? “Lo que tengo que hacer es preocuparme más y estudiar hasta que esté seguro de que voy a aprobar”. Confío en que lo harás. En este momento argentino, una mirada de frente, a todos los habitantes, por alguien que pueda hacer un mea culpa, encarar una nueva etapa y prometer que hará lo posible por terminar con las deudas sobre coparticipaciones, falsos índices, mala distribución de su propaganda gubernamental, que tratará de pagar el 82% móvil a los jubilados, que terminará con negrear sueldos y terminará de cobrar ganancias a los jubilados, porque la fuente productora de ganancias ya no existe, sino que son sus ahorros y los de la masa salarial que si provee los fondos. Que otorgará un sueldo digno a los educadores de todo el país, y que democratizará los sindicatos para evitar la reelección indefinida. Todo esto y algunas otras cosas pendientes, harán sin duda que la confianza renazca, que nuestro peso vuelva a tener el valor del peso moneda nacional y entonces desaparecerá el miedo que impele a la inflación.

Carmelo Felice
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Nulidad del aumento

Alperovich debe dejar sin efecto el decreto del aumento a los policías. Si no lo hace, alguien debería pedir la nulidad del mismo, el antecedente la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final (el argumento fue la presión que ejercieron los militares aun en actividad sobre el presidente Alfonsín), seguidamente cesantear a todos los cabecillas responsables de poner en vilo al pueblo tucumano, convocar a un ministro que entienda de seguridad y abrir el dialogo social para consensuar que tipo de policía y pautas de convivencias son las que necesitamos en una sociedad democrática y plural. Al permitir el menoscabo de su autoridad el gobernador le hizo un gran daño a la sociedad toda que, pudiendo marchar a respaldarlo, tuvo que salir a protestar ante la inacción de las fuerzas insubordinadas y que encima reprimieron. La justicia, seguramente como siempre, tiene la ultima palabra.

Rubén Fernando Olmedo
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ACTITUD CIUDADANA

Lamentable la imagen de impotencia, de desorientación y de derrota del señor Gobernador. Una imagen muy distinta a la mostrada cada vez que los docentes pedimos un aumento, ya que nos descuenta los días de paros, con una decisión y resolución totalmente ausentes en esta oportunidad. ¿Será porque nosotros no usamos armas y no somos violentos, ni provocamos el caos? Por supuesto es irritante la situación de miedo, nervios, violencia, despojo, vandalismo, desprecio por las personas y sus bienes provocada por bandas de rapiña. Irrita aún más la actitud de las “fuerzas del orden”, cuya presión lindante con el salvajismo permitió que la comunidad tucumana sufriera y llorara sus pérdidas, en especial la tranquilidad y la seguridad. Irrita también la falta de autocrítica del gobierno que tiene como una de sus funciones las de prever y evitar situaciones de caos que puedan afectar al bien de la población. Cuestión que pareciera, no fue así, porque lo que sí se escuchó fueron lamentos posteriores. La realidad es que nos va a costar reconstruir la sensación de seguridad y confianza. Pero en todo el desorden vivido, es rescatable la actitud de todos los ciudadanos y vecinos que nos dimos cuenta que podemos cuidarnos, ayudarnos y defendernos, cuando el estado falta a su deber. Esta actitud de juntarnos y unirnos es una de las cosas positivas que tenemos que resaltar a pesar de todo. Actitud que los docentes tucumanos debemos aprender.

Hugo Marcelo Brito
Barrio Sutiaga M c Casa 23
San Miguel de Tucumán

La culpa es del Gobierno

Me lastima ver, leer y oir, la forma en la que habla la sociedad de la policía. En canales de televisión de otras provincias llegaron, incluso, a hablar de “maldita policía”. Como si los efectivos fueran culpables de la situación que pasamos días atrás. Aún así, comprendo a la comunidad: ellos no saben que, en la Institución, existe una disciplina que se llama verticalidad de mando. Una disciplina que nace desde el Ministerio de Seguridad. Tenemos un Ministro que no sabe nada de seguridad y deslindó la responsabilidad en un muchacho, el secretario. Pero no es lo mismo leer acerca de la seguridad en los libros, que poner esa misma seguridad en práctica. Y este secretario, a su vez, le pasó la responsabilidad a un chico que llegó a ser Jefe de Policía sin conocer la calle. A la calle no se la conoce desde un escritorio con aire acondicionado. La policía reprime cuando alguien imparte la orden. Porque el Cuerpo de Infantería está compuesto de un rango de mando inferior al del Jefe de Policía, Sub Jefe y Jefe de Unidad Regional. El pueblo no debe enfadarse con los policías. Ellos también son trabajadores como cualquier otro. Y, si no se conoce la realidad de esto, no se puede opinar. El gobierno de la Provincia, al grado del agente, le estaba pagando en negro la suma de $ 6.000, y el 20% que paga adelantado no es remunerativo. Si hubo errores el Poder Ejecutivo es el único responsable de esto. Sólo a él le cabe la culpa.

José Francisco Torres

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